La tarea de las fuerzas de orden público era puntillosa. Tediosa también, desde luego, pero muy relevante cuando se trataba de requisar propaganda clandestina contra la dictadura franquista. Porque también en el Valladolid de los años 50 y 60 menudeaban las hojas ciclostiladas, los carteles ... y las pintadas contra Franco y sus ministros. El cometido de la policía y de la Guardia Civil era requisarlas, indagar su paradero, buscar a sus autores e informar puntualmente al gobernador. Gracias a ello disponemos de ejemplos numerosos que pueden consultarse en el Archivo Histórico Provincial.
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Veamos. A finales de mayo de 1956, hace justamente 66 años, propaganda clandestina incautada por los guardias de las fábricas de NICAS y ENDASA condujo a la detención de Nicasio Gutiérrez Gutiérrez cuando se dirigía por la carretera de Cabezón. «Interrogado convenientemente», confesó que la había copiado él mismo después de escuchar Radio España Independiente, más conocida como La Pirenaica, la emisora creada por el Partido Comunista para arremeter contra la dictadura del general Franco.
Al mes siguiente era un discurso del socialista Indalecio Prieto, publicado en la prensa extranjera, el requisado por la policía en varias zonas de la ciudad y en localidades como San Pedro de Latarce, mientras que un año después las fuerzas de orden público hallaban varios ejemplares de El Socialista y un llamamiento de la UGT y de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) contra la represión a sindicalistas españoles. De hecho, ese mismo año de 1957 se repartieron por las calles de Valladolid varias hojas que, al llamamiento de «¡Vallisoletanos!», pedían la amnistía para los presos y exiliados políticos.
Mayor preocupación generó en el gobernador lo ocurrido en enero de 1961, cuando las fuerzas policiales hallaron pintadas en la calle de Panaderos, en la pared del garaje Collantes, en la calle de Navarra y en el Paseo de España con un «Muera Franco» y una hoz y un martillo dibujados. Por si fuera poco, un año antes, con motivo de la festividad prohibida del 1º de Mayo, las organizaciones católicas obreras repartieron un llamamiento muy crítico con el sindicato vertical y con la política económica del Régimen.
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Una política económica que los ministros tecnócratas estaban intentando modernizar según parámetros europeos pero que, a la altura de 1962, estaba causando estragos en las clases populares. De ahí la hilarante esquela hallada por la Guardia Civil el 20 de julio de ese año, puntualmente requisada por considerarla frontalmente contraria a los intereses del gobierno. Apareció en un banco del Campo Grande y su tono era más que jocoso. De hecho, estaba dedicada a la muerte de alguien muy especial, ni más ni menos que «Don Aumento de Sueldo».
Merece la pena reproducirla. Llevaba por título «Esquela de defunción del salario» y comenzaba de esta manera: «RIP. Rogad en caridad por el alma de: Don Aumento de sueldo de edad muy avanzada, desaparecido en España víctima de Doña Subida de Precios, la cual conducía su vehículo con aterrada velocidad. Su afligida esposa Doña Modesta Paga, hijos Don Anticipo, Doña Deuda, Doña Exigua Paga Extraordinaria, y Doña Vergüenza (ausente), hermanos políticos Doña Necesidad Imperiosa y Doña Esperanza Frustrada, primos los Empleados Productores y demás familiares. Suplican un piadoso recuerdo, lamentaciones y ayuno forzoso, rogándoles asistan a la conducción del cadáver desde la casa mortuoria, Ministerio del Trabajo, hasta el cementerio La Esperanza (Delegación Nacional de Sindicatos). NOTA: Varios excelentísimos señores han concedido 'muy buenas palabras en forma acostumbrada'».
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Haciendo gala de una punzante ironía, el autor de la esquela anunciaba la concesión de 300 días de indulgencia rezando la siguiente oración: «Padre nuestro Franco, que estás en la higuera, santificado sea el pan blanco. Venga a nos el aceite que se están llevando, hágase tu voluntad y no de Ullastres [en referencia al ministro de Comercio] y acoge en tu próximo presupuesto a tu siervo Aumento de Sueldo. Perdónanos nuestras deudas que van aumentando; así como perdonamos a los que nos están robando. No nos dejes caer en la tentación de buscarnos «Modus Esperandi» para ir tirando y líbranos de tanto mangante que nos están explotando». Y finalizaba, eso sí, con una advertencia: «No se reparten esquelas... hasta ver el nuevo presupuesto del Estado. La familia no recibe a los acreedores».
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