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El condestable Álvaro de Luna es herido en una justa. BIBLIOTECA NACIONAL
Las fiestas de Valladolid que inspiraron las 'Coplas' de Jorge Manrique

Las fiestas de Valladolid que inspiraron las 'Coplas' de Jorge Manrique

Celebradas entre mayo y junio de 1428 en la Plaza Mayor y zonas aledañas, consistieron en pasos de armas entre Juan II de Castilla, los infantes de Aragón y Álvaro de Luna

Enrique Berzal

Valladolid

Martes, 25 de julio 2023, 00:16

La idea la lanzó hace casi 60 años el filólogo y académico de la Lengua Francisco Rico: determinados pasajes de las 'Coplas por la muerte de su padre', del inmortal poeta Jorge Manrique, se habrían inspirado en un importante acontecimiento celebrado en Valladolid en 1428. Se trataría, concretamente, de aquellos versos (coplas 16 y 17) en los que, para meditar sobre la fugacidad de las cosas, Manrique se sirve del ejemplo de protagonistas coetáneos como Juan II de Castilla, el condestable Álvaro de Luna y los poderosos infantes de Aragón, primos de aquel: don Enrique, maestre de la Orden de Santiago, y don Juan, rey consorte de Navarra y después también de Aragón.

El poeta, en palabras de Rico, nos presenta así un nutrido «desfile de príncipes y magnates»: «¿Qué se hizo el rey don Juan? / Los infantes de Aragón / ¿qué se hizieron? / ¿Qué fue de tanto galán, / qué fue de tanta invención / como traxieron? / Las justas y los torneos, / Paramento, bordaduras / Y cimeras, / ¿fueron sino devaneos, / qué fueron sino verduras / de las eras». Cabe la posibilidad, continúa el autor, de que aquellas «justas y torneos» del poema fueran las que se celebraron en la capital del Pisuerga en 1428.

Veámoslo con cierto detenimiento. Una vez rehabilitado el poderoso condestable Álvaro de Luna de la pena de destierro a la que había sido condenado en 1427, aquellas fiestas pucelanas habrían servido para visibilizar la pugna entre aquel y los infantes de Aragón por afianzar la respectiva hegemonía en la corte. Estaba Juan II en Valladolid cuando, el 29 de abril de 1428, llegó su prima la infanta Leonor, hija de Fernando de Antequera, que iba camino de Portugal para encontrarse con su prometido, don Duarte. Como venía acompañada por los infantes de Aragón, el condestable intentó demostrar su ascendencia ante el monarca mediante una justa «en arnés real» en honor a la infanta. Era el 2 de mayo de 1428.

Ante ello, don Enrique y don Juan no tardaron en reaccionar. Para empequeñecer la justa del condestable, aquel organizó toda una parafernalia impactante. Levantó «al cantón de la calle que sale de la Puerta del Campo» (actual calle de Santiago) una fortaleza de madera y de lienzo, con torre compuesta por cuatro torrejones, un campanario y un pilar sobre el que, según las crónicas del momento, se alzaba un grifo dorado que tenía en sus brazos un estandarte grande, blanco y colorado. También construyó una cerca y una barrera con doce torres, cada una con una «dama bien arreada».

Debajo había una tela que atravesaba toda la estructura, atada entre dos torres, con una frase que decía: «Ese es el arco del pasaje peligroso de la Fuerte Ventura». Además, en cada torre se situaba un hombre con una «bocina de cuerno», cerca de una rueda de oro muy grande y rica denominada «Rueda de la Aventura». El paso de armas consistía en un desafío entre un caballero («mantenedor») y todos aquellos («aventureros») que intentaban pasar por el punto en el que aquel se encontraba, ya fuera una puerta o un puente.

Arriba, Juan II de Castilla. Abajo, los infantes de Aragón, don Enrique y don Juan, rey de consorte de Navarra y luego también de Aragón. EL NORTE/BIBLIOTECA NACIONAL
Imagen principal - Arriba, Juan II de Castilla. Abajo, los infantes de Aragón, don Enrique y don Juan, rey de consorte de Navarra y luego también de Aragón.
Imagen secundaria 1 - Arriba, Juan II de Castilla. Abajo, los infantes de Aragón, don Enrique y don Juan, rey de consorte de Navarra y luego también de Aragón.
Imagen secundaria 2 - Arriba, Juan II de Castilla. Abajo, los infantes de Aragón, don Enrique y don Juan, rey de consorte de Navarra y luego también de Aragón.

Así se escenificó en Valladolid, pues todo lo descrito era, en realidad, un escenario bélico ficticio. Así, cuando los caballeros entraban por dos puertas de esa fortaleza, una dama a caballo, acompañada por su paje, los recibía y les preguntaba por qué venía a lugar tan peligroso. El 18 de mayo, don Enrique mantuvo un «arnés real» en el que el rey de Castilla quebró dos varas, el de Navarra otra y el mantenedor terminó derribado. La nota trágica la puso el caballero Álvaro de Sandoval, que murió por el duro impacto de una de las varas sobre su cuerpo. La fiesta duró seis días y su coste ascendió a 15.000 florines. El día 24 le tocó al rey de Navarra junto con otros cinco caballeros; en esta ocasión, el de Castilla llegó con diez caballeros semejando un cazador, con venablo al hombro y una corneta a la espalda.

Finalmente, el 2 de junio de 1428, Juan II de Castilla ofreció otra justa en honor a su prima, para lo que estableció una amplia tienda en la Plaza Mayor con dieciocho gradas. Cuentan las crónicas, basadas en el relato del halconero de Juan II Pedro Carrillo de Huete, que el rey de Castilla, en su afán por aparecer como Dios Padre, se presentó con doce caballeros que hacían las veces de los doce apóstoles. También participaron el rey de Navarra, que llegó metido en una roca artificial y acompañado de cincuenta caballeros, y el infante don Enrique, que nuevamente fue derribado. Aquellas justas duraron hasta que «hubo estrellas en el cielo», momento en que todos regresaron a la posada para comer y descansar.

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