

Secciones
Servicios
Destacamos
Lo cuenta con detalle el hijo del filósofo, José Ortega Spottorno, en su famoso libro 'Los Ortega. Una saga intelectual en la España del siglo XX', imprescindible para comprender el ambiente cultural que rodeaba a su padre: «Salimos en los primeros días de agosto, hacia las diez de la mañana, y después de pasar la frontera sin ningún incidente -el vista de aduanas no demostró ninguna sorpresa- almorzamos en el parador de Ciudad Rodrigo y seguimos viaje -no sin algún pinchazo- al Coto de Castilleja en Mayorga de Campos, donde nos esperaban Soledad y su marido José Varela.
Esta finca, que mi cuñado había desarrollado poniendo en regadío varias hectáreas junto al río Cea que la cruzaba, había dejado de ser la explotación tradicional de cereal de aquella Tierra de Campos para adoptar más amplias vocaciones agrícolas. El vino -un vino excelente llevado por un especialista bordelés- se criaba con esmero y era una de sus ocupaciones felicitarias». Era agosto de 1945. José Ortega y Gasset regresaba a España después de nueve años de exilio y recalaba, como tantas veces, en uno de sus retiros preferidos: el llamado Coto de Castilleja, en Mayorga de Campos, un caserón con finca agrícola, de más de doscientas hectáreas, propiedad de su yerno, el arquitecto José Varela Feijoo.
Con razón Ernesto Escapa calificó aquel paraje y su finca como «el refugio del filósofo». Al cuidado de Varela, el Coto de Castilleja tuvo su esplendor en los años veinte y a él solía recurrir Ortega en sus viajes de ida y vuelta a los veraneos del norte. La finca mayorgana fue, además, testigo de algunos momentos vitales de relieve en la vida del pensador. De ella partió, por ejemplo, en su campaña electoral de 1931, cuando se presentó como diputado por León, antes de dar sendos y multitudinarios mítines en la Plaza de Toros y en el Teatro Principal.
El Coto de Castilleja fue asimismo el lugar elegido para descansar en aquel viaje de vuelta del exilio, procedente de Lisboa. Era agosto de 1945 y, como relata su hijo, «mi padre no parecía cansado del viaje, ni trascendió en su rostro ninguna de las emociones que sin duda habría sentido al ver los viejos pueblos castellanos y atravesar las capitales de Salamanca y Valladolid. Se interesó al saber que Castilleja estaba construida sobre una antigua villa romana que, según le explicaba mi cuñado, asomaba en restos de mosaicos y de columnas siempre que se hacía alguna obra. Según cuenta mi hermana [Soledad Ortega], vino gente de Mayorga preocupada porque unos periodistas buscaban a un señor importante que estaba por la región. Pero se consiguió que no se enteraran de quién era el viajero y se pudo evitar la publicidad».
Curiosamente, la noticia sí que la dieron días antes ABC y El Norte de Castilla (9 de agosto de 1945) a través de la agencia Cifra: «Ha llegado a España el ilustre escritor don José Ortega y Gasset. Se dirige a la finca 'Castilleja', situada en Tierra de Campos, propiedad de sus hijos. Luego se trasladará a Zarauz, donde permanecerá una temporada. El viaje lo ha realizado en automóvil», podía leerse en el decano de la prensa. Permaneció Ortega en Castilleja dos o tres días antes de partir hacia Zumaya, pues su costumbre era veranear en la pensión Uranga, llamada también Casa del Estanco. Y Castilleja fue, también, lugar de inspiración de su libro 'Velázquez' y el refugio momentáneo en sus últimos momentos de vida, después de un viaje por Asturias con su mujer, Soledad Spottorno, y sus amigos, los García Gómez. Cuentan, precisamente, que durante su retiro mayorgano comenzó a sentirse mal. Lo trasladaron entonces a Madrid, primero al Sanatorio Ruber y luego a su casa de la calle Montesquinza, donde murió en octubre de 1955.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Sara I. Belled y Leticia Aróstegui
Doménico Chiappe | Madrid
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.