El emprendedor de las herraduras y el carbón

Cuando falleció, hace ahora cien años, El Norte de Castilla no dudó en ensalzar su figura y calificarle como uno de los hombres más representativos de la actividad industrial en Valladolid. El autor de la noticia lo describía como «persona conocidísima y que gozaba de justa estimación. Industrial, comerciante y propietario, que dedicó totalmente su actividad y su vida a los negocios». No era para menos. Ciriaco Sánchez Serrano fue el fundador de la actual empresa 'Hijo de Ciriaco Sánchez, S.A.', cuyos orígenes tienen mucho que ver con la pujanza industrial del Valladolid de la segunda mitad del siglo XIX.

Hijo de Aquilino Sánchez Guerra, natural de Villarramiel, provincia de Palencia, y de Inés Serrano Herrero, Ciriaco nació en esa misma localidad en 1844. De su primer matrimonio con María Pardo Martínez nacería su único hijo, Aquilino Sánchez Pardo. Nuestro protagonista no fue el único de su familia en dedicarse al comercio y la industria en la capital vallisoletana, pues su hermano, Aquilino Sánchez Serrano, fue un potente industrial harinero que regentó, entre otros fructíferos negocios, la fábrica de harinas «La Conchita», en Tudela de Duero.

La fama de Ciriaco comenzó a fraguarse en las dos últimas décadas del siglo XIX, a raíz de la puesta en marcha de un próspero negocio en la calle Doctrinos, número 5, donde tenía también su domicilio particular: se trataba de una fábrica de herrajes iniciada en 1884, que tres años después se presentaba al público como «Nuevos y grandes almacenes de hierro y fábrica de herraduras y clavo de Ciriaco Sánchez Serrano». En efecto, según todos los indicios, es probable que en un primer momento la fábrica se dedicase exclusivamente al carbón mineral para, poco después, ampliar su producción a las herraduras y clavos.

El negocio no tardó en prosperar, debido sobre todo al aprovechamiento de la demanda del importante mercado del ganado de labor existente en la provincia. De hecho, además de las herraduras, Ciriaco fabricó y puso a la venta rejas y calzas para los arados romanos. En aquella época, el éxito empresarial y su consiguiente prestigio social podían obedecer, además de a la avezada visión del promotor, a esa costumbre tan arraigada de emparentar con las elites económicas locales. Algo así debió de ocurrir en el caso que nos ocupa, pues en abril de 1890, los dos hermanos Sánchez Serrano, Ciriaco y Aquilino, contrajeron matrimonio con las hermanas Martina y Concha Fernández Delgado, hijas del potente industrial de tejidos Mariano Fernández Laza. En el caso de Ciriaco, éste era su segundo matrimonio.

Para involucrar a su hijo en el negocio, el 4 de enero de 1893 ambos establecieron ante notario la «Sociedad Mercantil Regular Colectiva 'Ciriaco Sánchez e Hijo'», ubicada también en la planta baja de su domicilio particular. Además de suministrar herraduras y clavos, era también almacén de hierros y de materiales de obras y edificación. Comenzó con un capital inicial de 81.752,88 pesetas. El Archivo Histórico Provincial contiene la reconstitución de dicha Sociedad, el 2 de junio de 1902, esta vez con un capital social de 258.598,65 pesetas, de los que 220.605,75 los aportaba Ciriaco. Éste recibía además cien pesetas mensuales en concepto de renta de la planta baja de su domicilio particular. Durante un breve periodo de tiempo (algo más de un año), ampliaron el negocio con un nuevo socio, figurando como «Sánchez y Mantilla» y estableciendo su sede social en las calles María de Molina, 12, y Doctrinos, 2. Sin embargo, en septiembre de 1906, este periódico se hacía eco de la disolución de dicha sociedad, de la que se haría cargo «Ciriaco Sánchez e Hijo».

Lo siguiente que hicieron fue comprar dos fincas junto a sus principales instalaciones, de 4.245,94 metros cuadrados y por 60.000 pesetas, para establecer un almacén con salida a las calles Doctrinos y Veinte de Febrero y al Paseo de San Lorenzo (hoy Isabel la Católica). En esa época, «Ciriaco Sánchez e Hijo» era, junto a la fábrica de Francisco María Villanueva, también en Valladolid, una de las más potentes del país, pues ya solo su consumo de hierro superaba las 500 toneladas.

Pocos años después, la avanzada edad de Ciriaco le aconsejó retirarse de la primera línea del negocio. Fue el 31 de diciembre de 1913 cuando se procedió a disolver la sociedad comercial para, al día siguiente, hacerse cargo del activo y del pasivo su único descendiente bajo la firma «Hijo de Ciriaco Sánchez», que sigue siendo su denominación actual. El fundador figuró hasta 1916 como apoderado. Además de empresario y propietario de prestigio, Aquilino Sánchez Pardo llegaría a ser concejal del Ayuntamiento y diputado provincial por el Partido Conservador.

De la envergadura del negocio da cuenta la publicidad aparecida en este periódico en 1920, pues la sociedad se anunciaba ya como «Almacén de hierros, aceros, chapas, herraduras, clavos y carbones minerales», ocupando un amplio solar que daba a la calle Doctrinos, el Paseo de San Lorenzo y la Fábrica del Gas. Ciriaco Sánchez Serrano falleció en su domicilio de la calle Doctrinos el 26 de enero de 1923, hace ahora 100 años, como consecuencia de una hemorragia cerebral. Su biografía está aún por investigar a pesar de aparecer en los libros de historia de la ciudad como una de las figuras más representativos de la pujanza industrial vallisoletana de la segunda mitad del siglo XIX.

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