El Archivo Histórico Municipal de Valladolid, es el lugar responsable de la custodia, tratamiento y difusión de la documentación producida por los órganos de gobierno de la ciudad y desde el año 2003, se encuentra ubicado en la antigua Iglesia de San Agustín. Aunque ... originalmente, la documentación municipal se custodió en dos templos desaparecidos: la Iglesia de San Miguel y el convento de San Francisco. Existía, además, un segundo baúl con copias, guardado en dependencias municipales.
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Este edificio alberga una gran cantidad de documentación que data desde el siglo XII hasta la actualidad. El documento más antiguo con el que cuenta es un privilegio de Enrique I de Castilla por el que se dona al Concejo de Valladolid la villa y castillo de Cabezón de Pisuerga, en reconocimiento de la fidelidad del concejo al rey frente a los enfrentamientos con la nobleza.
La intervención para realizar el actual edificio del Archivo Municipal, abarcó 4.303,75 metros cuadrados de los que son útiles 3.089,75. El edificio fue inaugurado el 2 de mayo de 2003 aunque las actividades se iniciaron el 18 de agosto de ese mismo año con motivo del traslado del personal.
De un arca con tres cerraduras a un edificio religioso
El Archivo Municipal de Valladolid, al igual que buena parte de los archivos municipales españoles, nace durante la Edad Media, en el período comprendido entre los siglos IX y XIII, que coincide con la aparición y consolidación de los concejos medievales.
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Inicialmente este tipo de recopilaciones contenían documentos que justifican los derechos jurídicos y económicos y, los dominios de los nacientes municipios: cartas pueblas, fueros, privilegios, ventas y otros documentos que los sucesivos reyes tendrán que confirmar. Durante la Edad Media, y hasta bien entrada la Edad Moderna, el archivo del concejo de Valladolid se custodió en un arca de madera dotada con tres llaves, un sistema muy utilizado en la época por los municipios castellanos para guardar documentos, monedas y otros bienes de valor.
La primera noticia conocida de este arca es una carta plomada de Enrique II del año 1375, en la que se dice que el arca donde se conservan los documentos está roída por los ratones. De la custodia, se encargaban tres regidores a los que llamaban 'llaveros' y que lo conservaron durante toda la Edad Media dentro de los muros de distintas iglesias de la ciudad: en un principio en San Pelayo y después en San Miguel; también ocasionalmente en Santa María y San Francisco.
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Durante las siguientes etapas, -como la Edad Moderna-, el Archivo va cambiando de lugar y las bases reguladoras van estableciendo más pautas claras sobre lo que se almacena y quién puede acceder a ello. En la segunda mitad del siglo XIX, las leyes municipales introducen la figura del archivero y dejan claras las obligaciones de los municipios en relación con su patrimonio documental.
La reforma de la administración que llevan a cabo los Reyes Católicos supone un punto de inflexión. En Valladolid se crea el Archivo de la Real Audiencia y Chancillería y el Archivo Real ubicado en la localidad de Simancas; mientras que el municipal ve intensificada su actividad y se ve obligado a trasladarse, en 1587, a la Casa Consistorial donde permanecerá hasta que se busca un nuevo destino en el siglo XX.
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Se nombra, en 1905, al primer archivero cualificado para la tarea, quien se pone al frente de un archivo que empieza a tomar conciencia de su importancia. Ya en el siglo XX se realizan las tareas de descripción, inventariado, tratamiento digno de la información y recuperación de los fondos.
El traslado del Archivo Municipal a la restaurada Iglesia de San Agustín junto con la amplitud que tenían las nuevas instalaciones y, la mejora en los medios técnicos y humanos, marcan un antes y un después para un archivo vivo que no cesa de recibir información.
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La nave del templo es la actual sala de consultas y cuenta con setenta puestos a disposición de toda persona interesada, para dar cabida a ciudadanos e historiadores en aquellos momentos de mayor actividad. Las cinco capillas del ala derecha de la iglesia son ahora bibliotecas –de fondo local, de derecho administrativo o de organismos municipales-. En frente se encuentran otras cinco capillas que han sido reconvertidas en salas de trabajo y en oficinas para el personal.
Las paredes cuentan con el empleo de un material transparente que permite ver otras estancias, como el laboratorio de digitialización desde la sala de consultas, donde se escanea cada documento para lograr una imagen fiel y a escala real. También, en su página web, se pueden consultar más de 60.000 fotografías.
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Bajo el suelo de la sala se construyeron tres sótanos: dos de ellos son los actuales depósitos documentales y el tercero, se pensó para proteger los bienes en caso de inundación, aunque la construcción ha demostrado soportar grandes riadas.
En cuanto a sus materiales: puertas de madera resisten el fuego durante 60 minutos; cámaras intermedias a modo de cortafuegos; y un moderno sistema de extinción por gas que actúa reduciendo la presencia de oxígeno. También cuentan con protección diaria contra el paso del tiempo gracias a unas condiciones de temperatura y humedad constantes: 18 grados y una humedad relativa del 47%.
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Después de siete siglos desde su existencia, -aunque en sus inicios fuera un pequeño baúl-, el Archivo Municipal de Valladolid está actualmente dirigido por Eduardo Pedruelo y cuenta con cuatro kilómetros de documentos.
Historia de la iglesia
El Condestable de Castilla, Rui López de Dávalos, donó los terrenos sobre los que hoy se levanta el Archivo Municipal y donde se fundó el templo original de San Agustín, en el siglo XV, más concretamente en el año 1407.
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La iglesia que entonces existía, se sustituyó a mediados del siglo XVI ya que en1550 se le concede el préstamo para su construcción, que se realizó en dos etapas: la primera es tardogótica y se inspiró en la Colegiata de Villagarcía de Campos; y la segunda en la que se continuaron las obras con los planos de Diego de Praves en 1619, y se finalizó la fachada principal de estilo clasicista, en la que se encuentran las armas de los condes de Villamediana. La construcción finalizó en el año 1627.
La iglesia de consta de una sola nave con forma rectangular y cinco capillas a cada lado entre los contrafuertes. Por su parte, el coro se levanta sobre una bóveda de aristas. El conjunto conventual se amplió en años posteriores, con la compra de terrenos de alrededor dada la importancia que tenía, y que duró hasta el siglo XIX.
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Por lo tanto, el Archivo Histórico Municipal de Valladolid se encuentra en la que fuera iglesia de San Agustín de la ciudad. Durante el siglo XIX, ya en bastante mal estado de conservación, algunas partes fueron derribadas y otras cedidas para uso militar. Ya en estado de ruina, en 1925 se trasladó el claustro al Museo Arqueológico, después al Campo Grande y por último a la calle Cadenas de San Gregorio junto al Museo Nacional de Escultura.
En 1940, la iglesia y el resto del conjunto monástico se encontraban en un estado lamentable y en 1942, el Ejército -al cual habían sido cedidas las instalaciones tras la Desamortización-, concretó la cesión de las ruinas de la iglesia de San Agustín al Ayuntamiento de Valladolid, aunque ésta no se llevó a efecto hasta 1966.
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Desde entonces, se barajaron distintas opciones para la recuperación de la iglesia aunque finalmente se optó por rehabilitarlo y albergar allí la sede del Archivo Municipal. La iglesia es lo único que aún se conserva de toda la antigua instalación conventual existente y además, es la parte que se ha rehabilitado como sede del Archivo.
Entre los años 2000-2002 se realizaron excavaciones arqueológicas a su alrededor para que en el mismo año 2002, se acometiera su restauración para albergar el Archivo Municipal de Valladolid, devolviendo a su lugar parte del claustro desmontado años atrás. El actual edificio fue inaugurado en el año 2003, siendo utilizado también como centro de consulta y sala de exposiciones.
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