El sueño comunero de Torrelobatón
Villa estratégica ·
Este municipio vallisoletano de 400 habitantes acogió la única victoria de la revuelta, y de su castillo partieron las huestes rebeldes hacia la derrota definitiva de VillalarVilla estratégica ·
Este municipio vallisoletano de 400 habitantes acogió la única victoria de la revuelta, y de su castillo partieron las huestes rebeldes hacia la derrota definitiva de VillalarTorrelobatón es sinónimo de triunfo. De triunfo comunero. Desde este pequeño municipio partieron victoriosas las huestes de Padilla, una lluviosa mañana del 23 de abril de 1521. Iban hacia lo que consideraban la gloria y su victoria definitiva. Su destino era la importante ciudad de Toro, fiel a su causa. Su objetivo, restablecer la proporción entre los derechos del Rey y de los súbditos. Salieron triunfantes, con los ánimos elevados por la victoria reciente en una plaza tan importante como la de Torrelobatón. Pronto se les acabó la dicha. El camino por la senda del Hornija era un gran barrizal que dificultaba el transporte de la artillería pesada. Ese fue el primer presagio de lo que sucedería más tarde en Puente El Fierro, entre Marzales y Villalar. Allí fueron alcanzados por un ejército de 2.500 jinetes imperiales. Estos profesionales de la milicia lo tuvieron fácil contra la improvisada tropa que capitaneaba Padilla. La emboscada en Villalar se saldó con la muerte de entre 500 y 1.000 soldados comuneros y con la subida al cadalso, al día siguiente, de los cabecillas comuneros. Así se rubricó el desenlace de la Guerra de las Comunidades de Castilla.
Publicidad
¿Pero qué pasó en Torrelobatón hasta que tuvo lugar la gran derrota comunera? La villa vivía su época de mayor esplendor al poseer un importante mercado de cereales y ganado. Hasta el municipio llegaron procedentes de Valladolid los comuneros el 21 de febrero de 1521. 6.000 infantes, 600 caballeros y una potente artillería con las armas más modernas de la época tomaron la plaza, que era propiedad del almirante de Castilla, Alfonso Enríquez, el noble más fuerte de la Corona. A Padilla, Zapata y Juan Bravo, la villa se les antojó decisiva para los intereses de la comunidad, por su situación geográfica en un estratégico cruce de caminos entre Valladolid, Medina de Rioseco y Tordesillas. El ataque a Torrelobatón fue una sorpresa para el bando realista, pues lo que se esperaba era un asalto a la villa de Simancas.
El asedio tuvo lugar entre el 21 y el 25 de febrero. El pueblo, que era fiel a la causa realista, fue saqueado de forma cruel. Solo se salvaron las iglesias y el castillo, que resistió hasta que los comuneros amenazaron con ahorcar a toda la población. Con la rendición realista, los ánimos rebeldes se exaltaron. Pensaron que la suerte estaba de su lado; sin embargo, cometieron errores que les llevaron a la derrota en el campo de batalla. Los comuneros no supieron aprovechar la victoria, y en lugar de seguir emprendiendo nuevas acciones militares, optaron por esperar refuerzos en Torrelobatón. Pensaron que el triunfo en una plaza tan importante les daba más fuerza de negociación con los virreyes. El ejército del emperador Carlos tuvo tiempo para rearmarse y Padilla empezó a sentirse sitiado por el bando realista, que estaba asentado en Tordesillas y en Peñaflor.
Los refuerzos no llegaban y los recursos fueron mermando. Debido a la inactividad, muchos soldados desertaron cansados de esperar el sueldo y nuevas órdenes. Finalmente, el 23 de abril salieron de la villa por el arroyo Pocico. El ejército real, apostado en los pueblos del entorno, interceptó en Villalar a los milicianos comuneros, que no pudieron desplegarse. Y entonces llegó la gran derrota que todos conocemos y que se celebra cada año en este día.
La Guerra de las Comunidades tuvo graves consecuencias para la villa torreña. El 23 de mayo de 1521 el almirante de Castilla, su dueño y señor, ordenó que se contemplasen y evaluasen económicamente los daños sufridos. Él informó sobre las casas que fueron saqueadas y destruidas en su totalidad o en parte; muebles robados por los soldados; cosechas perdidas; trigo y vino almacenado e intervenido; el castillo que había sido incendiado, cuya reconstrucción costaría 536.885 maravedíes, más 379.160 maravedíes por las obras de albañilería; un molino saqueado, y los derechos señoriales intervenidos por los comuneros. La suma reclamada por el almirante ascendió a 14.683.217 maravedís, y fue exigida a las ciudades que habían aportado contingentes al ejército que atacó Torrelobatón, como fueron Zamora, Salamanca, Medina del Campo, Valladolid, Toledo, Segovia, Ávila, Madrid, Toro y León. La que peor parada salió en esta contienda fue la muralla que rodeaba la villa. Una muralla que el almirante no volvió a levantar. La mayor parte de la indemnización la destinó a recomponer el castillo, mejorar su sistema defensivo y hacerlo más ostentoso. Tal y como luce hoy en día.
Publicidad
L. N.
La Guerra de las Comunidades fue un episodio breve de la historia, pero muy importante, después del cual nada volvió a ser lo mismo. Tampoco para Torrelobatón, que era un enclave estratégico ya que desde la villa se controlaba el paso de lana del norte del Duero hacia las ferias de Medina del Campo, las más importantes de Europa. Tras la Guerra de las Comunidades, la villa entró en declive.
El castillo, baluarte de la Guerra de las Comunidades, durante décadas –en la segunda mitad del siglo pasado– fue utilizado como silo por el Ministerio de Agricultura. En abril de 2007 fue reconvertido en el Centro de Interpretación de los Comuneros, que es gestionado por el Ayuntamiento del municipio. La torre del homenaje y el adarve de la fortaleza acogen una exposición sobre los principales hechos y protagonistas de la época, cuyo principal objetivo es explicar al visitante de forma didáctica y fácilmente comprensible, el origen, las claves del movimiento comunero, sus implicaciones y sus consecuencias para la historia de Castilla y León.
En la planta baja se expone el contexto social, económico y político de la España y la Europa del siglo XVI. Varios mapas y un conjunto de paneles informativos sirven para detallar la rebelión en Castilla. En la primera planta, el visitante podrá conocer el papel que jugaron algunos de los protagonistas de este episodio histórico, como María Pacheco, Juan Padilla, Francisco Maldonado, Juan Bravo, el obispo Acuña y el condestable de Castilla. También se muestra un panel con las ciudades que se sumaron a la rebelión, la lista con los 290 comuneros que no fueron indultados, la represión y el destino que les aguardó a los principales protagonistas tras perder la batalla de Villalar, así como diversos textos e imágenes sobre las principales contiendas de la revuelta, como las acaecidas en Tordesillas, Torrelobatón y Villalar. En la planta varios paneles muestran los distintos criterios y pensamientos sobre el movimiento comunero a lo largo de la historia y un audiovisual enseña al público el poema 'Los Comuneros', recitado por distintas personalidades.
El castillo y su centro de interpretación son la joya turística de Torrelobatón. Cada año recibe una media de 8.000 visitantes, sobre todo procedentes de distintos puntos de la geografía española. La Asociación Cultural el Castillo del municipio organiza cada 23 de abril sus Jornadas Comuneras, que reciben miles de turistas y que recuerdan la importancia de la villa en este pasaje de la historia.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.