Al humilde matrimonio formado por Eulalio Carbajosa Pérez y Elvira Cubero les tocó la lotería sin comprar un solo boleto. Lo supieron a los pocos días de que Elvira diera a luz a su tercer hijo, una niña, en su casa de la Calle de ... la Mantería: por tratarse del primer nacido del nuevo siglo en Valladolid, el Ayuntamiento apadrinaría a la criatura con 250 pesetas, sufragaría los gastos de la lactancia, daría trabajo a Eulalio, un guarnicionero que llevaba tres meses en el paro, y costearía su educación.
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Así lo había estipulado el Consistorio días antes. El matrimonio tuvo suerte porque Margarita, a decir verdad, no fue la primera criatura que vino al mundo aquel 1 de enero de 1901. Antes había nacido otra niña pero murió a los pocos minutos, y los dos que vinieron después no pudieron ser apadrinados «por faltarles la condición de legitimidad». Fue así como la futura Margarita Manuela Carbajosa Cubero, nacida entre las doce y cuarto y las doce y veinte de la noche del 31 de diciembre de 1900 al 1 de enero de 1901, se convirtió en la primera ahijada de Valladolid.
El periodista de El Norte de Castilla certificó en persona los apuros por los que atravesaba la familia tras visitar su casa, situada en el número 28 de la calle de la Mantería: «Al final de un corredor, y después de atravesar un patio, se entra en un piso bajo y allí, tras la puertecita de la derecha, se encuentra la habitación donde ha nacido en Valladolid la primera niña del siglo XX», informaba el 5 de enero de 1901. Margarita era la tercera hija del matrimonio; le antecedían un niño de 30 meses, nacido en Zamora, y una niña de 14 que había venido al mundo en Pamplona. Elvira tenía 24 años y llevaba tres casada con Eulalio.
Ambos fueron visitados por el alcalde, Manuel González Lorenzo, y el oficial primero de la secretaría del Ayuntamiento para «hacer la inspección ocular y levantar acta». Acto seguido, el Consistorio comenzó a preparar el bautizo, celebrado con toda pompa y boato el 8 de enero. Fue todo un espectáculo: con la casa rodeada por la multitud desde una hora antes y con los balcones engalanados con «vistosas colgaduras», a las tres de la tarde salió la Corporación en pleno desde la calle de López Gómez, donde se encontraba de forma provisional el Ayuntamiento mientras se construía el edificio actual, precedida de un cabo y cuatro números de la guardia montada y de los maceros en traje de gala.
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Mientras, en la casa de los afortunados aguardaban clarineros y timbaleros que, nada más atisbar a la comitiva municipal, comenzaron a tocar la marcha de Infantes. La ceremonia se celebró en la iglesia de San Andrés, oficiada por el párroco Tomás de Cea. Actuó como madrina la hija del alcalde, llamada igualmente Margarita. «La niña no lloró ni hizo el menor movimiento extraño al recibir las aguas bautismales», informaba el periodista. En la casa de la recién bautizada siguieron los donativos: a las 250 pesetas del Ayuntamiento se sumaron las 50 del director de la Compañía de Tranvías, Ramón Rossó, y las 5 que dio cada concejal. Además, el alcalde anunció que Eulalio Carbajosa, que llevaba tres meses en paro, sería nombrado empleado de plantilla del Ayuntamiento.
El evento finalizó con un acto no menos espectacular: un bateo de perras chicas, desde el balcón del Consistorio, que hizo las delicias de los más de 2.000 niños congregados. Fue una espectacular 'lluvia' de 4.500 monedas de cobre, 225 pesetas de la época. «Entre otros incidentes de menor importancia, merece citarse una solemne tunda que una madre dio a su hijo por presentarse en casa con los pantalones rotos a consecuencia del 'bateo' y sin un solo céntimo», destacaba El Norte de Castilla.
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Que la ciudad no se olvidó nunca de su ahijada lo demuestra la noticia de su boda, celebrada el 20 de junio de 1930 en la iglesia de Santiago. Margarita, que seguía siendo conocida como «la niña del siglo», estudió en las Dominicas Francesas, era profesora de instrucción primaria y aquel día contrajo matrimonio con Juan de Mata, «empleado de la Compañía Nacional Telefónica». A la ceremonia asistió el Consistorio en pleno, presidido por Federico Santander, algunos ex concejales que habían asistido a su bautizo y numeroso público que quiso «exteriorizar su simpatía a la ahijada de Valladolid».
«De todas las hadas que acompañan en su cuna a los nacidos, el hada madrina de Margarita Carbajosa fue la oportunidad. Ahora, al cesar la ciudad en su prohijamiento, la ve marchar tranquila, porque sabe que está asistida por el amor», celebró el alcalde. Cuando falleció, el 20 de marzo de 1950, «la niña del siglo» era maestra nacional en Valdestillas. El Ayuntamiento corrió con los gastos del sepelio y otorgó a su hija, Mercedes, 5.000 pesetas para que pudiera terminar la carrera de Magisterio.
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