La historia de la iglesia 'de barrio' que creció a orillas del ferrocarril
Valladolid, piedra sobre piedra ·
De principios del siglo XX, en 1994 se declaró al edificio Bien de Interés Cultural y en 1999 se reformó por completoValladolid, piedra sobre piedra ·
De principios del siglo XX, en 1994 se declaró al edificio Bien de Interés Cultural y en 1999 se reformó por completoLa iglesia de Nuestra Señora del Pilar, comúnmente conocida como la iglesia de La Pilarica, en referencia al barrio en el que se asienta, supone un ejemplo de arquitectura que trasciende los límites del centro y habla del crecimiento urbano de Valladolid. Se edificó ... en 1906 para facilitar que los fieles que vivían en las zonas obreras del noreste de la ciudad pudieran asistir a la iglesia, pues la más cercana era entonces la parroquia de La Magdalena. En 1994 se le clasificó como Bien de Interés Cultural. Emplazada al lado de la línea de tren entre Irún y Madrid, los vecinos son clave en la historia de esta iglesia, por lo que, a día de hoy, destaca más por su valor social que artístico.
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No obstante, esto no implica que el edificio quede desprovisto de valor arquitectónico: sus líneas se ciñen al neogótico, a pesar de que este estilo es más propio del siglo anterior. Su construcción se hizo posible bajo las órdenes del arquitecto municipal Juan Agapito y Revilla y gracias al dinero de Tadea Prado, viuda del catedrático de Derecho Rafael Cano.
Al principio, el templo no llegaba a ser parroquia y dependía de La Magdalena, pero la industrialización de la ciudad y la llegada de más inmigrantes se tradujo en un progresivo mayor peso de La Pilarica.
Entre 1998 y 1999 se reformó tanto su interior como su exterior, pues su estado de abandono, con desconchones y humedades, llamaba la atención en una edificación que para entonces ya contaba con consideración cultural.
La planta, de cruz latina, muestra una sola nave con cinco tramos y un ábside poligonal. Sus gruesos muros de ladrillo se soportan con contrafuertes y en su interior se puede apreciar su bóveda de crucería.
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El neogótico trasladaba, aunque de modo tardío y propio, las aspiraciones de arquitectos y escritores como el francés Viollet-le-Duc o los ingleses Ruskin y Pugin. La vuelta al gótico, que podía a llegar a mostrar matices románticos y nacionalistas, tenía que ver con una reconexión espiritual entre religiosidad y pueblo que buscaba su lugar en la nueva sociedad. También tenía que ver con el socialismo cristiano y con una vuelta a la 'pureza' arquitectónica pasada, pues los estilos clásicos se consideraban paganos.
Las decoraciones se revelan en estuco y cemento y algunas de sus ventanas ojivales perdieron su vidriera, sustituida por cristales níveos. El interior alberga un retablo también neogótico con una imagen de la Virgen del Pilar. La espadaña, ese campanario de una sola pared, se prolonga hacia el cielo y le confiere una fachada estilizada.
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En Valladolid, la iglesia de La Pilarica sirvió como lugar de encuentro para la comunidad: como muestra de aprecio a esta circunstancia, su primer párroco, Ventura Alonso, ha dado nombre desde 2008 a una plaza cercana. Mientras, el espacio frente al templo se bautizó ya a principios del siglo XX como plaza Rafael Cano y recientemente se ha creado un paso peatonal soterrado bajo las vías de alta velocidad, también con el nombre del catedrático. Episodios como las protestas vecinales tras el cierre del paso a nivel, en 2015, hablan aún de la cohesión social del entorno de este edificio parroquial, centro neurálgico del barrio.
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