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Mariano Fernández-Corredor, el primero por la derecha, en un acto de la Cruz Roja celebrado en 1911. EL NORTE
Mariano Fernández-Corredor, pionero en radiología y de la Cruz Roja en Valladolid

El «alma» de la Cruz Roja en Valladolid

Mariano Fernández-Corredor destacó por su pionero laboratorio de radiología y potenció la organización humanitaria en la provincia

Martes, 12 de abril 2022, 00:46

Cuando en 1922 una revista médica de alcance nacional se refería a Mariano Fernández-Corredor y Chicote, lo hacía resaltando su juventud pero también «la mucha ciencia que atesora y los admirables esfuerzos que viene realizando a favor del progreso científico nacional», logrando incluso traspasar nuestras fronteras y popularizar sus avances en tierras francesas y americanas. Había nacido en Mahón en 1883, pero fue en Valladolid donde se hizo célebre por doble motivo: impulsar un reputado laboratorio radiológico y organizar la Cruz Roja con notable éxito.

En la ciudad del Pisuerga estudió el Bachillerato y la carrera de Medicina, obteniendo la licenciatura en el año 1906. Cinco años después se doctoraba en la Universidad Central de Madrid. Y fue aquí donde estudió electrología como discípulo del famoso doctor Calatayud. Aunque en un primer momento se especializó en Oftalmología, Otorrinolaringología y dermatosifilografía, siempre mostró su predilección por la radiología. De hecho, en mayo de 1921 participaría como alumno en el primer curso que se impartía en España, concretamente en la Universidad Central de Madrid, sobre Electrología y Radiología Médicas: obtuvo la nota de sobresaliente y matrícula de honor.

Antes de eso desempeñó el cargo de médico titular en Camuñas (Toledo), en cuyas escuelas nocturnas de adultos impartió varias conferencias a los alumnos, y también ejerció la profesión en Madridejos. Luego, una vez establecido en Valladolid, montó un magnífico gabinete electroradiólogo que muy pronto completó con un laboratorio de análisis y varios departamentos de su clínica, situada en el número 6 de la calle de Miguel Íscar.

Cobró especial protagonismo en el Congreso celebrado en Sevilla por la Asociación para el Progreso da las Ciencias en mayo de 1917. Según las crónicas del evento, el «competentísimo médico dedicado al estudio de la electricidad médica en su gabinete de Valladolid» presentó una comunicación sobre «Observaciones personales con la alta frecuencia», acompañada de fotografías con los resultados obtenidos, que despertó gran curiosidad. Fue, de hecho, el único trabajo presentado sobre esa especialidad. Su fama trascendió fronteras y, además de recibir la Gran Cruz de la Orden de la Beneficencia francesa y de ser nombrado delegado de la Academia del Progreso de Francia, la 'Revista de Ciencias Médicas' de Buenos Aires le escogió para dirigir la sección Electro-Radiológica.

Fernández-Corredor fue asimismo el artífice del primer curso de Enfermeras que comenzó a impartirse en la Facultad de Medicina de Valladolid en 1917, encargándosele también los de 1918 y 1919, y no menos relevante fue su contribución al afianzamiento de la Cruz Roja en nuestra provincia. En efecto, además de desempeñar el cargo de inspector médico de la misma desde la primera década del siglo XX, en 1914 fue nombrado secretario de la delegación regional y, dos años después, ya como delegado de la Asamblea Suprema, se le encargó organizar definitivamente la Comisión Provincial de la Cruz Roja vallisoletana.

Imagen principal - Mariano Fernández-Corredor, pionero en radiología y de la Cruz Roja en Valladolid
Imagen secundaria 1 - Mariano Fernández-Corredor, pionero en radiología y de la Cruz Roja en Valladolid
Imagen secundaria 2 - Mariano Fernández-Corredor, pionero en radiología y de la Cruz Roja en Valladolid

Así hizo el 24 de mayo de ese año: junto a Avelino Ortega, elegido delegado presidente, el de Mahón pasó a ostentar el cargo de inspector general. Poco después, concretamente en julio de 1920, él mismo sería elegido presidente de la Cruz Roja en Valladolid y delegado de su Asamblea Central. Como tal destacó durante la tremenda inundación provocada por el desbordamiento del río Esgueva en marzo de 1924, poniendo puestos de socorro en las barriadas, particularmente en Pilarica, Circular y en la calle Ruiz Zorrilla, y logrando salvar muchas vidas. Esta actitud, que no pocos consideraron heroica, le valió la Gran Placa de la Cruz Roja, su máxima distinción.

Su temprana muerte, ocurrida el 16 de abril de 1925, sorprendió a propios y extraños y despertó gran consternación en la ciudad. Mariano tenía solo 42 años, era director propietario y fundador de la 'Revista Vallisoletana de Especialidades Médicas' y autor de numerosos artículos y obras de referencia a nivel nacional. Entre ellas, el famoso 'Manual de la Enseñanza de Enfermeras' publicado en 1917 y el 'Memorándum de Electrología y Radiología Médicas' de 1923. También era miembro de la Real Sociedad Española de Electrología y Radiología Médicas y de otras Asociaciones médicas nacionales y extranjeras.

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