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La calle Silió, donde ocurrieron los hechos, en los años 80. ARCHIVO MUNICIPAL
Asesinada por unas hojas de lechuga en Valladolid
El cronista

Asesinada por unas hojas de lechuga en Valladolid

El barrio de San Juan se tiñó de luto aquel mes de abril de 1900, cuando Macaria López murió apuñalada por Simeón Maudes, que hirió también a su propia hija

Enrique Berzal

Valladolid

Martes, 25 de abril 2023, 00:08

Los gritos enmudecieron al barrio de San Juan. Eran las ocho menos cuarto de la tarde del 8 de abril de 1900. «¡Socorro!, ¡auxilio!, ¡que nos matan!». Las voces, aterradoras, salían del portal número 6 de la calle de San Bartolomé (hoy Silió), cuyo balcón lucía el rótulo 'Planchadora' y mostraba una piel de oveja colgada. La víctima tenía 20 años, se llamaba Francisca y tenía las ropas llenas de sangre. Al menos ella podía contarlo.

Porque dentro de la vivienda el espectáculo era dantesco. Así lo comprobaron Andrés San José, el sereno, y el policía municipal Jesús Alonso, que acudieron raudos a socorrer a aquella joven «alta, fornida y muy agraciada». Lo primero que vieron fue un desorden total. Mesas de planchar derribadas, camillas y planchas por el suelo, botellas rotas, un quinqué, un brasero... y un cadáver en medio de un gran charco de sangre. Era una mujer de «estatura más baja que alta, enjuta de carnes, pelo negro y peinada sencillamente».

Se llamaba Macaria López y tenía 43 años. Recostada sin vida sobre el lado derecho, tenía su cabeza y un brazo dentro de la despensa y el cuerpo y las piernas en el pasillo y la cocina respectivamente. Una puñalada por la espalda la había perforado un pulmón. Había muerto en el acto. Al menos Francisca, aunque grave, había podido ser trasladada al Hospital Provincial, herida con la misma navaja en un pecho. En el interior de la casa solo había una persona más: un joven de 14 años llamado Simeón, que dormía plácidamente. No se había enterado de nada.

El antiguo Hospital Provincial de Valladolid, donde fue curada Francisca Maudes; abajo, Penal de Santoña y plano de la vivienda con el lugar del crimen. El Norte / Ministerio de cultura
Imagen principal - El antiguo Hospital Provincial de Valladolid, donde fue curada Francisca Maudes; abajo, Penal de Santoña y plano de la vivienda con el lugar del crimen.
Imagen secundaria 1 - El antiguo Hospital Provincial de Valladolid, donde fue curada Francisca Maudes; abajo, Penal de Santoña y plano de la vivienda con el lugar del crimen.
Imagen secundaria 2 - El antiguo Hospital Provincial de Valladolid, donde fue curada Francisca Maudes; abajo, Penal de Santoña y plano de la vivienda con el lugar del crimen.

Todo había sido muy rápido. Tanto, que el presunto homicida había tenido tiempo de huir, cuchillo en mano, por la calle Jardines. El juez de instrucción, José Pardo, y el médico Velicia realizaron las pertinentes pesquisas. El objetivo era doble: localizar al asesino y salvar la vida de Francisca. Esto último, afortunadamente, se consiguió a los pocos días. Lo segundo no fue tan fácil.

Gracias al testimonio de Francisca se publicó el perfil del huido. Se llamaba Simeón Maudes, había nacido en la localidad palentina de Villada y era su padre. Llevaba muchos años «conviviendo maritalmente» con Macaria. No era buena pieza. Alto, robusto, «de buen color y afeitado, teniendo su cara un ceño poco simpático», tenía 58 años y en septiembre de 1899 había salido de la cárcel de Palencia por haber cometido un robo de más de 500 pesetas con arma.

Aquel día, 8 de abril de 1900, había pasado la tarde en un ventorrillo de la ciudad antes de llegar a casa y desatar su furia sobre las dos mujeres. No lo detuvieron hasta el 22 de abril, cuando la guardia civil lo descubrió en un barranco de las inmediaciones de Zaratán. Luego se supo que había huido primero a Palencia y luego a los montes de Cigales, y que pensaba llegar a Valladolid para coger el tren en dirección Santander.

Juicio

El juicio se celebró los días 13 y 14 de abril de 1901. La acusación pública la ejerció el teniente fiscal Rodríguez de Celis y la defensa, el abogado Lagunero. Por la sala desfilaron 32 testigos. Aunque Simeón trató de culpar a Francisca de su reacción, asegurando que le había tirado encima una plancha después de que él la afease una relación sentimental con un capitán de Artillería, señalando además que ambas, Macaria y Francisca, no le daban de comer, el jurado no le creyó.

La secuencia probada de los hechos resultó mucho más estremecedora y prosaica. Todo se desató mientras los tres cenaban una ensalada. Entonces Macaria comentó que Simeón se reservaba siempre las hojas blancas y dejaba las verdes a su hija. Francisca lo corroboró, obteniendo como respuesta paterna una sonora bofetada. Cuando la madre trató de impedir la agresión, aquel sacó una navaja de enormes dimensiones y comenzó a acuchillarlas. También el joven de 14 años confesó que el agresor las maltrataba con regularidad, hasta el extremo de amenazar a Macaria con cortarle un pecho y comérselo son sal.

El veredicto, hecho público el 14 de abril de 1901, fue más ventajoso para Simeón de lo esperado. En lugar de ser condenado por asesinato y homicidio frustrado, lo que le habría llevado a la pena capital, lo fue por homicidio y lesiones menos graves, lo que se tradujo en 17 años, 4 meses y un día de reclusión por el primer delito, y 4 meses y un día de arresto mayor por el segundo. Además, tendría que abonar 2.000 pesetas de indemnización a los herederos de Macaria y 56 a Francisca, más las costas del juicio. A finales de mayo de 1901, Simeón Maudes fue trasladado al Penal de Santoña.

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