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Néstor Lopes escalando un edificio de Madrid en los años 20. EL NORTE
El «hombre mosca» trepa por los edificios de Valladolid
El Cronista

El «hombre mosca» trepa por los edificios de Valladolid

En tres ocasiones, de 1924 a 1931, el portugués Néstor Lopes vino a la ciudad para escalar la Casa Mantilla, la Catedral y una casa de la calle de Santiago

Enrique Berzal

Valladolid

Martes, 15 de octubre 2024, 07:16

Cuando visitó la redacción de El Norte de Castilla, hace ahora cien años, el portugués Néstor Lopes deslumbró por su apariencia. Era alto, fornido, elegante, con pinta de galán y, a la vez, muy viajado y culto. Manejaba seis idiomas y había estado, por ejemplo, en Francia, Alemania, Bélgica, Austria, Checoslovaquia e Inglaterra. Y también llevaba recorridas unas cuantas capitales españolas, fascinando a la población con su espectáculo de acrobacias al aire libre. Y es que Néstor Lopes se hacía llamar el «hombre mosca» por su impactante habilidad para escalar todo tipo de edificios, desde la torre Eiffel hasta la catedral de Santiago de Compostela.

De hecho, a Valladolid llegó para hacer una de tantas demostraciones. Era octubre de 1924. En conversación con Emilio Cerrillo, histórico redactor de El Norte de Castilla, relató cómo estando en Oporto, su ciudad natal, con solo 16 años, se percató de sus habilidades. Y es que su madre tenía una huerta junto al río Duero situada a una altura de diez metros: «Desde esa altura nos tirábamos al río varios muchachos, siendo luego la segunda diversión el subir por las paredes agarrándonos cómo y dónde podíamos». Estuvo en un circo, haciendo las delicias de los más pequeños con sus acrobacias, realizando «ejercicios de evasión de ligaduras y esposas y practicando la más perfecta imitación del mono», hasta que se percató de que escalando edificios se hacía mucho más famoso.

En su tierra natal llamó la atención trepando por el puente de Don Luis I y llegando a la cima de la imponente Torre de los Clérigos, de 76 metros, ante los ojos atónitos del mismísimo presidente de la República portuguesa. Luego haría otro tanto en la Catedral de Burgos, en el Hotel Florida de Madrid, en el Acueducto de Segovia, en la Giralda de Sevilla, en las murallas de Ávila y en varios edificios de Barcelona. Muy aficionado a la fiesta de los toros, Lopes llegó a actuar como rejoneador en Setubal junto a Simao de Vega. También hizo sus pinitos en la gran pantalla, concretamente en las películas «Ojos del alma», «Fantasma del amor», «Sirena de piedra» y «La venenosa», esta última junto a Raquel Meller. Iba a todos los lados con su mánager, Fred Castilho.

Arriba, el público vallisoletano contempla el ascenso de Néstor Lopes a un edificio de la calle de Santiago en marzo de 1929. Abajo, caricatura del portugués por Geache y una foto suya de 1928. EL NORTE
Imagen principal - Arriba, el público vallisoletano contempla el ascenso de Néstor Lopes a un edificio de la calle de Santiago en marzo de 1929. Abajo, caricatura del portugués por Geache y una foto suya de 1928.
Imagen secundaria 1 - Arriba, el público vallisoletano contempla el ascenso de Néstor Lopes a un edificio de la calle de Santiago en marzo de 1929. Abajo, caricatura del portugués por Geache y una foto suya de 1928.
Imagen secundaria 2 - Arriba, el público vallisoletano contempla el ascenso de Néstor Lopes a un edificio de la calle de Santiago en marzo de 1929. Abajo, caricatura del portugués por Geache y una foto suya de 1928.

La primera vez que actuó en Valladolid fue el 26 de octubre de 1924. Era domingo. Anunciado con varios días de antelación, el espectáculo consistiría en trepar la Casa de Mantilla, para lo cual había obtenido días antes el permiso de su propietario. El público comenzó a llegar a las 12 de la mañana, media hora antes de la acrobacia. En pocos minutos, las inmediaciones del edificio y la Plaza de Zorrilla estaban abarrotadas. El portugués no defraudó, pues trepó hasta el último piso utilizando los salientes y elementos decorativos de la fachada y, una vez en la cúpula, coronó su hazaña, calificada como «emocionante y de insuperable destreza», con diversos ejercicios de equilibro. Los aplausos duraron varios minutos.

El 3 de marzo de 1929 cambió de escenario. En esta ocasión se decantó por la calle de Santiago, también a las 12,30. La fotografía publicada por El Norte de Castilla muestra la algarabía generada en los alrededores, con cientos de vallisoletanos presenciando el nuevo desafío del portugués. Este no defraudó y escaló con éxito, en pocos minutos, hasta la terraza de la casa número 61. Más curioso fue lo acontecido en noviembre de 1931, después de anunciar un nuevo reto: llegar a lo más alto de la Catedral y posar junto a la estatua del Sagrado Corazón. Era el día 2. De nuevo ante un escenario abarrotado de un público entregado, Néstor Lopes escaló sin problemas y coronó con éxito la acrobacia. Fue entonces cuando el Cabildo, viendo las habilidades del portugués, decidió ofrecerle un trabajo: quitar toda la profusa vegetación acumulada en tejados, cornisas y resaltes. Lopes comenzó a trabajar el 6 de noviembre.

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