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La sala Ambigú de Valladolid, el impulso del teatro de vanguardia, por Jesús Anta en El Cronista

La sala Ambigú, el impulso del teatro de vanguardia en Valladolid

Historias de aquí ·

Este mítico espacio cultural nació en 1989 y cerró sus puertas en 2011

Jesús Anta

Valladolid

Jueves, 2 de febrero 2023, 00:05

La sala Ambigú de Valladolid fue un referente del teatro de vanguardia a lo largo de sus dos décadas de existencia. Como relata el propio Javier Martínez, 'Varillas', que dirigió aquella aventura –libro «Vida y teatro: una conversación con Javier Martínez» de Julio Martínez-, todo comenzó en una reunión en 1984 celebrada en Madrid entre el Ayuntamiento de Valladolid –representado por el concejal de Juventud Carlos Daniel Casares y él mismo-, y representantes de diferentes ministerios. Se constató la existencia de espacios inutilizados pertenecientes a diversas administraciones y se vio la posibilidad de ocupar una gran sala que había en el Instituto Núñez de

Arce (1969) que estaba pensada para salón de actos pero que hasta entonces no era más que un espacio vacío, sin ensolar ni enlucir, sin iluminación y sin servicios.

Anuncio publicado en el Norte de Castilla de la primera representación en la sala Ambigú.

Eran tiempos en los que Valladolid carecía de un espacio escénico que diera cabida a espectáculos de medio formato, experimentales, de nuevos lenguajes, que no tenían acomodo en los teatros convencionales de la ciudad. Propuestas escénicas pensadas especialmente para un público joven.

Así que se apreció que aquella sala del Núñez de Arce era apropiada para ese nuevo teatro. El Ayuntamiento acometió el remate de su construcción y la dotó de camerinos y medios técnicos (iluminación y sonido) hasta lo que dio de sí el presupuesto para convertirla en una sala de teatro con capacidad para 275 localidades. La programación excluyó los meses de verano, por lo que la temporada comenzaba hacia septiembre y terminaba en junio. Se la bautizó con el nombre de Ambigú y se inauguró el 27 de diciembre de 1989, con la obra «ETC, ETC» del entonces joven, y ahora famoso actor, Karra Elejalde. Esto ya dio una idea de la apuesta fresca y alternativa que siempre caracterizó a Ambigú. Entre semana la sala la utilizaba el alumnado del Instituto, tanto para salón de actos como para gimnasio.

Sala Ambigú.

Aquel espacio ofreció espectáculos, a un precio muy asequible, que hablaban de los nuevos tiempos con sus propias herramientas escénicas. La oferta funcionó y se fue haciendo con un público que habitualmente no entraba en los teatros de gran formato y que, sin embargo, acudía semana tras semana a la sala muchas veces sin saber qué espectáculo vería, pero seguro de que lo que iba a ver como mínimo no le dejaría indiferente. Un público que no se dejaba llevar por los famosos, sino por propuestas contemporáneas alternativas. Con frecuencia los críticos teatrales publicaban sus crónicas indicando que la sala estaba llena al completo.

Ambigú tuvo notable prestigio fuera de Valladolid, del que las compañías, grupos musicales y cantantes nacionales e internacionales que pasaron por aquí (La Abadía, La Zaranda, Animalario, etcétera) daban noticia más allá de las fronteras locales.

Vestíbulo de la sala Ambigú. Luis Laforga

Ambigú pasó a formar parte de la Red de Teatros de Castilla y León, y también acogió actuaciones de la programación del Teatro de Arte de Calle (TAC) cuando comenzó su andadura en el año 2000. Mientras duró, incluía espectáculos de la Muestra Internacional de Teatro y Danza (1979-1999), además de actividades de Carnaval.

Los días 4 y 5 de junio de 2011 Ambigú ofreció el último espectáculo, a cargo de Cuarteto Teatro. Representaron Pedro y el capitán, una obra dramática del uruguayo Mario Benedetti escrita en 1979: un tenso diálogo entre víctima y verdugo que se desarrolla en una sala de interrogatorios. Fue una despedida sin ninguna ceremonia ni formalismo protocolario ni presencia institucional. Y el pretexto para su cierre que adujo el gobierno Municipal fue que el Lava (Laboratorio de las Artes de Valladolid) ya recogía el espíritu que impulsó la creación de Ambigú.

Javier Martíntez, 'Varillas'. Henar Sastre.

Ambigú abordó todos los géneros musicales y teatrales, como el flamenco, los ritmos y músicas africanas, el teatro clásico, el teatro más vanguardista, el bunkaru –una milenaria tradición marionetística japonesa caracterizada por el gran tamaño de las muñecas-. Pasaron por la sala actores, directores y compañías con propuestas novedosas: Lluis Pasqual, Teatro Corsario, Académica Palanca, Animalario… Dramaturgos y textos que llevaban la firma de Jean Cocteau, Rimbaud, Mayakovsky, León Felipe, etcétera.

De Ambigú, el crítico teatral Fernando Herrero, escribió en el año 2000 que la sala llevaba acogiendo espectáculos diferentes, y dramaturgias y puestas en escena arriesgadas que la habían conferido una entidad que era necesario conservar. Un consejo que no prosperó.

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