Secciones
Servicios
Destacamos
La noticia se mereció una amplia página acompañada de numerosas ilustraciones y encabezada por un titular contundente: «Valladolid cuenta con un nuevo coliseo». Aquel 4 de marzo de 1936, día escogido por los Hermanos Lafuente para inaugurar oficialmente el Cine Roxy, El Norte de ... Castilla no tuvo empacho alguno en calificar el local como «un nuevo y elegante cinematógrafo dotado de los elementos más modernos».
El Roxy abría sus puertas en el número 20 de la calle María de Molina, obra de un joven y «notable» arquitecto, Ramón Pérez Lozana, y «ejecutado con escrupulosa precisión por industriales vallisoletanos». El Norte de Castilla se estaba refiriendo a los hermanos José y Emilio Lafuente, quienes, desatendiendo la tradición familiar, habían renunciado a proseguir los negocios de zapatería para adentrarse por la vía empresarial del séptimo arte. De hecho, los Lafuente eran bien conocidos en el sector, pues tres años antes, concretamente el 2 de febrero de 1933, habían inaugurado en la calle Mantería el cine que llevaba su apellido.
La buena marcha del 'Lafuente' les animó a adquirir los terrenos que tenían las dominicas francesas frente a su antiguo colegio, y encargar el proyecto al arquitecto ovetense Pérez Lozana. Éste llegaría a convertirse en una firma muy conocida en la ciudad, pues suyas serían otras realizaciones como el edificio de viviendas colindantes al cine, en la esquina de María de Molina con Doctrinos, el Teatro Carrión (entre 1940 y 1946), y el bloque de la calle Santiago, 26.
El nuevo «Coliseo», como lo denominaba el decano de la prensa, tenía capacidad para 1150 localidades: 650 en el patio de butacas y 500 en el anfiteatro. Los Lafuente explicaban a este periódico las razones que les habían llevado a emprender el nuevo negocio, así como su apuesta por películas «netamente españolas»: «A lo largo de la actuación en el Cinema Lafuente, hemos podido apreciar la predilección de los espectadores por las películas netamente españolas; ello nos marca la pauta a seguir en nuestro nuevo Cine, esto es: preferencia por las cintas de producción nacional, congratulándonos de poder contribuir así al mayor desarrollo y producción de esta industria en España; pero sin olvidar las grandes marcas extranjeras, de cuyas casas haremos desfilar lo más prestigioso en directores y artistas».
Es más, los Lafuente decían aspirar «a que el Cinema Roxy sea un espectáculo para todas las clases, ya que a todas nos debemos y a todas van siempre nuestro ferviente deseo de agradar en correspondencia a la gentil acogida que siempre han hecho, sin distinción ni matices a nuestras representaciones».
Pérez Lozana, por su parte, detallaba las principales características de su trabajo, caracterizado por la combinación de modernidad, sencillez y operatividad: «La arquitectura responde al tipo moderno, basada en los últimos adelantos de la luminotecnia, de gran sencillez y parquedad, buscando los efectos de la luz y aprovechando las ventajas que la disposición del espacio ofrecía. Arrancando directamente del vestíbulo surgen dos escaleras laterales en disposición de facilitar un rápido embarque y desembarque. Dichas escaleras rematan en el vestíbulo, el cual da acceso a las localidades y a las dependencias accesorias (bar, enfermería, despachos de administración y gerencia, váter, etcétera)».
El resultado no podía ser más ajustado a las demandas del público: «El visitante recibe como primera impresión la de la sencillez a que alude el señor arquitecto, unida a la grata sensación de elegancia», destacaba el periodista.
José y Emilio Lafuente escogieron para su nuevo proyecto el mismo nombre del que por entonces era el mayor cinematógrafo del mundo, el 'Roxy' de Nueva York. La decoración, que corrió a cargo de Aquilino Luengo Mayor, destacaba por el empleo de «azul moderno en las paredes, con picado en relieve en la sala; amarillo claro en el techo, y color gris con reflejos de plata, en pintura 'Atlas' rugoso, el zócalo. Para los vestíbulos de ambas plantas se ha elegido un rosa claro en los techos, armonizando con un rojo muy claro en los laterales».
El Roxy comenzó a funcionar con proyectores Super-Simplex y equipos de sonido de la marca R.C.A. Photophone. El día de la inauguración proyectó la película 'Don Quintín el amargao', dirigida por el catalán Luis Marquina bajo la supervisión de Luis Buñuel, y la taquilla se destinó a los damnificados por las inundaciones sufridas días atrás al desbordarse, por las lluvias, los ríos Pisuerga y Esgueva.
Tras la Guerra Civil, las nuevas autoridades obligaron a cambiar temporalmente el nombre original por el de Cinema Radio, en respuesta a la aversión de las potencias democráticas hacia la dictadura franquista. En 1990, la propiedad pasó a manos de Enrique Cerezo, conocido productor y empresario cinematográfico y presidente del Atlético de Madrid, que también adquirió el 'Lafuente'. En 1995 acometió una amplia reforma y la apertura de dos salas, que diez años después redujeron sus localidades para ofrecer mayor comodidad. El 8 de enero de 2014, 78 años después de aquella histórica inauguración, el Roxy bajaba definitivamente el telón para albergar el traslado del Casino de Castilla y León.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.