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Antiguo Mercado de Abastos de Valladolid.
Las huellas del antiguo Mercado Central de Abastos de Valladolid

Las huellas del antiguo Mercado Central de Abastos de Valladolid

Esta construcción ha sido convertida en el Centro Cívico Integrado Zona Este y conserva uno de sus módulos originales intacto

Viernes, 3 de marzo 2023, 00:06

El término Brutalismo viene definido en el RAE como movimiento artístico, especialmente arquitectónico, que se caracteriza por enfatizar la naturaleza expresiva de los materiales. Sus obras se caracterizan por el uso de hormigón o ladrillo sin cubrir, dando la mayor relevancia al material en sí, y por recurrir a formas geométricas contundentes. El origen de este término tiene cierta confusión. En 1955 la revista Architectural Review publicaba un artículo del crítico Reyner Banham titulado «The New Brutalism» en el que situaba a los arquitectos Alison y Peter Smithson como los principales protagonistas de este movimiento en Inglaterra. Aunque, realmente, tal y como expone la investigadora Nieves Fernández Villalobos en su libro Utopías Domésticas, la casa del futuro de Alison y Peter Smithson, este término fue empleado por primera vez en una carta fechada en 1950 entre Hans Asplund, hijo del insigne arquitecto Gunnard Asplund, y Eric Maré.

Existen grandes ejemplos de arquitectura brutalista en la isla británica, como las Viviendas en Golden Lane o la Escuela de Hunstanton, ambos edificios diseñados por Alison y Peter Smithson. Esta corriente arquitectónica tuvo su máximo apogeo en la segunda mitad del siglo pasado. En España existen grandes obras brutalistas, escogemos algunas madrileñas, como el edificio de viviendas de Torres Blancas, diseñada por Francisco Javier Sáenz de Oiza en 1969, la Torre Valencia, del arquitecto Javier Carvajal en 1973, o la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Filipinas, construida por Cecilio Sánchez-Robles en 1970. Este último arquitecto realizó en Valladolid dos obras, más alejadas de los principios brutalistas, pero igualmente muy interesantes, El Colegio de la Compañía de María, más conocido como la Enseñanza, o el Colegio San Agustín.

Cuando se empieza a construir el Mercado Central de Abastos en Valladolid, en 1965, sus arquitectos Juan A. Aguiló Villahermosa y Ángel Valdés Martínez demostraron el incipiente aperturismo que experimentaba España tras varios años de aislamiento. Los años cincuenta y sesenta del siglo pasado marcaron un gran desarrollo en economía española. En esos años se construyeron varios edificios para remarcar este nuevo estado 'de bienestar'. Este edificio es el único ejemplo vallisoletano de este tipo, tal y como explica el investigador Iván Rincón Borrego en el libro DOCOMOMO Valladolid.

Plano general del antiguo Mercado de Abastos de Valladolid.

El proyecto se sitúa en lo que era una zona periférica de la ciudad, al otro lado de la línea del ferrocarril, entre la carretera de circunvalación, la calle Tórtola y Cigüeña, con una superficie aproximada de 3,5 hectáreas. El proyecto original se componía de tres piezas, dos naves destinadas al uso de venta, verdura y pescados, y otra pieza destinada a usos administrativos. Las piezas se disponían formando una 'U' generando una plaza interior con uso de carga y descarga. Las naves de venta se situaban de manera paralela y la destinada a administración, en medio de ambas y de forma perpendicular a ellas. Y por último, una muralla de almacenes que definía el límite entre el espacio privado y la calle.

Planta general del antiguo Mercado de Abastos de Valladolid.

La zona administrativa contenía los usos de oficina de gerencia, administración del complejo, una oficina bancaria y una cafetería para los usuarios del mercado. Actualmente, tanto como esta pieza como la muralla de almacenes no existen, ya que se derruyeron para abrir la plaza a la ciudadanía cuando este edificio cambió su uso.

Sistema modular

Lo más interesante de este mercado es la solución que los arquitectos aportaron a las naves de puestos. Propusieron un sistema modular, lo que permitía su ampliación fácilmente, de hecho, una de las dos naves es más grande que la otra. Este planteamiento permite abaratar costes ya que se construye solo lo que es necesario. Cada módulo se organiza en tres partes perpendiculares a la fachada, cada una de ellas definida por la estructura de hormigón. Además, se crea un gran espacio entre cada módulo que sirve de tránsito para la carga y descarga de las mercancías. La zona central es más elevada y se cierra con pequeños elementos de hormigón, que permiten tanto la entrada de luz como la correcta ventilación del espacio interior. En los laterales se alberga el uso de venta, con cámara frigorífica y almacenes, así como una escalera que permite el acceso a la primera planta. En esa cota existe una pasarela que conecta todos los módulos y permite la visión de los productos a la venta. Esa pasarela terminaba en el bloque de administración. De esta manera los usos de mercado se separaban permitiendo un flujo continuo de mercancías y ventas de una manera funcional, cómoda e higiénica. La luz que se filtra entre las pequeñas piezas de hormigón permite la iluminación de ambas plantas.

Antiguo Mercado de Abastos de Valladolid.

Exteriormente el edificio presentaba ese juego de diferentes alturas, donde se remarcaba el área que permite la iluminación del conjunto. El hormigón adquiere unas características estéticas gracias a las sombras producidas por los vuelos que se generan a distintas alturas. Este material, presente en todo el conjunto, se adapta a las necesidades funcionales del mercado. Los arquitectos resolvieron los complejos flujos que se producen en un mercado, entrada mercancía, venta al público, transacciones económicas…, de manera eficiente sin olvidar la estética. Resuelven de manera magistral un uso complicado, con un edificio imponente, que con el tiempo se ha convertido en una pieza dotacional para el barrio.

Convertido en el Centro Cívico Integrado Zona Este

A finales del siglo pasado, las instalaciones se quedaron obsoletas de acuerdo a los criterios impuestos por las nuevas normativas, pero no las posibilidades de ese espacio. Los arquitectos Eduardo de la Peña y Antonio Lleyda se encargaron de remodelar el edificio y convertirlo en el Centro Cívico Integrado Zona Este. Esta intervención se ha llevado a cabo en todos los módulos menos uno, por lo que se puede comprobar la solución original del módulo.

Módulo original del antiguo Mercado de Abastos de Valladolid.

Actualmente este complejo alberga una biblioteca municipal, un centro de personas mayores y un centro de salud. Aunque interiormente se ha modificado el espacio, todavía se conservan algunas de las crujías existentes. Exteriormente se mantiene el juego de la cubierta a diferentes cotas, y se ha eliminado las piezas de hormigón que permitían la entrada de luz, instalando grandes ventanales. Lo que antes fue un espacio de maniobra de vehículos para la carga y descarga ahora es una gran plaza que disfrutan los vallisoletanos y poder admirar uno de los pocos ejemplos brutalistas que tiene la ciudad.

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