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Iglesia de Santa María y Ayuntamiento de Nava del Rey a comienzos del siglo XX. ARCHIVO MUNICIPAL
Y Nava del Rey consiguió la 'independencia'

Y Nava del Rey consiguió la 'independencia'

En junio de 1559, la Real Princesa de Portugal concedía a la localidad el privilegio de desligarse de Medina del Campo, adoptando el apellido monárquico

Jueves, 16 de julio 2020, 08:04

Aquel mes de junio de hace 461 años figura en los anales de Nava del Rey como el día de su particular independencia. Para un historiador, hablar en estos términos es ciertamente anacrónico, pero no lo es para todos aquellos navarrenses que aman sus tradiciones y costumbres. De hecho, mucha gente ignora que Nava del Rey no se llamó siempre así, que durante mucho tiempo dependió de Medina del Campo y que fue necesario esperar hasta época de Alfonso XII, concretamente hasta 1877, para que fuera elevada a la categoría de ciudad.

Claro que lo más importante había ocurrido mucho antes. Concretamente, el 1 de junio de 1559. Hasta entonces la localidad se llamaba Nava de Medina, en referencia a su dependencia jurisdiccional de Medina del Campo, circunstancia que incomodaba bastante a sus vecinos. Tanto es así, que ya en 1556, al poco de heredar Felipe II la corona española, comenzaron a enviar sus quejas a la Corona. Así aparecen detalladas en la clásica historia de la villa de Federico Carbonero, de hace más de un siglo:

«Del dicho lugar de la Nava a Medina hay dos leguas y media grandes, donde en tiempo lluvioso y de avenidas hay muchos trampales y atolladeros, o los caminantes andan por él con mucho trabajo. E que los alcaldes ordinarios del dicho lugar no tienen jurisdicción alguna más de hacer la información e prender a los culpables e remitirlos a la villa de Medina; e algunas veces los pobres y viudas y otras personas dejan de pedir en justicia e defenderse de los que algo les piden e demandan, por no poder ir a dicha Medina, a causa de lo cual algunos de los lugares comarcanos les comen y atalan sus panes e otras heredades con sus ganados, e les cortan e gozan sus campos sin que pueda haber satisfacción del dañador por no tener jurisdicción, e que muchas veces con poca o ninguna »información llevan presos a los vecinos del dicho lugar a la villa de Medina, donde les tienen presos muchos días; e que además de esto, por estar sujetos los vecinos del dicho lugar a la jurisdicción de Medina reciben muchas fatigas, molestias y vejaciones de alguaciles, escribanos, ejecutores, emplazadores, guardas y en otras diversas formas y maneras».

Por todo lo dicho, en 1559 los de Nava pedían a la Real Princesa de Portugal, hermana de Felipe II y gobernadora en ausencia del mismo, «que cesen los daños e inconvenientes, y tuviese la merced de eximir e apartar de la jurisdicción de la villa de Medina, e los diese jurisdicción civil, criminal alta y baja, mero, mixto, imperio en el dicho lugar de la Nava, e su Guarda e Vela, e hacerles Villa; y así eximida la conservaremos para vuestra Corona e Patrimonio Real». A pesar de la oposición de los medinenses, la Princesa accedió a dicha petición y otorgó a Nava el privilegio de la exención, de modo que aquel 1 de junio de 1559 ha pasado a la historia de esta villa como el día de su particular independencia.

Cuentan que la alegría fue desbordante: hubo lanzamiento de cohetes, música de dulzaina, campaneo, suelta de novillos y fuente de vino. Los navarrenses, reunidos en concejo, eligieron a los miembros de su Ayuntamiento e iniciaron su nueva etapa como «villa con jurisdicción entera», denominándose desde entonces, según algunos autores, como Nava del Rey.

Una denominación que no quedaría incólume a las vicisitudes históricas posteriores, como demuestra el hecho de que, una vez materializada la Gloriosa Revolución de 1868, furibundamente antiborbónica, las nuevas autoridades cambiasen el nombre de la localidad por el de «Nava de la Libertad». Así se mantuvo hasta marzo de 1874, cuando, en pleno derrumbe de la primera experiencia republicana, y a las puertas ya de la restauración de los Borbones en el trono, el alcalde Francisco Delgado Rico recuperó el nombre tradicional de Nava del Rey.

El mismo Alfonso XII pudo comprobar en persona la admiración que le profesaban en la localidad vallisoletana, toda vez que su visita, en septiembre de 1877, fue coronada con una amigable y fortuita estancia en el almacén de vinos del marqués de la Viesca. Ocurrió cuando el cochero real, en lugar de enfilar directamente hacia el Ayuntamiento, perdió momentáneamente el rumbo recorriendo calles y callejuelas adornadas con arcos de triunfo. Cuentan que el monarca quedó tan complacido con aquellos caldos del marqués, que prometió regresar. Tres meses después, en diciembre de 1877, un Real Decreto concedía a Nava del Rey el título de ciudad.

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