Escolares pobres de Valladolid con las autoridades en los años 20. EL NORTE

Patinazo del Ayuntamiento el día de Reyes de 1925: tres escuelas sin regalos

Por un error de cálculo, niños pobres de tres centros educativos se quedaron sin obsequios el mismo día de la celebración en el Círculo Mercantil

Enrique Berzal

Valladolid

Martes, 7 de enero 2025, 11:42

Aunque ya era una tradición asentada en la historia de la ciudad y se había preparado con varios días de antelación, aquel reparto benéfico del día de Reyes de 1925, hace ahora cien años, terminó semejando un jarro de agua fría para muchos niños de ... las escuelas nacionales de Valladolid. Ocurrió el mismo seis de enero en el salón del Círculo Mercantil, situado en la calle Mendizábal. Aquello iba ser toda una demostración de la generosidad de las clases altas de la ciudad, del Ayuntamiento y demás instituciones, hasta que se verificó el reparto. Merece la pena reconstruir aquella peripecia.

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Como informaba El Norte de Castilla, la festividad de Reyes la vivían de manera muy diferente la burguesía capitalina y las familias más desfavorecidas. La primera disfrutaba de las compras en tiendas y bazares, que, días antes, montaban notables exposiciones de juguetes, al tiempo que frecuentaba «las confiterías, turronerías y otros establecimientos donde se venden los artículos de consumo en estos días en que el creyente asocia las delicias de la cocina y la repostería a las piadosas tradiciones», señalaba el periodista. Los niños de las clases menos favorecidas, sin embargo, encontraban amparo en las campañas de caridad que, a base de suscripciones populares, organizaban el Ayuntamiento, el Ropero Infanta Beatriz, el Asilo y el Hospicio Provincial.

El acto más importante y concurrido tenía lugar en el Círculo de Mercantil, presidido aquel año por Eudosio López y lugar escogido por las autoridades para realizar el reparto de juguetes, ropas y dulces a los niños pobres de las escuelas nacionales y municipales. Las instrucciones enviadas a los maestros el día 1 de enero eran claras: para evitar aglomeraciones y actuar con diligencia, el día de Reyes habrían de estar a las diez y media de la mañana frente a los soportales de Calderón, e ir entrando en orden: primero los niños de las escuelas de párvulos y, a continuación, las escuelas nacionales de niñas por distritos y, de la misma manera, las nacionales de niños. Los profesores deberían vigilar para evitar la entrada de otros escolares ajenos, mientras que los padres podrían recoger a sus hijos por la puerta que daba a la calle del Rosarillo.

El Norte de Castilla publicó con antelación las listas de donantes tanto para el Ropero Infanta Beatriz como para el Hospicio y las escuelas. Por poner algunos ejemplos, el Ayuntamiento aportó 500 pesetas, el arzobispado, 100, y otras instituciones, como la Academia de Caballería o el Círculo de la Victoria, 25 pesetas. Muchos vallisoletanos participaron con cantidades que iban desde las 2 a las 10 pesetas, pero también con juguetes y ropa. Así, Carmen Valdés de Moncada entregó dos elásticas, dos refajos y dos peleles, Amelia Pardo hizo lo propio con cuatro toquillas, Julia Barredo con dos abrigos, dos camisas y dos camisetas, y los niños Ana, María y Carlos Blanco y Pérez entregaron dos camisetas, doce pares de medias y seis pares de calcetines.

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Arriba, el salón del Círculo Mercantil, donde se celebró el reparto. Abajo, familias pobres de Valladolid antes de ser asistidas por el gobernador civil en 1927, y extracto de la noticia en El Norte de Castilla. EL NORTE

En la entrega de juguetes destacaron Ambrosio Gutiérrez y sus «35 preciosos caleidoscopios», la viuda de Vaquero y sus trece docenas de juguetes, Ambrosio Pérez Rubio, que aportó 42, y los niños Eduardo y Nieves Gil, con ocho juguetes. Todo, junto con la ropa y los dulces, quedó depositado en una mesa larga situada en el centro del salón del Círculo Mercantil, donde, junto a los maestros y niños, se colocaron las autoridades, presididas por el alcalde, Vicente Moliner, la junta de gobierno de la institución anfitriona y, por parte del Ropero Infanta Beatriz, las damas señora de Vicente y señorita de Ruiz de Huidobro, y la presidenta, Clotilde Carballo de Silió. En total se recaudaron cerca de cinco mil juguetes y ochocientos lotes de ropa. En el reparto también incluyeron a un grupo de escolares sordomudos.

El presidente del Círculo Mercantil dio las gracias a los asistentes y a la sociedad vallisoletana, de la que elogió su generosidad, y recordó la importancia del acto en orden a «proporcionar un momento de pasajera alegría a aquellos seres que no pueden encontrarla en su hogar, y estimular la asistencia a las escuelas públicas para que adquieran la alegría perenne en su vida futura». El reparto comenzó con la música de la Banda de Isabel II, dirigida por el maestro Mateo. Fue entonces cuando los asistentes se percataron del «error de cálculo»: no solo no había juguetes, ropa y dulces suficientes para todos los pequeños, sino que los alumnos pobres de las escuelas nacionales de niños, distritos 3º, 4º y 5º, «se tuvieron que retirar sin obsequio alguno». Lo único que se les dijo fue que al día siguiente les enviarían regalos a sus escuelas.

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