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La antigua Academia de Caballería, de cuyo desmonte se encargó Cuadrado tras el incendio de 1915. EL NORTE
El emprendedor que desmontó Caballería y drenó el brazo sur del Esgueva

El emprendedor que desmontó Caballería y drenó el brazo sur del Esgueva

Jaime Cuadrado comenzó trabajando de carpintero en el Consistorio y logró convertirse en uno de los contratistas de obras más importantes de España

Enrique Berzal

Valladolid

Martes, 23 de julio 2024, 06:46

Cuando en julio de 1924 la revista madrileña 'La Ilustración Universal' tuvo que decidir a qué personaje relevante, nacido fuera de Madrid, le dedicaba dos páginas de su número mensual, lo tuvo claro. Su redactor viajó a Valladolid y se entrevistó con uno de los emprendedores más sobresalientes del momento. Se llamaba Jaime Cuadrado Gutiérrez y tenía entonces 33 años. Así comenzaba aquel reportaje, publicado hace justamente un siglo: «Recientemente hemos visitado Valladolid. En la recia ciudad castellana hemos tenido ocasión de conocer a personas prestigiosas de aquella localidad, y a hombres nacidos en el trabajo y educados en él desde la niñez, que a costa de gran constancia y envidiable actividad han conseguido crearse un nombre y una sólida reputación».

El personaje en cuestión les llamó la atención por su vertiginoso ascenso profesional. Vallisoletano nacido en 1891, ya con 15 años participó en una Exposición celebrada en 1906 con un modelo en madera de la escalera principal de la nueva Casa Consistorial, que recibió elogios de todos los presentes. De hecho, recibió la medalla de oro. Y es que Jaime Cuadrado comenzó trabajando como obrero para el Ayuntamiento, dedicándose principalmente a labores de cerrajería, albañilería y carpintería. El buen desempeño de su trabajo y su ambición personal le animaron a establecerse por su cuenta. Pidió créditos a diversas casas y se los concedieron. Y montó su propia empresa. De obrero, a contratista de obras.

Lo primero que hizo fue establecer su propio despacho en la calle Joaquín Costa. Y presentarse a los concursos públicos más importantes. El que marcó el comienzo de su fama fue el relleno y drenado del brazo sur del río Esgueva, una monumental obra de tres kilómetros de longitud que importó más de un millón de pesetas de la época. Era el año 1915. Gracias a ello, Cuadrado trascendió los límites provinciales y comenzó a ser conocido y contratado en otras provincias como contratista especializado en obras hidráulicas, especialmente «defensas fluviales, corrección de torrentes, desviación de cauces, construcción de presas, puentes, protección de márgenes, galerías de drenaje, saneamientos, etc.», según rezan varios anuncios en la prensa nacional. Así lo resaltaba también el reportaje citado:

«Se ha distinguido notablemente en las obras de defensa metálicas de ríos, y entre las que ha realizado de esta índole merecen consignarse las del Duero y Pisuerga y el río Pas, en Santander». Obra suya fue también la desecación de la laguna de Laguna de Duero y, ya en los años 30, el encauzamiento del río Sequillo en Villanueva de San Mancio. Antes de eso, el vallisoletano, que también montó un importante almacén de maderas en el número 13 de la Plaza de San Nicolás, se había encargado de obras tan destacadas en nuestra ciudad como el desmonte de la antigua Academia de Caballería tras el devastador incendio de noviembre de 1915, el saneamiento del Cuartel del Conde Ansúrez, el alcantarillado del de Farnesio, la defensa del río Nalón, la ejecución del Dispensario Antituberculoso o la reforma del edificio del Banco Hispano-Americano. Ya en los años 20, Cuadrado se especializó en las obras para ferrocarriles, comenzando con unos talleres para guarnecido de coches de la Compañía del Norte, varios edificios en Segovia y unos muelles en la estación de Medina del Campo.

Arriba, Cuartel del Conde Ansúrez a principios del siglo XX, cuyo saneamiento fue obra de Cuadrado. Abajo, instantáneas de los trabajos de la estación de clasificación de Venta de Baños, y el vallisoletano en 1918. ARCHIVO MUNICIPAL/EL NORTE
Imagen principal - Arriba, Cuartel del Conde Ansúrez a principios del siglo XX, cuyo saneamiento fue obra de Cuadrado. Abajo, instantáneas de los trabajos de la estación de clasificación de Venta de Baños, y el vallisoletano en 1918.
Imagen secundaria 1 - Arriba, Cuartel del Conde Ansúrez a principios del siglo XX, cuyo saneamiento fue obra de Cuadrado. Abajo, instantáneas de los trabajos de la estación de clasificación de Venta de Baños, y el vallisoletano en 1918.
Imagen secundaria 2 - Arriba, Cuartel del Conde Ansúrez a principios del siglo XX, cuyo saneamiento fue obra de Cuadrado. Abajo, instantáneas de los trabajos de la estación de clasificación de Venta de Baños, y el vallisoletano en 1918.

En 1921 comenzó la obra que más fama le procuró: «La estación de clasificación construida en el trayecto comprendido entre Dueñas y Venta de Baños, en cuya obra se ha hecho un movimiento de tierras de unos cuatro kilómetros, aproximadamente, y, a pesar de la gran magnitud de estos trabajos, se han terminado en poco más de tres años, y han intervenido en ellos unos 450 obreros». Cuadrado tuvo que realizar los trabajos manteniendo la circulación de trenes mientras construía un túnel para otra línea inferior, y recoger todas las aguas del subsuelo para, a través de un cauce de más de un kilómetro, conducirlas al Pisuerga. «En esta estación de distribución hay instalados cuarenta kilómetros de vías, que dan capacidad a 6.000 vagones que pueden ser reemplazados cuatro veces al día», destacaba el periodista.

Como complemento, construyó con materiales incombustibles unos grandes depósitos destinados a almacenes de mercancías, y un muelle de embarque para el ganado. Todo ello, por siete millones de pesetas. «Trabajos de esta consideración sólo pueden ser encargados a personas de gran solvencia económica y profesional, como Don Jaime Cuadrado», concluía el reportaje, que también destacaba su numerosa herramienta, en especial sus cien vagonetas para el transporte de tierra y de materiales, y sus cuatro locomotoras. Jaime Cuadrado Gutiérrez falleció en Valladolid, relativamente joven, el 25 de marzo de 1957. Su hija, María Dolores, heredó el almacén de maderas, que desde entonces se llamó «Hija de Jaime Cuadrado» y estuvo en pie hasta 1974.

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