Más que una pregunta era un anhelo, la formulación de un deseo del que muy pronto se hicieron eco los principales periódicos del momento: «¿Cuándo llegarán las emisiones de televisión a Valladolid?». Ya es sintomático, de hecho, que en junio de 1955, más de un ... año antes de la inauguración de las primeras emisiones regulares de Televisión Española, este periódico dedicara un artículo a elucubrar sobre los requisitos técnicos que habrían de cumplir los hogares vallisoletanos para acceder a tamaño prodigio.
Publicidad
«Las miradas de los aficionados radioescuchas se dirigen ahora al nuevo campo de la televisión, vedado aún para nosotros, ya que la única emisora de esta clase montada en España lo ha sido en Madrid, en pruebas y de escasa potencia», señalaba este periódico. Y era cierto. La primera emisión regular de Televisión Española se inauguró a las seis y cuarto de la tarde del 28 de octubre de 1956 desde la estación del chalet madrileño del Paseo de la Habana. La fecha no se escogió al azar, pues si aquel día se celebraba la festividad de Cristo Rey, al siguiente, coincidiendo con el 23 aniversario de la fundación de Falange Española, comenzaron de manera regular los programas diarios. Aquella primera emisión, plagada de irregularidades, consistió básicamente en una bendición oficial, discursos, el NO-DO, coros y danzas de la Sección Femenina y conciertos; para el cierre, el himno nacional y la bandera española. Entonces solo había en España 600 receptores de televisión.
Lo cierto es que cuando en abril de 1958 este periódico anunció que la estación de Navacerrada, encargada de emitir la señal a las dos Castillas, estaría lista en el plazo de un año, en la sociedad vallisoletana se propagó una «verdadera tempestad de ilusión, entusiasmo y curiosidad», señalaba este periódico, que no perdió tiempo para entrevistar al director de los servicios nacionales de TVE, Joaquín Sánchez Cordovés, y al ingeniero segundo jefe, Eduardo Gavilán Almuzara. El reportaje que publicó El Norte de Castilla lo dejaba claro: la estación de Navacerrada emitiría para ambas Castillas: «Por el norte hasta Burgos y León; por el sur hasta Ciudad Real; por el este hasta Cuenca, Guadalajara, etc.; y por el oeste hasta Salamanca y Zamora».
La anhelada noticia llegó el 18 de julio de 1959, hace ahora 60 años, en una fecha cargada igualmente de simbolismo político: aquel día, coincidiendo con el 23 aniversario de la sublevación contra la República, Valladolid estrenaba la emisión en pruebas del «nuevo invento», sorteando así las dudas de si «por estar nuestra ciudad en un valle, fuera por tanto del horizonte visible con respecto a Navacerrada, se vería o no la televisión, directamente de la emisora instalada en las alturas de dicho puerto», apuntaba El Norte. Las primeras pruebas se habían realizado la noche anterior en casa del técnico de televisión Manuel Calvillo, pero no con la emisora de 40 kilowatios de potencia en origen y 200 por la ganancia en altura, sino con una pequeña emisora de 2 kilowatios.
El acontecimiento tuvo lugar el 18 de julio por la tarde, en la Plaza Mayor, y congregó a una multitud expectante en torno a la 'Casa Colomo'. Enrique Cubierta, técnico del almacén, había colocado un televisor en el escaparate con altavoces al exterior. Y el resultado, aunque mejorable, no defraudó. Aquel acontecimiento popular pasaría sin duda a la historia de la ciudad. «Ayer se vio y se oyó magníficamente la emisión de Navacerrada. Se ha despejado la incógnita. Valladolid va a poder disfrutar a placer del nuevo invento», celebraba el decano de la prensa. De hecho, pocos días después ya se registraban en la ciudad un buen número de aparatos receptores a la expectativa de que la emisora de Navacerrada comenzara a emitir definitivamente, pues por el momento lo hacía en periodo de prueba, de 12 a 14 horas por el canal 2, y solo podían acceder al privilegio televisivo quienes dispusieran de antena multibanda o de otra adecuada para el canal siete.
Publicidad
Era habitual ver a los vallisoletanos arremolinarse frente a los escaparates o en las puertas de los establecimientos que ya disponían de televisores, mientras otros curiosos eran invitados a los domicilios que podían permitirse comprar un aparato cuyo precio oscilaba entre las 16.000 y las 35.000 pesetas, una cifra accesible a muy pocos hogares. El siguiente paso adelante, definitivo, llegó a mediados de agosto de 1959 con la inauguración, en el punto de Navacerrada conocido «Bola del Mundo», de la nueva y «gigantesca» antena de la emisora de Televisión Española. Colocada a 250 metros sobre el puerto y a más de 2.500 metros de altura sobre el nivel del mar, fue bendecida por el sacerdote Martín Hernández González, que era además redactor de El Norte de Castilla. Tenía una potencia de 50 kilowatios, ampliada a más de 250 por la altura. En septiembre abandonó definitivamente la emisión en pruebas y comenzó con los programas normales. A decir del propio Hernández, ya desde mediados de agosto comenzó a verse en tejados y terrazas de la ciudad, y en pueblos vallisoletanos como Villalón, antenas de televisión que florecían «de la noche a la mañana».
De 600 receptores que había en octubre de 1956 se había pasado, a finales de 1959, a más de 10.000 en toda España, aunque su precio seguía siendo prohibitivo para buena parte de los ciudadanos. Entre los primeros establecimientos que los comercializaron en Valladolid figuraban 'Radio Valdeprado', 'Poyce', 'Reyma', 'Radioeléctrica Castellana', 'Vaquero', 'Ruano', 'Casa Rea', 'Eduardo Battaner', 'Galerías Aspa', 'Comercial Avenida', 'Hijos de Miguel Rojo' y 'Delfín Radio'. Desde el mismo año de 1959, El Norte de Castilla comenzó a insertar anuncios que ensalzaban las bondades de marcas de televisores como Iberia, Marconi, Inter, Telefunken o Philips.
Publicidad
Hasta 1966 solo hubo un canal de televisión, pues fue en noviembre de ese año cuando, tras un periodo de prueba, comenzó la programación regular de la segunda cadena. Y fue en la década siguiente cuando se aceleró la venta de aparatos para los hogares, a un ritmo de más de un millón de unidades al año.
Aquellos primeros televisores tenían una profundidad desmesurada, de casi un metro, y su pantalla no sobrepasaba las veinte pulgadas. La principal novedad de 1959, año en que llegó la emisión a Valladolid, fue la ampliación del horario a cinco horas diarias, comenzando siempre con la carta de ajuste. Junto a los telediarios destacaban los programas infantiles y, aquel año de 1959, el estreno, en noviembre, de 'Gran Parada', un programa musical que tendría gran éxito en los años 60. El cierre, a las 00:30 horas, venía precedido de dos minutos de «Buenas noches y lo que Cristo nos dijo».
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.