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En la calle Leopoldo Cano, antes llamada de las Damas, comenzó a funcionar en 1858 el Dispensario de Manuel Pascual Berzosa. ARCHIVO MUNICIPAL
El primer homeópata de Valladolid

El primer homeópata de Valladolid

Manuel Pascual Berzosa difundió el nuevo método terapéutico y creó un Dispensario que atendió a más de 22.700 enfermos pobres entre 1858 y 1874

Martes, 16 de marzo 2021, 07:26

Aquel no era un anuncio al uso. Apareció publicado en El Norte de Castilla a finales de mayo de 1859 y lo firmaba «el médico-cirujano don Manuel Pascual y Berzosa». Ya su primer párrafo daba cuenta del espíritu que lo animaba: «Uno de los hechos que más realzan la doctrina homeopática en todos los países del mundo civilizado, caracterizándola con el sello de humanitaria, que su fundador, el inmortal Háhnemann, la imprimió, es la costumbre admitida por sus adeptos de tener Dispensarios gratuitos para las clases menesterosas».

Y es que el «Dispensario Homeopático, público y gratuito» de Valladolid apenas llevaba unos meses funcionando... y ya era un éxito: de los 358 enfermos pobres asistidos en la segunda mitad de 1858 había pasado, en apenas un año, a 1.445; de estos, 900 se habían curado por completo, 337 habían mejorado y solo se habían registrado 43 fallecimientos. Su promotor, Manuel Pascual Berzosa, no era en modo alguno un desconocido en la España del momento.

Como nos cuenta por teléfono su descendiente Manuel Pascual, jefe de Servicio del Centro de Trasplantes de Órganos del CHUV de Lausanne (Suiza), se trata de uno de los primeros homeópatas del país y, sin duda, del pionero de este método terapéutico en Valladolid. Su labor más importante, aparte de difundir la homeopatía en España, fue la creación y sostenimiento de un Dispensario que hasta su cierre, forzado por la autoridad pública en febrero de 1874, atendió a 22.791 enfermos pobres, de los que 16.471 se curaron por completo, 3.944 mejoraron y 626 fallecieron. Comenzó a funcionar en el número 12 de la calle de las Damas (hoy Leopoldo Cano) para pasar, cuatro años después, a la calle de la Cárcaba (hoy Núñez de Arce), número 16.

Manuel Hilario Pascual Berzosa había nacido en Valladolid el 14 de enero de 1816. Pertenecía a una familia humilde, por lo que cursó de manera gratuita el grado de Bachillerato en Medicina, que obtuvo en 1842. En septiembre de 1858 se licenció en Cirugía y nueve años después obtuvo en Madrid el título de doctor con la tesis 'Utilidad de la higiene pública: sus progresos en el presente siglo'. Ya entonces había traducido 'Lo que es la homeopatía. Contestación a las acusaciones inconsideradas de sus detractores', (1860) del francés A. Rapou, y había dado a la imprenta 'Guerra al cólera. O sea, el más acertado tratamiento preservativo y curativo contra el coléra-morbo al alcance de todos' (1865).

Ejerció como médico en Sieteiglesias de Trabancos y en Medina del Campo, donde se hizo famoso por sus buenos resultados en la lucha contra la epidemia de cólera de 1855, lo que le valió la Gran Cruz de Carlos III. Muy estimado por la reina Isabel II, que era una gran defensora de la homeopatía, fue nombrado Caballero de la Real Orden de Carlos III y recibió la Gran Cruz de Segunda Clase de la Orden de Beneficencia. Desde 1847 era socio corresponsal en Valladolid de la famosa Sociedad Hahnemanniana Matritense, creada dos años antes para difundir la obra del médico alemán Samuel Hahnemann, fundador de la homeopatía.

Ésta, que había sido impulsada en España a finales de los años 30 del XIX por el médico pacense Prudencio Querol, vivía su época dorada cuando Pascual cursaba los estudios de Medicina. De hecho, es muy probable que él estuviera entre aquellos alumnos que, como anota su descendiente, pidieron a los profesores ampliar conocimientos sobre la materia. Fue entonces -en torno a 1840- cuando el claustro invitó a dar una charla al médico José Sebastián Coll, cuya sección de homeopatía del Hospital de Toro, aunque mandada cerrar por la Junta Provincial de Sanidad, había cosechado grandes éxitos. Sin embargo, Coll no pudo hablar en Valladolid a causa del boicot a que fue sometido desde la Facultad de Medicina y la Academia Médico-Quirúrgica de Castilla la Vieja.

Imagen principal - El primer homeópata de Valladolid
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También Manuel Pascual fue objeto de la creciente hostilidad hacia la homeopatía por parte de los estamentos médicos oficiales. Ya en 1859, por ejemplo, la subdelegación de Farmacia le incoó expediente por «administrar por sí medicamentos», si bien su recurso ante el gobernador civil terminó dándole la razón. Al «Dispensario Homeopático, público y gratuito» de Valladolid acudían, según sus propias palabras, «gozosos en busca de su curación muchos enfermos que, para ir al hospital, no pueden desprenderse de su familia sin destrozar su corazón, y también no pocos que su dolencia, aunque grave, les permite en parte dedicarse a sus ocupaciones ordinarias».

Los enfermos pobres eran atendidos gratuitamente los domingos, martes y viernes de doce a catorce horas, mientras que el resto de días recibía, de una a dos de la tarde, a otros pacientes por «una módica cantidad». Ayudado por miembros de la sociedad de San Vicente de Paúl, también distribuía «raciones de legumbres, pan y carnes, prendas de vestir y calzado» entre «las clases menesterosas». El principio del fin del Dispensario comenzó con su detención por la fuerza pública en la noche del 25 al 26 de septiembre de 1873, pues su cercanía al carlismo sirvió a las autoridades republicanas para acusarle de conspiración política.

Aunque quedó demostrada su inocencia, decidió concluir su obra al haber «sido tan mal comprendida y peor interpretada nuestra conducta y benéfica ocupación por la política, que todo lo envenena». Siguió ejerciendo la homeopatía a título particular en su casa de la calle de la Cárcaba (hoy Núñez de Arce) y, casi al final de sus días, en su nuevo despacho del número 7 de la calle del Obispo (hoy Fray Luis de León). Fallecido el 6 de enero de 1886, su hijo, el también médico Manuel Pascual Laza, heredó su vocación por ese mismo método terapéutico. A todos los reconocimientos señalados, Manuel Pascual Berzosa sumaba el de académico de la Homeopática Española y médico honorario del Hospital Hahnemann de Paris.

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