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Fotografía antigua de los cines Avenida, donde se celebró la edición de la Seminci de 1961. ARCHIVO MUNICIPAL
Cuando el Holocausto nazi irrumpió en la Seminci
El cronista

Cuando el Holocausto nazi irrumpió en la Seminci

La proyección de cuatro cintas sobre aquel terrible episodio, en abril de 1961, desató la polémica y provocó acusaciones desde la prensa falangista

Enrique Berzal

Valladolid

Martes, 16 de enero 2024, 00:06

No fue casualidad. Coincidiendo con el inicio del impactante juicio celebrado en Jerusalén contra Adolf Eichmann, principal perpetrador de las deportaciones de judíos a los campos de exterminio nazis, la VI edición de la Semana de Cine Religioso y de Valores Humanos, actual Seminci, sorprendió a los asistentes con la proyección de cuatro largometrajes sobre aquella atrocidad. Lo cuentan Isidro González García y Gonzalo Álvarez Chillida en dos libros célebres, y sus consecuencias pueden seguirse en la prensa de la época. Ocurrió en abril de 1961, concretamente entre los días 9 y 16.

Según ambos autores, el Ministerio de Información de Gabriel Arias Salgado propició que el festival de cine vallisoletano, creado y dirigido por Antolín de Santiago Juárez, proyectase las películas para facilitar un acercamiento al mundo judío internacional. Era «la primera revelación de la amarga realidad de las atrocidades de los campos de concentración y las cámaras de gas», señalaba Richard Mowrer, corresponsal de 'The Jerusalem Post'. Las cintas en cuestión eran las italianas «Kapó», de Gilo Pontecorvo, y «Tutti a casa», de Luigi Comencini; la sueca «Mein Kampf», de Erwin Leiser; y la británica «Conspiracy of Hearts», de Ralph Tomas, traducida como «La guerra secreta de Sor Catalina».

Las más impactantes, por las atrocidades mostradas, eran «Kapó» y «Mein Kampf», mientras que la cinta británica recreaba la peripecia de abnegadas monjas italianas para salvar a judíos de las cámaras de gas. Los críticos del El Norte de Castilla no ahorraron palabras contundentes ante lo proyectado: «Esos cadáveres amontonados sobre las aceras y ante los cuales otros cadáveres, pero animados aún de un soplo de vida, pasan indiferentes; aquellos niños con monstruosas caras de viejos; los esqueletos recubiertos apenas con una leve epidermis; las miradas de aquellos ojos, las bocas torcidas, los cuerpos deformados. Todo un retablo de horror que no podría haber sido imaginado por la más febril fantasía de un artista de la Edad Media», señalaba Javier Pérez Pellón sobre «Mein Kampf», una película que, a su juicio, debía «grabar con letras de fuego 'Nunca más' al final, para que no lo olvidemos».

«'Kapó' es la película de los campos de concentración. Todo el horror de una de las épocas más tristes de la historia del hombre está reflejado en esta película. 'Kapó' impresiona. Impresiona por su verismo, por la sabia conjugación de elementos bien dosificados, por su amarga lección tendida por encima de las fronteras hacia los hombres de buena voluntad», describía, por su parte, Miguel Ángel Pastor. Son algunos de los ejemplos publicados en este periódico, a los que habría que sumar al jesuita Valentín Arteta, para quien ambas películas, con su brutalidad, eran fiel reflejo «de cualidades humanas deshumanizadas».

Cartel y escena de 'Kapó' y cartel de la VI edición de la Semana de Cine de Valladolid. EL NORTE/SEMINCI
Imagen principal - Cartel y escena de 'Kapó' y cartel de la VI edición de la Semana de Cine de Valladolid.
Imagen secundaria 1 - Cartel y escena de 'Kapó' y cartel de la VI edición de la Semana de Cine de Valladolid.
Imagen secundaria 2 - Cartel y escena de 'Kapó' y cartel de la VI edición de la Semana de Cine de Valladolid.

Muy al contrario, algunos críticos del diario falangista 'Libertad' no ahorraron pullas hacia un certamen que, a su juicio, había «repetido con exceso los temas en ciertos aspectos desagradables y que han confluido en algunas películas marcadamente tendenciosas hacia unos fines propagandísticos». Fiel a sus orígenes, algún redactor del periódico hablaba de «Kapó» remarcando el «tufillo comunistoide» de su director y recordando que «podría mostrar al mundo tantos horrores cometidos por quienes operaron al servicio de la vesania comunista». Y al valorar la película británica, no podía por menos que rememorar el trato dispensado a las monjas por el bando republicano durante la Guerra Civil: «Al parecer, los alemanes las fusilaban; aquí, las hordas las vejaban, las escarnecían y las martirizaban antes».

Aunque en términos generales la VI edición de la Semana vallisoletana de Cine fue un éxito ('El manantial de la doncella', de Ingmar Bergman, se llevó el Lábaro de Oro y 'El amor se paga con la muerte', de Edwin Zbonek, consiguió tres galardones) hubo una polémica más: el citado Arteta denunció en El Norte de Castilla la deshumanización del certamen y acusó a la dirección de eliminar el carácter religioso del mismo, presionada por los países del bloque comunista. Antolín de Santiago Juárez tuvo que salir al paso de tales afirmaciones negando de manera tajante lo segundo y lamentando, sin embargo, la ausencia generalizada de películas de carácter religioso que pudieran ser proyectadas.

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