Un pueblecito a las afueras de la ciudad

El arquitecto Julio González Martín, autor de la memoria fechada el 15 de noviembre de 1949 sobre las 191 viviendas proyectadas, que muy pronto darían lugar a la barriada bautizada como el ministro falangista, apuntaba a la escasez de viviendas como factor principal de su creación: ni siquiera las 1.000 construidas por el Instituto Nacional de la Vivienda, ni las de la RENFE, ni tampoco las del Patronato de Casas Militares eran suficientes, indicaba en una memoria que puede consultarse en el Archivo Histórico Provincial.

Eso sí, las del Barrio de Girón tenían una peculiaridad de origen: habían sido proyectadas para gente humilde, obreros en su mayoría, «clase menos dotada económicamente», familias de 6 personas pero también otras que no precisarían más de dos dormitorios.

Lo cierto es que los informes enviados a Madrid por los responsables provinciales alarmaron al mismísimo Girón. Para afrontar este problema existían dos órganos oficiales: la Obra Sindical del Hogar, cuyo origen se remonta a la Obra del Hogar Nacional-Sindicalista creada en 1937 por Girón y Dionisio Ridruejo, y el Instituto Nacional de la Vivienda. Más adelante se crearía el Ministerio de la Vivienda. El interés directo de Girón en el asunto le llevó, a principios de 1950, a entablar conversaciones con la Alcaldía. Enseguida prometió la construcción de 700 viviendas. Siguiendo esa idea de construir un pueblo en la ciudad, se barajaba como lugar preferente la zona más alta del barrio de La Victoria, junto a la carretera de León, la llamada Cuesta de la Maruquesa. Surgió así la idea del Barrio de Girón, proyecto elaborado de una sola vez en 1950, inaugurado oficialmente en 1955, terminado de ocupar en 1962 y cuyo presupuesto final ascendió a 57.822.873 pesetas.

Alertado por las presiones de Girón, en la sesión de 13 de junio de 1950, el Ayuntamiento de Valladolid acogió las palabras del alcalde, José González Regueral, sobre la urgencia de construir nuevas viviendas y adquirir a tal efecto algunos terrenos. Aprobada la propuesta el 21 de junio, el 7 de julio aparecía publicado en el BOE el decreto firmado por Girón, que declaraba urgente la construcción de viviendas protegidas en Valladolid, y el 26 de mayo de 1951 lo anunciaba el Boletín Oficial de la Provincia. Así se inició el procedimiento expropiatorio que dio lugar a la compra, por parte del Ayuntamiento, de 18 fincas situadas junto a la cuesta de las Contiendas, en los pagos de Tejahierro y la Perrera: era una zona desierta (desde Huerta del Rey, como señalan los coetáneos, no había nada) que formaba una superficie de 255.612 m², al oeste de la ciudad, reducida posteriormente a 250.621,22 m².

La delimitación exacta del Ayuntamiento indicaba que los terrenos expropiados limitaban al norte con las propiedades de Eusebio Alcalde, Compañía de Jesús y Emilio Molina; al sur, con la finca de la Diputación Provincial; al este con las propiedades de la Compañía de Jesús, José Vidal, Ángela Lajo y camino del Caño Morante; y al oeste con el Camino de los Cerros y finca de la Diputación Provincial. El Ayuntamiento abonó un total de 1.076.454 pesetas.

En un principio fue la Obra Sindical del Hogar, organismo oficial dependiente de la Secretaría del Movimiento, la que comenzó a gestionar la expropiación de los terrenos y la ejecución del Barrio. De hecho, lo primero que hizo el Ayuntamiento de Valladolid fue proceder a la cesión gratuita a la OSH de las fincas expropiadas. Sin embargo, tras una conversación del arquitecto Ignacio Bosch con Federico Mayo, director general del Instituto Nacional de la Vivienda (organismo dependiente del Ministerio de Trabajo, cuyo titular era Girón), este se ilusionó con el tema y, consciente del interés expresado por el ministro Girón, se apropió de la idea. En Consejo de Ministros movió la expropiación inmediata de las fincas que faltaban y todas ellas pasaron al INV.

La obra fue realizada por los arquitectos Ignacio Bosch Reigt y Julio González Martín. El primero residía en Gerona y era arquitecto de la OSH, mientras que Julio González, residente en Valladolid, era delegado provincial del INV. De hecho, se ha señalado que la experiencia de Bosch en Gerona, sobre todo en la construcción del barrio de San Narcís, fue determinante para la labor conjunta desarrollada en el Barrio Girón.

Como era habitual en la época, la construcción se otorgó mediante pública subasta de «723 viviendas protegidas, iglesia y centro rectoral, grupos escolares y centro sanitario». Más adelante se erigirá el Hogar del Productor. El contratista fue Pedro Funcia Gómez, de Zaragoza. El presupuesto inicial, de cerca de 45 millones, ascendió más tarde a 50,9 y, finalmente, a 58,9 millones. La obra se inició rápidamente pero la entrega no comenzó hasta 1955. Duraría hasta 1960. En efecto, si en aquel año se entregaban las primeras 198 viviendas, en 1956 se hizo lo propio con otras 149.

Eso sí, la propaganda franquista se volcó en el acto de entrega de las primeras 168 viviendas, celebrado el 22 de mayo de 1955. «Una nueva victoria en la batalla española contra el problema de la vivienda», señalaba El Norte de Castilla. Casas molineras, cal y tejas, familias agradecidas y más casas a la vista. Nacía el Barrio de Girón semejando un pueblecito a las afueras de la ciudad y adoptando, como no podía ser de otra forma, una fisonomía acorde con sus moradores. Gente humilde y población joven, público entusiasmado que no dejaba de aplaudir, aquel 22 de mayo, a las autoridades presididas por Luis Valero Bermejo, director General del Instituto Nacional de la Vivienda y jefe de la Obra Sindical del Hogar. «El público que llenaba el amplio recinto acogió la llegada de las autoridades con grandes aplausos», informaba el decano de la prensa.

El Arzobispo bendijo las viviendas y las autoridades, encabezadas por el Gobernador Civil, Jesús Aramburu, y el alcalde, González Regueral, acompañados a su vez por el presidente de la Diputación Emiliano Berzosa, el delegado Sindical Miguel Buj y los concejales Amancio Bayón, Germán Orozco, Fragoso y Lorenzo, procedieron a entregar los títulos y las llaves a los beneficiarios.

Se construyeron 17 tipos de viviendas, todas de gran calidad y superficie, de entre 80 y 100 metros cuadrados. En general, el coste total que hubieron de afrontar los beneficiarios osciló desde las 34.800 pesetas de la más barata hasta las 47.378 de la vivienda más cara. Todas ellas a pagar en 40 años, iante una cuota mensual que iba desde las 90 hasta las 122 pesetas mensuales.