Primeras páginas de tres ejemplares de El Avisador, El Correo de Castilla y El Norte de Castilla, la primera del año 1855 y las otras dos de 1856.
1854: nace una cabecera histórica
165 aniversario de El Norte de Castilla ·
La acertada fórmula de El Avisador, periódico creado en 1854, confluiría tras la fusión con El Correo de Castilla en la cabecera del actual decano de la prensa diaria española, El Norte de Castilla
Aspiraba a ser un periódico ajeno a cualquier partido o tendencia política y pretendía, sobre todo, ofrecer información general o avisos puntuales de interés mercantil local, nacional y extranjero. Se llamaba El Avisador, la cabecera impulsada por el farmacéutico Mariano Pérez Mínguez y el médico Pascual Pastor y veía la luz en los tiempos heroicos y esperanzados del Bienio Progresista. Era 1854 y la nueva publicación periódica constaba de cuatro páginas y secciones fijas; se imprimiría en la Casa Manjarrés y Cía, sita en la plazuela de las Angustias. El precio de la suscripción era de tres reales al mes y ocho al trimestre.
La fórmula de Pérez Mínguez y Pastor dio sus frutos y el periódico se hizo un hueco de honor entre los vallisoletanos gracias a la calidad de su información mercantil, tan cara a los intereses de los empresarios del cereal. Dos años después veía la luz un serio competidor: El Correo de Castilla, impulsado por Sabino Herrero Olea junto a José Francés de Alaiza, como administrador, José Rojas como redactor principal y José Melgar como editor responsable e impresor. Ambas cabeceras se fusionarán en el mes de octubre, dando lugar a El Norte de Castilla, con Herrero como primer director y copropietario junto a Pérez Mínguez y Pascual Pastor. El diario, decano de la prensa española, se editaba en la imprenta de Francisco Miguel Perillán, cuñado de Pérez Mínguez, que en 1857 adquiriría el periódico.
El primer director
Sabino Herrero Olea fue el primer director de El Norte de Castilla. Además era copropietario del periódico junto al farmacéutico Mariano Pérez Mínguez y el médico Pascual Pastor.
Imprenta
El diario se editaba en la imprenta de Francisco Miguel Perillán
El contexto político en el que hunde sus raíces el decano de la prensa española es el Bienio Progresista, 24 meses de gobierno que se inician con un movimiento liderado en Valladolid por el comandante de infantería Pedro de la Cuesta para reivindicar y defender la Constitución de 1837. A raíz de él, se forma una Junta Provincial como organismo político y se nombran las primeras autoridades: en la Alcaldía se sucederán Calixto Fernández de la Torre y José María Cano, mientras Nicolás María Rivero era nombrado gobernador.
A raíz del rápido triunfo del movimiento en Valladolid, el Gobierno presidido por Espartero concede a la ciudad el título de heroica y al Consistorio el tratamiento de excelencia. En los 24 meses de Gobierno progresista, la ciudad asiste a acontecimientos como la llegada del alumbrado público a sus principales calles y, sobre todo, a la inauguración de las obras del ferrocarril, que traerán a la ciudad al mismísimo Espartero. Además, a principios de 1855 se desarticuló una conspiración en la que estaban implicados varios vecinos, un subteniente y dos sargentos del Regimiento de España, así como dos oficiales del Escuadrón de Castilla, y que mantenían contacto con conspiradores de Palencia y Burgos.
Claro que tampoco faltaron acontecimientos críticos como las terribles inundaciones de febrero de 1855, después de un mes entero lloviendo y de desbordarse las aguas del Pisuerga y el Esgueva, lo que provocó la suspensión de la famosa fiesta de máscaras y de la función de teatro. Meses después, una epidemia de cólera morbo asiático volvió a sembrar el pánico en la ciudad y en toda la región, lo que impulsó a los vallisoletanos a hacer rogativas a la Virgen de San Lorenzo para que les librara del mal. La religión siguió ritmando la vida cotidiana, como lo demuestra la celebración, con toda solemnidad, del dogma de la Purísima Concepción en la Catedral.
El contexto político en el que hunde sus raíces el decano de la prensa española es el Bienio Progresista, 24 meses de gobierno que se inician con un movimiento para reivindicar y defender la Constitución de 1837.
El principio del fin del Bienio en Valladolid lo marcarán, ya en 1856, los tremendos disturbios conocidos como 'motines del pan', generados por la carencia de las subsistencias y respondidos con una durísima represión militar. En el verano de ese mismo año, un nuevo golpe de estado liderado por el general O'Donnell despojará a Espartero del poder y retomará la Constitución de 1845.
De este modo, el 20 julio de 1856 Joaquín Armero y Peñaranda, mariscal de campo de los ejércitos nacionales y capitán general de Castilla la Vieja, publicaba un bando que disolvía el segundo batallón de la Milicia Nacional de Valladolid y ordenaba la entrega de todas las armas y uniformes que no fueran de su propiedad en el cuartel de San Benito.
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