La Casa de las Conchas de Valladolid: el otro Palacio de Santa Cruz

Ubicada sobre el solar que hoy ocupa el edificio Rector Tejerina de la Universidad de Valladolid, la casa contaba con huertas y corrales. Las columnas del patio, en torno al cual se organizaban las distintas dependencias, tenían capiteles adornados con bolas iguales o parecidas a los del Palacio de Santa Cruz. Los arcos eran de tipo corvado. La galería del piso superior tenía un murete de tracería gótica, calada y con motivos de formas vegetales. Los escasos restos que quedan de este palacio -dos lados del claustro y el pozo- pueden verse en la sala de exposiciones que el Museo de la Universidad de Valladolid (MUVa) tiene en este edificio del número 6 de la Plaza de Santa Cruz.

Del matrimonio formado por Bernal Francés de Zúñiga y Juana Carrillo de Córdoba nacieron siete hijos: Juan Bernal, Diego Carrillo, Mondison Bernal, María Bernal, Inés Bernal, Catalina Carrillo y Beatriz Bernal. El capitán tuvo además una hija ilegítima llamada Leonor Bernal, tal y como aparece mencionada en el inventario de sus bienes. Las casas principales del linaje Bernal fueron heredadas a principios del siglo XVI por Catalina, la sexta hija de la pareja, quien se casó con el licenciado Rodrigo de Morales. Fue en manos de la familia De Morales Carrillo cuando el edificio comenzó a conocerse en Valladolid como Casa de las Conchas o Casa de las Veneras.

A la muerte de Rodrigo de Morales heredaron la casa sus cuatro hijos: Luis Carrillo, Juan, Bartolomé y Pedro de Morales. En 1548 la casa y los terrenos se dividieron en dos partes: una para Luis Carrillo y Pedro de Morales y la otra para Juan de Morales (el lote que miraba hacia la Universidad), recibiendo Bartolomé una renta a cambio. El inmueble entonces se tasó en tres millones de maravedís. Posteriormente Luis Carrillo, consejero del rey, se quedó con la parte de su hermano Pedro y estableció en su mitad del palacio su domicilio junto con su esposa María de Ovando. En 1570 la parte de Luis pertenecía al licenciado Francisco de Vera, quien se la adquiría en años previos. Al fallecimiento de este se quedó su esposa Leonor Rodríguez con ella y, en 1597, la heredó su hijo Francisco de Vera.

Francisco de Vera y su esposa María de Artiaga tuvieron tres hijos: Diego, Juan y Francisco. Al fallecer Franciso, María se casó en segundas nupcias con Diego de Avellanada, con el que tuvo otros tres hijos: Juana y Ana de Avellaneda y Pedro Núñez de Artiaga. Aquí empezaron las disputas por la propiedad de esta mitad de la propiedad entre los De Vera y los De Avellaneda. Dos de los hijos de Francisco de Vera y María de Artiaga eran religiosos y donaron su parte al Monasterio burgalés de Nuestra Señora de la Vid. El abad del monasterio vendió esta parte a Ermenegildo Lugo y Montalvo (éste pierde la propiedad antes de 1678). La casa estuvo sometida a alquiler. Solamente por los entresuelos se pagaban al año quinientos reales. En el año 1611 la casa fue tasads en 750.000 maravedís (la mitad, la otra estaba en poder de la familia Morales).

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En el siglo XVIII la casa era propiedad de la Catedral de Valladolid, que se la tenía alquilada a Manuel de la Gándara, abogado de la Real Chancillería. En el siglo XIX el inmueble fue reconvertido en viviendas y a mediados del siglo XX fue comprado por la Universidad.