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Lugar donde estaba previsto erigir el monumento, frente al edificio de Usos Múltiples. ARCHIVO MUNICIPAL
El fallido intento de erigir en Valladolid el primer monumento a la Constitución de toda España
El cronista

El fallido intento de erigir en Valladolid el primer monumento a la Constitución de toda España

El acuerdo entre el Ayuntamiento y el famoso escultor José Noja, en noviembre de 1980, naufragó ante las protestas de numerosos artistas vallisoletanos

Enrique Berzal

Valladolid

Martes, 23 de enero 2024, 00:07

Valladolid, primera ciudad de España en erigir un monumento a la Constitución española de 1978. Era el titular que corrió de boca en boca a finales de noviembre de 1980. Lo anunció el alcalde, Tomás Rodríguez Bolaños, el día 21, momentos después de finalizar el homenaje a la familia del último alcalde de la República, Antonio García Quintana, fusilado en 1937. En aquel acto no solo se recuperó el busto de Pablo Iglesias que Emiliano Barral regaló al propio edil, y que desde entonces se encuentra en la sede del PSOE, sino que pudieron escucharse las emotivas palabras de José Noja, famoso escultor onubense muy ligado a ese partido.

Y fue precisamente Noja quien anunció a Rodríguez Bolaños la posibilidad de erigir en Valladolid el primer monumento dedicado a la Constitución de toda España. Se lo habían propuesto parlamentarios como Gregorio Peces Barba y Juan Colino. El alcalde acogió la oferta con agrado. De hecho, todos los grupos políticos presentes en el Ayuntamiento la aceptaron el día 27. La idea era abrir una suscripción popular para erigirlo en la nueva plaza de Huerta del Rey, frente al llamado Edificio de Usos Múltiples, donde hoy se encuentra la Cúpula del Milenio. «En nombre de la ciudad quiero agradecer a Pepe Noja que haya atendido una propuesta de parlamentarios vallisoletanos y del Ayuntamiento para construir un monumento a la Constitución. Para nosotros es un proyecto de gran importancia», dijo Bolaños días después.

El proyecto lo presentó el propio Noja el 5 de diciembre. En esos momentos, el artista se encontraba trabajando en un monumento por la Paz para la sede de Naciones Unidas en Nueva York, en otro para la Plaza de Picasso en Madrid y en un tercero en recuerdo de las víctimas de la explosión de Ortuella. «Es el primer monumento a la Constitución y me ilusiona tanto por lo que se puede trabajar desde un punto de vista estético como por el significado en sí del proyecto. Esta es la primera Constitución que puedo disfrutar en mis cuarenta y tres años de vida. Me encaja perfectamente, además, que sea Valladolid la primera ciudad con un monumento a la Constitución. Yo les felicito sinceramente», manifestó el artista.

La maqueta, que presidió los actos del segundo centenario de la Constitución celebrados en el Ayuntamiento, consistía, en palabras del propio Noja, «en un monolito, que representa a España, en torno el cual se agrupan, como en torno a una madre, todos los elementos que han hecho posible la Constitución: los partidos políticos, los sindicatos, las personas. En el módulo central hay un orificio que simboliza el que la Constitución es algo abierta. Cada módulo es diferente de los demás, como diferentes son los partidos, las personas, los sindicatos... Todos han tenido que ceder algo para que la Constitución fuera posible».

Arriba, el alcalde Tomás Rodríguez Bolaños, a la derecha, en 1980; abajo, el escultor José Noja y la presentación de su maqueta en el Ayuntamiento el 5 de diciembre de 1980. ARCHIVO MUNICIPAL/EL NORTE
Imagen principal - Arriba, el alcalde Tomás Rodríguez Bolaños, a la derecha, en 1980; abajo, el escultor José Noja y la presentación de su maqueta en el Ayuntamiento el 5 de diciembre de 1980.
Imagen secundaria 1 - Arriba, el alcalde Tomás Rodríguez Bolaños, a la derecha, en 1980; abajo, el escultor José Noja y la presentación de su maqueta en el Ayuntamiento el 5 de diciembre de 1980.
Imagen secundaria 2 - Arriba, el alcalde Tomás Rodríguez Bolaños, a la derecha, en 1980; abajo, el escultor José Noja y la presentación de su maqueta en el Ayuntamiento el 5 de diciembre de 1980.

Para realizar la escultura, que mediría más de siete metros de alto y 5 de ancho y estaría lista en seis meses, emplearía mármol blanco de Almería y de Aracena, en Huelva, localidad natal de Noja. Entonces estalló la polémica. La Asociación de Artistas Plásticos lanzó el grito en el cielo por lo que consideraba un encargo «a dedo». La escultora Ana Jiménez fue la primera en atacar la propuesta: «Por lo visto, los parlamentarios ignoran que en Valladolid existe una asociación de artistas plásticos, formada en su mayoría por escultores vallisoletanos. Y que en estos momentos a dos de ellos se les ha otorgado el primero y segundo Premio Nacional de Escultura, convocado por el museo de esta ciudad, así como también, representando a la misma, otros dos escultores figuran en la muestra nacional que en estos días se celebra en Cáceres (...). Con todo esto se pone de manifiesto que, si hay alguien que merece tenerse en cuenta a la hora de pensar en cualquier tipo de monumento, es a los escultores de la región y no seguir haciendo las cosas como siempre, 'a dedo' y sin previo concurso de bocetos, debidamente estudiadas las bases, por organismos competentes y publicadas en los boletines correspondientes, que para algo están», escribía en El Norte de Castilla.

El 15 de diciembre de 1980, 60 representantes de la Asociación firmaban una durísima carta dirigida al alcalde. Consideraban que la designación de Noja «se ha hecho a espaldas de los escultores vallisoletanos y nos extraña sobremanera que tal proyecto se lleve a cabo sin tener la más mínima consideración a los artistas locales, ¡que existen, señor alcalde! y muy buenos y que algunos de ellos han sido premiados en concursos nacionales e internacionales y su obra figura en museos, naturalmente fuera de Valladolid (...). Es una ofensa a los artistas de Valladolid el que no se les haya dado opción a participar en un concurso para realizar una obra en su propia ciudad, concurso que no habría habido inconveniente en que se hubiera convocado a escala nacional y que lo hubiera ganado un artista de fuera de la ciudad, incluso el señor Noja, siempre que el premio se hubiera demostrado ante Valladolid y ante un jurado experto e independiente».

Seriamente contrariado, Tomás Rodríguez Bolaños dijo que consideraría la propuesta y que estaba dispuesto a convocar un concurso público a nivel nacional, local o regional, como querían los artistas. Pero en realidad, fue el final del proyecto. José Noja renunció a erigir la escultura en la capital vallisoletana y, en su lugar, realizó monumentos para la Plaza de la Constitución de Laguna de Duero y para la Plaza de Picasso de Tudela, ambos encargados directamente por los respectivos Ayuntamientos.

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