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Viviendas en Puente Duero a principios de los años 50 del siglo XX. ARCHIVO MUNICIPAL
Y Puente Duero perdió la 'independencia'

Y Puente Duero perdió la 'independencia'

La anexión a Valladolid, aprobada por el Ministerio de la Gobernación en diciembre de 1959, fue acogida por los vecinos con una mezcla de tristeza y esperanza

Martes, 14 de enero 2020, 06:57

«Habrían bastado unas 250 hectáreas para que el pueblo continuara siendo una entidad libre». Era el lamento de uno de los 1.000 vecinos de Puente Duero al saber, hace ahora 60 años, que aquel «pueblecito» singular pasaba a convertirse en un barrio de Valladolid capital. Era el 16 de enero de 1960. Pero el vecino en cuestión también albergaba esperanzas en un futuro más halagüeño merced, precisamente, a la recién estrenada integración, le confesaba a Antonio Hernández Higuera, periodista de El Norte de Castilla.

Que la situación de Puente Duero era bastante peculiar lo resaltaba el propio Hernández Higuera al recordar que ya en el año 1500, sus vecinos habían solicitado al Rey, sin suerte, que les concediese un término municipal. Una petición sobre la que volverían de manera recurrente y que siempre les sería denegada. A esas alturas de los años 50 del siglo XX, Puente Duero era considerado «un pueblecito» situado a 14 kilómetros escasos de la capital vallisoletana, caracterizado sin duda por su puente medieval sobre el río Duero, pero también por su «principal y casi única calle, enmarcada por espléndidos y extensos pinares», y por el grupo de viviendas construido por la Obra Sindical del Hogar en el acceso por la carretera de Valladolid.

También llamaban la atención la nueva torre de la iglesia parroquial, aún sin terminar, para la que habían contribuido los vecinos y el municipio vallisoletano, y el viejo caserón que hacía las veces de Casa Consistorial, «un edificio abandonado y sin excesivo interés por restaurarle teniendo en cuenta lo incierto que resultaba el porvenir municipal de Puente Duero». Las voces pidiendo la concesión de término municipal resonaron en la sesión del Ayuntamiento de Valladolid celebrada el 29 de mayo de 1957. Dos años antes, concretamente el 26 de mayo de 1955, había sido designado alcalde de Puente Duero el joven labrador Daniel Casero Arroyo.

Fue él quien, en nombre de su Ayuntamiento, elevó una petición al municipio vallisoletano para que se le concediese unos terrenos del «monte de Antequera y del Esparragal», pues, según le había notificado el Ministerio de Gobernación, sumando otras 250 hectáreas podían conseguir el ansiado término municipal. En caso de no lograrlo, pedía que «al menos se le otorgara la anexión a la capital, dando fin a tan enojoso asunto». En dicha sesión del 29 de mayo de 1957, el concejal Arribas Sanz terció en el asunto señalando que «no hay justificación histórica que demuestre la existencia de este Ayuntamiento, que durante bastante tiempo fue zona unida a Valladolid. La solución sería la incorporación de la villa a la ciudad, y por eso cree necesario que la Comisión de Gobierno ponga en marcha el expediente que logre dicha aspiración».

Aunque José Luis Gutiérrez Semprún, alcalde en ese momento, se comprometió a estudiar el asunto, todavía en marzo de 1958 éste seguía generando debates entre los concejales de la Corporación vallisoletana. La decisión definitiva se avanzó el 19 de noviembre de 1959, cuando el Consejo de Ministros aprobó la incorporación a Valladolid. Al mes siguiente, el BOE publicaba el decreto firmado el 3 de diciembre por Camilo Alonso Vega, ministro de la Gobernación, que lo corroboraba: «Instruido expediente para resolver la anómala situación del Municipio de Puente Duero, que carece de término municipal y cuyo casco urbano está enclavado dentro del término de Valladolid, quedó acreditado que la solución más aconsejable para el asunto era la incorporación del Municipio de Puente Duero al de Valladolid, cuya potencialidad económica permitiría atender desahogadamente los servicios de aquel Municipio, habiéndose pronunciado en unánime sentido favorable a la anexión las autoridades y Organismos provinciales», comenzaba el decreto que disponía la incorporación.

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Arriba, escuela de Puente Duero en los 50; abajo una casa en la calle principal y el alcalde Daniel Casero. AMVA

Los vecinos de Puente Duero recibieron la noticia con sentimientos encontrados. Si bien una parte del vecindario, con el alcalde Daniel Casero a la cabeza, confiaba en que la anexión abriría perspectivas halagüeñas y colmaría las necesidades más urgentes de la localidad, otros lamentaban «perder su personalidad jurídica» y no haber obtenido las hectáreas suficientes para ser «una entidad libre». Incapaz de afrontar las cuestiones pendientes con un presupuesto de apenas 120.000 pesetas, Casero desgranaba las tareas más acuciantes: un teléfono, que ya le había sido prometido por la Diputación Provincial; que el coche de línea encargado del servicio desde Valladolid al Pinar de Antequera, de la empresa Carrión, lo alargara hasta Puente Duero; labores urgentes de saneamiento en zonas asediadas por charcas y basuras; obras de alcantarillado y, finalmente, aumentar el alumbrado público. Otros vecinos incluían la construcción de dos escuelas a sumar a las ya existentes.

El acto oficial de anexión se celebró en la tarde del jueves, 11 de agosto de 1960, en la «Casa-Ayuntamiento» de la localidad. Firmaron el acta Tomás Bulnes, alcalde accidental de Valladolid, y Daniel Casero, último regidor de Puente Duero, a quien acompañaban en los cargos de responsabilidad el secretario José Rey Canosa, el juez César Navarro Prieto, el párroco Teófilo Olmedo Sanz, el médico titular Pedro Molina González, y los maestros Baltasar Santos Martín y María Lourdes Alonso Prieto. Bulnes les prometió que el Ayuntamiento vallisoletano atendería «todas las necesidades del barrio», pero, eso sí, sin prisas: «Tened presente que no os incorporáis a un Municipio rico. Por tanto, la solución de dichos problemas no podrá ser todo lo rápido que desearíamos», les advirtió. El acto terminó poco después de las nueve de la noche, tras una sencilla degustación de cerveza, «vino del país y los típicos mantecados». La primera visita oficial a Puente Duero por parte del alcalde de Valladolid la realizó Santiago López González el 17 de noviembre de 1961.

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