![Los mejores automóviles, en Valladolid](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202208/11/media/cortadas/fachada-R7dr9L0Vtq3ERADJQAWihQL-1968x1216@El%20Norte.jpg)
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«Acaso no exista ningún elemento que haya hecho esfuerzos mayores por promover en España el turismo que la industria automovilística». Lo escribía a mediados de 1921 un periódico de tirada nacional y no le faltaba razón, pues en aquel momento, proseguía el reportaje, el automóvil permitía al ciudadano de a pie acceder «a lugares llenos de belleza, a donde no llegaba nuestra defectuosa red de ferrocarriles». Ocurría, además, que «Valladolid, que por su privilegiada situación geográfica, sus bellezas artísticas, su importancia histórica, es una de las ciudades más visitadas de España, aunque no tanto como debiera, ha sido en este ramo una de las más progresivas, y cuenta con numerosos e importantes garages (sic)».
En efecto, el garaje, que en aquel momento solía escribirse con dos «g» por imitación del término francés del que procede, no era solo el lugar donde se guardaban y reparaban los automóviles, sino también el punto de venta más importante de las más afamadas marcas comerciales. La ciudad de Valladolid destacaba sin duda en este terreno, como acredita la presencia de garajes tan renombrados como el «Victoria», fundado a principios del siglo XX en la calle Gamazo por el conocido empresario Julio Agero y, sobre todo, el «Castilla», construido hace aproximadamente un siglo y convertido, muy pronto, en uno de los más prestigiosos de España.
Popularizado el uso del automóvil por el propio monarca Alfonso XIII, una serie de potentes empresarios que habían fundado la Sociedad Anónima de Importación y Ventas, con sede en el número 5 de la calle Regalado, para vender y reparar todo tipo de menaje industrial, se lanzaron a la aventura de montar un garaje. Eran José María Uribe y Aguirre, director-gerente, y los miembros del Consejo de Administración Juan Leonardo Pérez (presidente), Alfredo Escribano Rojas (vicepresidente), Alfredo Echavarría y Ortiz de Zárate (secretario), y los vocales Agustín Enciso Briñas, Joaquín Pintó Lecanda y Octavio de Uña.
Además de aprobar una ampliación de capital de tres millones de pesetas, a principios de 1920 iniciaron los trámites para construir el garaje «Castilla», que ocuparía el número 22 de la calle Gamazo y el 5 de la calle Colmenares. Serían, en total, 1.400 metros cuadrados de superficie. A finales de 1921, ya prácticamente listo, nombró representantes en todas las capitales de Castilla y León e hizo públicas sus instalaciones: con entrada principal por la calle Gamazo, tenía dos salas para la exposición de automóviles, una amplia nave con cabinas laterales para encerrar hasta 30 vehículos, y talleres de grandes dimensiones, y muy luminosos, «dotados de los más modernos elementos en los que pueden realizarse todo género de reparaciones e incluso la construcción de piezas para automóviles, camiones, etc.».
El «Castilla» se convirtió enseguida en el principal vendedor de las marcas más importantes de automóviles del momento. A finales de 1925, por ejemplo, su publicidad resaltaba las propiedades de vehículos como Renault, «el automóvil que más se vende y que fabrica todos los modelos, desde 6 CV a 40 CV, en turismo e industriales»; Panhard, «el automóvil sin válvulas que no admite discusión y cuyos chasis industriales no tienen competencia»; Delage, «el automóvil francés de más categoría y cuyos modelos de 11 CV y 30 CV acreditan su construcción»; Unic, «el automóvil cuyos modelos de chasis industriales, tan apreciados por el público, responden á todas las exigencias»; o Buick, «el automóvil americano que no cabe discutirse, por ser el mejor hecho y el que más se vende». A todos ellos había que sumar, entre otros, los Donar, Mercedes, Citroen, De Dion Bouton, Faun o Landa.
Su intensa campaña publicitaria incluyó la proyección, en octubre de 1924, de una serie de «películas cinematográficas» en el Teatro Zorrilla para «demostrar que cuanta propaganda realizada por los automóviles Renault es positivamente cierta, sin reparar en ningún sacrificio». El «Garage Castilla», que mantendría su actividad hasta finales de los años 60, también ofrecía surtidor de gasolina, alquilaba vehículos a un precio que iba desde las 0,75 pesetas por kilómetro, y en 1926 puso en venta bicicletas Peugeot-Meterore, «las mejores marcas de bicicletas francesas», al «precio excepcional de 275 pesetas».
Además, la Sociedad Anónima de Importación y Ventas, promotora del «Castilla», estableció en el verano de 1923 servicios especiales de «auto-cars» al Pinar de Antequera, todos los domingos, con salida desde la Plaza de Zorrilla a partir de las 9 de la mañana, excursiones a Salamanca, Burgos y La Granja de San Ildefonso en junio de 1924, y un servicio especial para las fiestas de Palencia de octubre de 1925. Incluso gestionó durante una breve temporada el servicio municipal de autobuses.
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