Carlos Sánchez Reyes y Francisco José Alonso Rodríguez realizan la ofrenda floral ante el monolito en la plaza de Villalar. Carlos Espeso
Día de Castilla y León

Villalar deja de ingresar unos 80.000 euros por la ausencia de público en la campa, bares y tiendas

Los vecinos de la localidad vallisoletana recuerdan con añoranza el último día grande celebrado en 2019

Patricia González

Villalar de los Comuneros (Valladolid)

Viernes, 23 de abril 2021, 08:32

Desde hacía meses tenían claro que no podrían celebrar su fiesta grande. La ilusión por formar parte del V Centenario del Movimiento Comunero se fue disipando con el paso de los meses, con las continuas olas de contagios de la pandemia y las restricciones ... impuestas desde las diferentes administraciones. Pero esta semana, los más de 400 vecinos de esta pequeña localidad, viven un 23 de abril como cualquier otro día. Sin celebraciones masivas. Sin hacer un gasto extraordinario. Sin reuniones multitudinarias. Sin recorrer la campa y sobre todo con «mucha responsabilidad; ahora más que nunca tenemos que ser conscientes de la situación. Es preferible no hacer ni celebrar nada hasta que todo pase, la salud es lo principal», asegura la joven de 33 años y residente en la localidad, Teresa Negro Bueno, que al igual que muchos vecinos recuerda con añoranza el último Villalar, el de 2019, en el que vieron cómo las calles y plazas del municipio congregaban a más de 15.000 personas.

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En el recuerdo queda la imagen de familias y grupos de amigos sentados en torno a una gran mesa para disfrutar de la jornada o para recorrer las casetas, pasando por el monolito de la Plaza Mayor para contemplar las ofrendas florales. Las pañoletas moradas y los cánticos también estuvieron ayer ausentes. «No se puede hacer nada de nada a causa de la pandemia, es como cualquier otro día de la semana. Nos quedamos en nuestras casas celebrando nuestro particular Villalar con la familia con la que convivimos », explica José María Alonso Hermoso, que este año tampoco ha podido abrazar ni besar a sus amigos de Madrid y Bilbao. «No ha venido nadie, es algo que nos esperábamos. No nos pilla de nuevas y, si tengo que ser sincero, quizá el pasado Villalar lo pasamos peor por el confinamiento», agrega.

Dos vecinos en la calle que conduce a la plaza del municipio. R. Jiménez

El sentir general de los vecinos pasa por la aceptación de que no celebrarían este día, como asegura la propietaria de la única tienda de la localidad, Gema Carreño Lorenzo, que decidió no levantar la persiana de su establecimiento. Tiene claro que las pérdidas de este año «son iguales a las del pasado año; a pesar de que podría haber abierto por si acaso hubiera ambiente, la salud es lo primero. Tenemos que ser responsables con la situación y hacer un ejercicio de contención, ya que lo duro no es no poder abrir, sino morir por el coronavirus». Las que sí despacharon son las dos panaderías del municipio, aunque con «pocas expectativas de ventas», explica Margarita Ovejero García, quien en un año normal por estas fechas hubiera encendido el horno de su obrador a las doce de la noche del 22 de abril para trabajar a destajo y poder tener todo listo para el gran día de fiesta. «Siempre había mucha gente, se llenaba el pueblo y las ventas eran superiores a las de cualquier otro día», comenta Ovejero García, que además de asar, también elaboraba cajas de dulces típicos de la zona. Este año el 23 de abril ha sido «como cualquier otro día de la semana, no he vendido mucho más de lo habitual; muchos vecinos comentaban que no harían grandes cosas y se quedarían en sus casas».

En la imagen de arriba, exposición de figuras de plastilina en la iglesia. Debajo, a la derecha, José Carlos Vidal, del bar Estatus. A su izquierda, Margarita Ovejero, panadera.

Estos mismos motivos son los que esgrime el también panadero, David Laguna Jiménez: «Está siendo una semana de lo más normal, vendemos lo mismo de siempre y no tenemos pedidos extraordinarios como empanadas, asados o pizzas que hacíamos para la ocasión». Laguna Jiménez lamenta con resignación que «no se pueda hacer nada, pero es que es la situación que tenemos en estos momentos por el coronavirus; lo vivimos con resignación hasta que podamos celebrarlo en condiciones el año que viene».

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Bares con la clientela habitual

Este aguante estoico es el que mantienen los propietarios de los dos bares del municipio. Saben, desde hace meses, que la situación de la hostelería es «cada día más complicada, por lo que no es una sorpresa que no se haya podido celebrar Villalar», concreta José Carlos Vidal, propietario de uno de los dos bares. Respecto a las pérdidas económicas, argumenta que «las tendremos, pero llevamos con ellas desde el arranque de la pandemia».

A pesar de no tener contabilizado el impacto económico que el día de Villalar tiene en el municipio, el alcalde de la localidad, Luis Alonso Laguna, cifra el gasto medio por visitante en cuatro euros, cantidad que «hay que multiplicar por los más de 15.000 visitantes de media que teníamos».

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Las pérdidas son cuantiosas, ya que además de no tener ese contante goteo de visitantes, el Ayuntamiento también dejará de ingresar los cerca de 20.000 euros del convenio que tenía rubricado con la Fundación Castilla y León. «Al no poder organizar ningún tipo de acto no cobraremos la cantidad estipulada en el acuerdo, al igual que los agricultores que cedían sus terrenos para la celebración».

Desilusión

La suspensión de los actos del V Centenario ha supuesto una gran «desesperanza» y «desilusión» para Alonso Laguna. «Cuando entré como alcalde en el año 2011 tenía como objetivo el V Centenario para poder organizar una serie de actos, pero no hemos podido llevarlos a cabo por la pandemia. Es desilusionante, pero no podemos hacer otra cosa».

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Desde la administración local, el pasado año, cuando todos los vecinos estaban confinados en sus casas, se pidió que el Día de Villalar pusieran música tradicional para animar las calles. Y este 23 de abril, a modo de homenaje organizaron la pasada noche del jueves una vigilia comunera en las que se encendieron 3.000 velas, distribuidas por la Plaza Mayor y las principales calles del casco histórico. Las velas de Villalar no fueron las únicas, ya que otros Ayuntamientos como el de Segovia, Valladolid, Medina del Campo, Soria, Cabezón o Tordesillas también encendieron una vela en homenaje a los comuneros.

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