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H. Sastre
Nos estamos recuperando
Tiempos modernos

Nos estamos recuperando

La actual lluvia de millones que está sirviendo para financiar montones de proyectos contrasta con lo que ocurría en aquellos lejanos tiempos de mediados del siglo pasado cuando nadie osaba hablar de catástrofes

Paco Cantalapiedra

Valladolid

Sábado, 11 de noviembre 2023, 00:23

A riesgo de equivocarme creo que están entrando en España decenas de millones de euros aportados por la Unión Europea para aminorar los efectos de la catástrofe provocada por la covid, que fue gorda. Si las noticias que se publican son ciertas nos estamos beneficiando de un plan que han bautizado como Fondos Next Generation, un 'Mecanismo de Recuperación y Resiliencia', que según el Diccionario de la Academia es la «Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos». Por lo que tengo leído, el fondo en cuestión supera los 720.000 millones de euros de «subvenciones y préstamos para apoyar reformas e inversiones en los Estados miembros de la UE». La prueba de que el maná está llegando a todas partes es que he pillado un enlace que asegura que el Ayuntamiento de Pucela ya está gestionando casi cuarenta y dos millones de pasta europea, a los que el Consistorio ha añadido de nuestro bolsillo otros veintitrés.

Si me he fijado en estas 'pequeñeces' es porque con frecuencia se publican anuncios de obras recordando que las mismas se han hecho gracias a los Fondos citados. Como los alcaldes no suelen dar puntadas sin hilo, el anterior regidor don Óscar Puente (que es el que estaba al mando cuando empezó a llegar el maná) primero sacó pecho de lo bien que lo estaba haciendo la plantilla municipal a la que agradeció el curro extra que se les vino encima, y luego recordó que la Unión Europea está dispuesta a soltar perras pero imponiendo «exhaustivos procedimientos, controles y auditorías» imprescindibles para garantizar que los euros llegan a donde más se necesitan.

Lo que parece bastante claro es que en esta ciudad como en tantas otras el Plan de Recuperación está sirviendo para acometer proyectos que difícilmente se habrían ejecutado de no ser por el pastizal europeo y porque los ayuntamientos se han rascado el bolsillo. Como nadie da dinero a lo tonto, tengo entendido que la UE obliga a informar a los ciudadanos de que cualquier obra acogida al mismo se ha hecho gracias a los Fondos Next Generation, que traducido al cristiano quiere decir Próxima Generación, lo que indica que están pensados más en el futuro que en el presente.

Otra cosa bien distinta es que todos los proyectos presentados tanto en Pucela como en el resto de España estén plenamente justificados y sean indispensables para mejorar la vida de la ciudad y de los que vivimos en ella. No digo yo que en el caso de Valladolid sobre ninguno, pero dudo que sin el empujón europeo hubieran salido adelante planes como la «Mejora de la accesibilidad y fomento de itinerarios peatonales con actuaciones de movilidad vertical»; la «Implantación de medidas de movilidad sostenible al trabajo: Actuaciones llevadas a cabo en núcleos urbanos para adaptar movilidad en un escenario de nuevas exigencias derivadas del periodo post covid-19»; o la «Evolución tecnológica del Centro de Proceso de Datos e infraestructura municipal, migración de servicios a la nube e impulso al puesto de trabajo inteligente». Aunque solo sea para demostrar que la solidaridad europea sirve para todo, el último proyecto en sumarse al maná es uno destinado a la «detección precoz del cáncer de útero». Resumiendo: que los fondos más famosos de las últimas décadas lo mismo ayudan a implantar un «nuevo sistema público de alquiler de bicicletas» que a poner en marcha un «Plan de sostenibilidad turística-Valladolid ciudad creativa», que ignoro en qué consiste y no me importaría morirme sin haberlo descubierto, porque lo que importa es que llegue parné de fuera, que ya sabremos gastarlo como mejor proceda.

Bienvenido, míster Marshall

Tomando un cafelito con los colegas de mi antiguo barrio, el primero en poner en solfa este despliegue económico es Luis el Cagueta que dice dudar «que esos europeos que no viven en España sean tan primos que se fíen de nosotros, que llevamos siglos dando sablazos y tirando la pasta como si fuera confeti». Cuando interviene Nacho de la Calle, colega de baños prohibidos en el Canal de Castilla, lo hace para defender lo que él llama «nueva cultura española, más solidaria y comprometida que la de nuestros antepasados, que solo pensaban en sacar perras en plan Bienvenido Míster Marshall». Llegados a este punto, ninguno de los presentes fuimos capaces de recordar cuánta pasta dejó aquel 'regalo' americano y la inagotable picaresca de nuestros paisanos (de entonces y de ahora) para extraer leche de una piedra.

La actual lluvia de millones que está sirviendo para financiar montones de proyectos contrasta con lo que ocurría en aquellos lejanos tiempos de mediados del siglo pasado cuando nadie osaba hablar de catástrofes, salvo que fueran muy grandes, seguramente porque al Caudillo no le gustaba que le amargaran el día con desgracias ajenas. No obstante, cuando la cosa era muy gorda saltaba a los medios informativos, donde funcionaba la censura como un reloj. Cuando la cosa se ponía fea de verdad era prácticamente imposible tapar las consecuencias de la misma porque las noticias que no se publicaban en España se escuchaban arrimando la oreja a la emisora Pirenaica o intentando conectar con la familia afectada.

Pero incluso sin necesidad de radio pudimos contemplar con nuestros propios ojos las dos o tres riadas históricas del Pisuerga, un río tranquilo que nos ha dado más de un susto. Servidor, sin ir más lejos, recuerda perfectamente cuando sus aguas desbordadas llegaron a inundar el Parque del Poniente, o cuando las autoridades prohibieron cruzar el Puente Mayor más de dos personas a la vez. Y mientras la censura funcionaba a todas horas, la radio oficial seguía hablando de «normalidad» y ofreciendo su sección de 'Discos dedicados y del oyente', que muchos habríamos cambiado gustosos por estos fondos de ahora, gracias a los cuales nos estamos recuperando. Así que imitando a Lolita Sevilla (la de 'Míster Marshall') cantemos todos juntos: «Europeos vienen a España con un pastón / gracias por todo y viva la madre que os parió».

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