Un vallisoletano entre los científicos más importantes de la historia de España
Historias de aquí ·
Manuel Rico y Sinobas, una eminencia en física, matemática y medicina, fue profesor en la Uva y catedrático de Ampliación de Física de la Universidad Central y director de Observaciones Meteorológicas en el Real Observatorio Astronómico de Madrid
Ahora que la humanidad está tan preocupada por las consecuencias del cambio climático, las olas de calor, la sequía y los fenómenos meteorológicos sobrecogedores, ésta es una ocasión propicia para recordar a uno de los más ilustres vallisoletanos, aunque probablemente sea tan ilustre como desconocido: Manuel Rico y Sinobas.
Amén de las famosas Cabañuelas u otros medios ancestrales de predicción del tiempo, hay que decir que el conocimiento científico de las condiciones climáticas existe en Valladolid desde que en enero de 1855 la Universidad pusiera en marcha las primeras observaciones meteorológicas mediante un anemómetro, un pluviómetro y un termómetro. El Convento de los Agustinos, desde finales del XIX, también disponía de un completo observatorio del que El Norte de Castilla tomaba los datos para informar a sus lectores.
Volviendo a Sinobas, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) creó en 2013 una base de información accesible en la red para que cualquier persona pueda consultar los fenómenos atmosféricos raros y locales que producen en España. La denominó Sinobas, que es el acrónimo del Sistema de Notificación de Observaciones Atmosféricas Singulares. Se trata de un homenaje al segundo apellido del citado personaje. Nacido en Valladolid en 1819, es uno de los expertos que más contribuyó a que la meteorología se convirtiera en una ciencia. Se le considera un precursor de la detección del cambio climático y defendió la importancia de estudiar y conocer el clima por ser clave para la agricultura y la salud de las personas.
Manuel Rico y Sinobas realizó estudios muy detallados de las causas de las ausencias pertinaces de lluvia y de las formas de remediarlas, especialmente en Murcia y Almería, y dejó dicho que «la sequía se convierte en una de las principales adversidades que podemos sufrir», refiriéndose a la Península Ibérica. En el estudio sobre este fenómeno en Murcia y Almería incluyó una relación de todas las sequías las ocurridas en España a lo largo del último tercio del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX.
Entre el caudal de datos y estudios que llevó a cabo podemos citar casos tan curiosos como una recopilación de las auroras boreales observadas en España en el siglo XVIII y parte de XIX o el huracán que pasó sobre una parte de la Península Ibérica el 29 de octubre de 1842. A ellos hay que añadir las investigaciones realizadas sobre las causas de los fenómenos meteorológicos, la clasificación climática de España, la organización y gestión de la red de observatorios astronómicos, la radiación solar, la importancia del viento para el mejor conocimiento de los fenómenos, la búsqueda de las aplicaciones prácticas para la agricultura del estudio de los fenómenos atmosféricos, etcétera.
Dejó cientos de artículos, conferencias y libros, algunos sin publicar como el manuscrito que guarda el Archivo Histórico de la Universidad de Valladolid sobre los observatorios que convendría instalar en España para el estudio de la meteorología.
Rico y Sinobas se formó en Valladolid y fue una auténtica eminencia en física, matemática y medicina. Ejerció de profesor de Aritmética y Álgebra y de Física Superior en la Universidad de Valladolid y, en 1853, con treinta y cinco años cumplidos, marchó con su familia a Madrid para tomar posesión de la Cátedra de Ampliación de Física de la Universidad Central y, al mismo tiempo, ocupar el puesto de director de Observaciones Meteorológicas en el Real Observatorio Astronómico de Madrid.
Aunque residía en la capital, siguió ejerciendo la docencia en Valladolid, ciudad que visitó con mucha frecuencia y en la que uno de sus tres hijos, Ángel, era catedrático de Derecho Político y Administrativo en la Universidad, y luego en la de Barcelona.
Manuel Rico, en su amplísima cultura, abordó materias muy diversas: coleccionó toda clase de instrumentos y otros objetos relacionados con la ciencia e incluso con las armas, y también mapas, planos y atlas. Se convirtió en un experto bibliográfico y formó una inestimable biblioteca de libros impresos entre los siglos XIV y XIX. La mayoría de estos objetos han engrosado las colecciones que se conservan en el Museo Arqueológico Nacional, la Biblioteca Nacional y el Centro Geográfico del Ejército. Sus conocimientos de arte hicieron que, cuando en 1841 se fundara el Museo de Escultura y Pintura de Valladolid, fuera uno de sus principales colaboradores. Y por sus indagaciones en prácticamente todos los campos del saber, incluidas las artes y la filosofía, fue nombrado miembro de varias academias.
Falleció en Madrid en 1898 y es, sin duda, uno de los más importantes científicos españoles de todos los tiempos. En el año 2003, la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Valladolid, con la colaboración de Caja Duero, rindieron justo homenaje a Rico y Sinobas mediante una exposición en el Museo de la Pasión con el título 'Una memoria recuperada'.
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