Borrar
Las noticias más leídas del sábado 1 de marzo en El Norte de Castilla
Vista de la Mujer Muerta en la sierra de Guadarrama. ANTONIO DE TORRE
La mujer muerta

La mujer muerta

La silueta que se dibuja en la Sierra de Guadarrama remite, según la tradición, a un amor cruelmente yugulado mientras Hércules fundaba Segovia

Lunes, 10 de agosto 2020, 07:37

El grupo montañoso compuesto por La Pinareja, La Peña del Oso y Pico de Pasapán, en la Sierra de Guadarrama, dibuja una llamativa silueta que remite a una mujer tumbada boca arriba. Los segovianos presumen por ello de contar, entre sus múltiples atractivos turísticos, con uno de montaña que también trasciende fronteras: «La Mujer Muerta».

Son numerosos los relatos populares que tratan de dar explicación al curioso fenómeno. Entre las leyendas más difundidas sobresale la que nos presenta al mismo Hércules como fundador de la ciudad de Segovia. Ocurrió hace muchísimo tiempo, cuando vivía en la ciudad un rey viudo con su única hija, a la que mimaba y quería como su más preciado tesoro.

Mientras la niña crecía, el padre sentía cada vez más temor al momento en que el amor se la arrebatase. Sabía que no lo podría soportar. Un día que la princesa se entretenía jugando con sus doncellas en el río Peces, a la altura de Navas de Riofrío, apareció un enorme y fornido personaje acompañado de un apuesto escudero. Era Hércules, que acababa de llegar para, precisamente, construir la ciudad de Segovia.

Las sirvientas, tan fascinadas como temerosas, salieron corriendo para dar noticia al rey, que enseguida mandó sus tropas para contener al recién llegado. Pero Hércules las rechazó con suma facilidad. La que no huyó del lugar fue la princesa, que, sin poder evitarlo, se quedó prendada del fiel ayudante. Fue un enamoramiento correspondido al instante.

El rey no pudo hacer otra cosa que ofrecer alojamiento a los incómodos visitantes. Desde que llegaron, presentía lo peor para su tranquilidad. Y ocurrió: pocos días después, el caballero le pidió la mano de la princesa, quien, a su vez, ansiaba unirse con él para siempre. El rey, consciente de que no podía negarse, vagó triste por sus dependencias, pasó las noches en vela e, incapaz de hacer frente a la inminente pérdida, tomó una inconcebible y cruel decisión: prefería ver muerta a su hija antes que lejos de su lado.

Pasaron días sin que la muchacha ni su padre hicieran acto de presencia. Ella desaparecida y él, encerrado en su cuarto. Incapaz de soportar tamaña espera, el joven se adentró en el bosque en busca de alguna pista sobre su amada. Cuando la encontró, tumbada sobre un lecho de hojas secas, no pudo contener un grito seco de dolor: llevaba varios días muerta, víctima del puñal real y con las manos cruzadas sobre el pecho.

Desolado, suplicó a Hércules que tallara el cuerpo de la princesa, tal y como la había encontrado, en los montes cercanos. La silueta de la mujer muerta quedaría para siempre en la Sierra de Guadarrama. Es más, acto seguido, Hércules fundó la ciudad de Segovia buscando un punto concreto en el que su obra pudiera ser contemplada, para que el recuerdo de la desdichada princesa permaneciera para siempre. Cuentan, incluso, que poco después de la tragedia, una vez forjada la silueta en la Sierra, el caballero despareció por los aires y de vez en cuando se acerca en forma de nube para contemplar a su amada.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla La mujer muerta