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«Don Álvaro de Luna apenas pudo dormir. Dedicó casi todas las horas de la noche a ordenar su alma, a descargar su conciencia y a dar los retoques postreros a su última voluntad de los bienes que aún poseía. Con los claros de la ... mañana, oyó misa en la misma casa, y después pidió que le trajesen unas cuantas guindas y algo de pan, que se limitó a probar solamente», relata José Serrano Belinchón en su libro 'El Condestable. De la vida, prisión y muerte de don Álvaro de Luna'. Cubierto con una capa negra, a lomos de una mula y acompañado por los dos religiosos franciscanos que no se habían apartado de su lado en toda la noche, el noble vallisoletano salió al amanecer del 2 de junio de 1453 del palacio que los condes de Buendía tenían en Valladolid hacia la Plaza Mayor, donde se prepara su ejecución.
Mandado edificar en el siglo XV por Pedro Vázquez de Acuña y Albornoz, hermano del infante don Alfonso y I conde de Buendía; la casa-palacio, ubicada en el número 14 de la actual calle Juan Mambrilla (antes Francos), constituye uno de los primeros ejemplos de arquitectura doméstica del renacimiento vallisoletano y, junto con el Palacio de los Vivero, es el único vestigio de esta arquitectura civil del siglo XV que se conserva en la ciudad. Su fachada está realizada con la técnica ornamental arquitectónica conocida como esgrafiado segoviano. Está recubierta de una ornamentación geométrica de estilo mudéjar que, según recoge Juan Carlos Arnuncio Pastor en la 'Guía de Arquitectura de Valladolid', «parece ser de principios del siglo XX». «El hecho de haber venido siendo habitada permanentemente imposibilitaba antes de su restauración precisar qué elementos son originales, a excepción de las columnas del patio de sección todavía octogonal», añade Arnuncio Pastor en su descripción del edificio. Su portada es de arco de medio punto y molduración gótica, enmarcada por un alfiz, que mantiene dos escudos, cuyas armas han sido picadas.
«Hasta arruinarse»
A este palacio habría que sumarle unas casas que daban a la plaza de Santa María (hoy plaza de la Universidad), en la esquina de las calles duque de Lerma y Ruiz Hernández, construidas en 1587 por Juan de Acuña y Acuña, VI conde de Buendía, y que comunicaban con el palacio primitivo a través de un patio y un jardín interior. Durante el siglo XVII la casa estuvo alquilada a diferentes personajes como Diego Rodríguez Valtodano, oidor presidente de la Chancillería de Valladolid, en 1629; o Diego de Loaísa, oidor de la Chancillería, en 1642. En el siglo XVII, el Cabildo de la Catedral se hizo con la propiedad de la casa y continuó alquilándola a particulares.
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Sonia Quintana
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El Ayuntamiento de Valladolid adquirió el inmueble en los años setenta del siglo XX y, tras años de abandono durante los cuales sufrió un progresivo deterioro «hasta arruinarse en su totalidad, desapareciendo el cuerpo posterior», el Consistorio se lo vendió a la Universidad de Valladolid (UVa). Fue sometido a su restauración entre 1989 y 1992, conservándose su patio interior con dos crujías formadas por siete pilares rematados por sencillos capiteles. En la actualidad alberga las sedes de Ediciones Universidad de Valladolid y del Centro Buendía de la UVa. Su restauración obtuvo el primer Premio de Rehabilitación de Castilla y León en 1996.
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