El Escorial vallisoletano
Valladolid, piedra sobre piedra ·
El Palacio de Gondomar, uno de los pocos monumentos civiles de la época de Felipe III que perviven en la ciudad, llegó a albergar en el siglo XVII una de las mejores bibliotecas del reinoSecciones
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Valladolid, piedra sobre piedra ·
El Palacio de Gondomar, uno de los pocos monumentos civiles de la época de Felipe III que perviven en la ciudad, llegó a albergar en el siglo XVII una de las mejores bibliotecas del reinoDe piedra blanca. Sobrio. Apenas sin adornos. Su primera construcción data entre 1539 y 1540 (ambas fechas aparecen esculpidas junto a las columnas corintias de su portada). El Palacio de Gondomar, ubicado en la calle Cadenas de San Gregorio, ha sido a lo largo ... de sus casi quinientos años de vida desde presidio a monasterio, sin olvidar, por supuesto, su época como casa familiar de los primeros condes de Gondomar. Conocido popularmente como Casa del Sol, en su origen perteneció a a la familia Leguizamón. Sancho Díaz de Leguizamón, descendiente de una rica familia de Bilbao dedicada al comercio y alcalde de lo criminal en la Chancillería de Valladolid; y su mujer, Mencía de Esquivel y Figueroa, adquirieron los terrenos y edificaron la casa solariega sobre cuyos cimientos se levanta este histórico edificio.
El matrimonio tuvo cinco hijos -Juan, deán de la iglesia de Badajoz; Sancho, capellán de Su Majestad; Luis; Diego y Sancha- pero solo una nieta, Isabel, quien vendió la casa a Hernando de Rivadeneira, consejero de Castilla. En 1599, Diego Sarmiento de Acuña (Astorga, 1567), primer conde de Gondomar, se la compró a los herederos de Rivadeneira por 8.400 ducados. Vivienda habitual del conde y su segunda mujer, doña Constanza de Acuña y Lompré, es uno de los pocos monumentos civiles de la época de Felipe III que aún perviven en nuestros días en Valladolid.
El edificio era conocido en aquella época como 'El Escorial de don Diego', según cuenta Enrique Fernández de Córdoba en su libro 'La Casa del Sol del conde de Gondomar en Valladolid' (Ayuntamiento de Valladolid, 2014). No en vano las obras de la casa, durante las cuales se puso el balcón de hierro y se añadió un piso, entre otras mejoras, duraron hasta 1621. ¡21 años! Los mismos que había tardado en levantarse, 37 años antes, el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, en Madrid.
Rodeado de murallas, torres, fuentes y jardines, sus huertas llegaban a orillas del Pisuerga, según puede leerse en varias crónicas de la época. La residencia integró desde el siglo XVI, con sus propietarios iniciales, la familia Leguizamón, la iglesia de San Benito el Viejo como capilla familiar. Aunque perteneció a la familia Gondomar durante casi trescientos años, no siempre fue el domicilio de los condes. Entre 1832 y 1843 se utilizó como presidio correccional. En 1865 se convirtió en Cuartel General de la Bandera de América del Regimiento de la Corona. Y, en 1871, por ejemplo, se arrendó por diez años a la administración militar de Valladolid.
Durante los años en los que fue morada del primer conde de Gondomar, erudito y bibliófilo, esta casa palaciega llegó a albergar una importantísima colección de libros -hasta 15.000 ejemplares-; lo que hacía de ella una de las mejores bibliotecas del reino y la convirtió en fuente de consulta de los numerosos autores que por aquellas fechas residían en Valladolid acompañando a la Corte: desde Cervantes a Quevedo. En 1785, el marqués de Malpica, heredero del conde, cedió toda la biblioteca a Carlos IV y aquellos libros, y también manuscritos de Diego Sarmiento de Acuña, apodado 'el embajador de España' o el 'Maquiavelo español', se encuentran hoy repartidos entre la Biblioteca del Palacio Real, la Biblioteca Nacional y la Academia de la Historia.
Las Religiosas Oblatas del Santísimo Redentor adquirieron el edificio en 1912 a su entonces propietario, Joaquín Fernández de Córdoba y Osma, duque de Arión. La casa palaciega pasó, en 1980, a manos de los Padres Mercedarios Descalzos y dos años después, se declaró por real decreto su expropiación forzosa para ampliación del Museo Nacional de Escultura; expropiación que nunca llegó a realizarse.
De fachada plateresca rematada con un gran escudo de armas del conde y un sol de piedra -de ahí su nombre popular-, el Palacio de Gondomar es hoy propiedad del Estado, quien lo adquirió en 1999 para integrarlo en el proyecto de ampliación del Museo Nacional de Escultura. Desde 2012, y tras una profunda rehabilitación, alberga los fondos de la colección del extinto Museo Nacional de Reproducciones Artísticas.
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