Personajes de Valladolid: Juan de Juni
El artista francés se asentó en Valladolid y la convirtió en la ciudad de adopción donde esculpió sus mejores obras, renacentistas, manieristas y rotundas
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Un borgoñón castellanizado de origen incierto
'San Miguel arcángel' de Juan de Juni, en una exposición en la parroquia de Hornillos de Eresma, en 1999. / Gabriel Villamil Juan de Juni nació en los primeros años del siglo XVI en Joigny, una villa francesa en la Borgoña, a partir de la cual se cree que se adaptó su nombre y apellido, de Jean Joigny a 'Juan de Juni'. Parece que podría haber completado su bagaje profesional con un viaje a Italia, pero los datos sobre su vida son escasos hasta la década de 1530, en la que se traslada a España. Primero pasa una temporada en León, ciudad en la que trabaja en el convento de San Marcos; y luego, tras pasar por lugares como Medina de Rioseco o Salamanca, llega a Valladolid, lugar en el que asienta su taller y despliega casi toda su obra. Así, a pesar de ser francés se le considera un artista renacentista español.
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Manierismo y monumentalidad
Grupo escultórico de San Jerónimo penitente en la Iglesia de San Francisco de Medina de Rioseco. / Fran Jiménez El estilo de Juan de Juni se distinguió por anticipar el barroco con su gran expresionismo, eso sí, de aire siempre contenido y sofisticado. Esto le encuadró dentro de un estilo manierista con rostros teñidos de emoción que apuntaba a que conoció desde obras como el 'Laooconte y sus hijos'- del periodo helenístico y redescubierta en el siglo XV- hasta las creaciones del joven Miguel Ángel, que le influyeron mucho. Juan de Juni esculpió en grandes dimensiones sus figuras rigurosas y rotundas. Destacan los pliegues de las ropas, aprendidos de Jacopo della Quercia, y la línea 'serpentinata' con la que en muchos casos curvaba los cuerpos de sus esculturas.
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Materiales creativos
Restauradora durante el retoque de una obra de Juan de Juni en el taller de Santa María de Valbuena. / Fran Jiménez Uno de los rasgos de mayor originalidad de Juni era su soltura a la hora de utilizar materiales muy diferentes en sus obras, de manera funcional y versátil. Entre ellos se cuentan el barro cocido, la madera con y sin policromar, o la piedra (más concretamente, el alabastro).
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Vallisoletano de adopción
Virgen de las Angustias, o Virgen de los Cuchillos. / Marcos Valdespino Salazar Hoy en día, muchas de las afamadas obras devocionales de Juan de Juni se conservan en Valladolid, la ciudad en la que él se asentó y desarrolló su vida hasta 1577, año en el que se fecha su muerte. Famosa es la Virgen Dolorosa o Virgen de los Cuchillos, que representa a la madre de Cristo transida de dolor por la muerte de su hijo. Se conserva en la iglesia de las Angustias y es una de las figuras más reconocidas de la Semana Santa de la ciudad.
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Legado en el Museo de Escultura
Entierro de Cristo', de Juan de Juni: José de Arimatea, María Salomé, San Juan, la Virgen María, María Magdalena y Nicodemo rodean al Cristo yacente. / Gabriel Villamil Gran parte de las obras del maestro renacentista se atesoran en el Museo Nacional de Escultura. Es muy notable el grupo escultórico del Entierro de Cristo, en el que seis figuras rodean el cadáver de Jesús con gestos muy teatrales y José de Arimatea muestra al público una espina que ha sacado de la cabeza del crucificado. Se reúnen también en el Museo varias piezas de bulto redondo como un Cristo yacente, una Dolorosa o un San Antonio Abad, así como piezas que estaban destinadas a un monumental retablo en la iglesia de San Benito, entre las que se encuentra el martirio de San Sebastián, atado y contorsionado en una muerte a flechazos que reproduce esa 'S' en la composición.
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