Escultura de los Juan Carlos I y Sofía, en el claustro del Museo.
Valladolid
El incierto destino del tercer claustro del monasterio de San Benito
Historias de aquí ·
Cuando la Casa Real se enteró de que el Ayuntamiento de Valladolid quería instalar una escultura de los reyes eméritos en la calle indicó que no consideraba oportuno exponerla a burlas o vandalismo
El Ayuntamiento de Valladolid puso todo en marcha allá por 1997 para erigir una gran estatua de los Reyes de España. En cuanto la Casa Real, tuvo conocimiento de las intenciones a finales de ese mismo año indicó a las autoridades municipales que no consideraba oportuno instalarla en la calle y, por tanto, expuesta a burlas o vandalismo.
Aquello truncó la propuesta del escultor Antonio López, con quien el Ayuntamiento venía hablando desde la primavera de 1997 para que modelara la que al parecer iba a ser la primera representación de los reyes en un espacio público. Es más, el propio escultor ya había hecho un boceto y lo había presentado a la prensa en otoño de aquel año: se instalaría en el Campo Grande, en el jardincillo inmediato a la plaza de Zorrilla, y frente a la escultura de los Cazadores de Alcántara, de Mariano Benlliure, otro gran maestro de la escultura.
El 4 de enero de 1998, Antonio López mostró su proyecto de escultura de los reyes en el lugar donde quería ponerla.
Así que, finalmente, el monumento, una vez obtenido el visto bueno de la Casa Real, se decidió ubicarlo en el claustro del Patio Herreriano del monasterio de San Benito: el día 9 de enero de 1998, el Ayuntamiento y el escultor firmaron el contrato de ejecución por un importe de 48 millones de pesetas y un plazo de ejecución de dos años. En el coste se incluía la participación de su hermano Francisco, y de su primo Antonio, colaboradores necesarios dada la envergadura del proyecto.
Este asunto era, casi, el final de una historia que comenzó en 1983. Ese año la ciudad se hizo cargo de la práctica totalidad del antiguo monasterio de San Benito. Y para comenzar su restauración, en 1985 el Ayuntamiento puso en marcha la primera Escuela Taller que se creó en España, bajo la dirección de los arquitectos Luis Villanueva y José María Peridis.
A partir de entonces el edificio se fue recuperando para dependencias municipales, hasta que ya «solo» quedaba pendiente de restauración el tercero de sus claustros, que dio en llamarse Patio Herreriano por una errónea atribución al arquitecto Juan de Herrera, pues en realidad es de Juan del Ribero Rada. Los proyectos cambiaron a lo largo del tiempo. No se sabía bien que uso darle mientras tenían lugar las obras de restauración.
En enero de 1995, por treinta millones de pesetas se contrata la redacción de un proyecto técnico y un estudio de usos. En junio de ese mismo año se pone en marcha una Casa de Oficios con 45 alumnos.
Perspectiva del espacio que ocupa el patio exterior del Museo. La vista de ese edifico se disimuló con el ala cuyos bajos están destinados a cafetería.
Se habla de destinarlo a Museo de la Ciudad, a despachos de la Fundación Municipal de Cultura, y a dependencias para Archivo Municipal. A finales de año –seguimos en 1995- se descarta lo del Museo pues ya existía el del palacio de Fabio Nelly, y el Ayuntamiento no estaba para más museos, dado que tenía en ejecución el de la Ciencia.
En enero de 1996 el alcalde León de la Riva anuncia la creación de un museo de escultura contemporánea, y en diciembre de 1997 se aprueba un presupuesto de mil cuatrocientos millones de pesetas para acondicionamiento del claustro y sus dependencias.
En sucesivas ocasiones el gobierno Municipal vuelve a hablar de un ala para instalar la Fundación Municipal de Cultura, y el resto para sede estable de la Fundición Capa (una estimable colección propiedad de una empresa dedicaba a la fundición de obras escultóricas de las figuras más destacadas de la escultura española del siglo XX).
Vista aérea del espacio que ocupa el Museo Patio Herreriano.
Hasta que en diciembre de 1999 el alcalde anuncia que se estaba en conversaciones para traer a Valladolid la importante Colección de Arte Contemporáneo Español, en cuyos fondos están todos los movimientos y artistas representativos del arte español del siglo XX. Se trata de un depósito de unas 850 piezas entre escultura, pintura y dibujos. Para dar solvencia a las conversaciones se acuerda involucrar en el proyecto a los tres grupos municipales del Ayuntamiento, que respaldan la operación.
Los fondos componían una colección privada perteneciente a un grupo de veintidós importantes empresas españolas. Cuando se abrió el reina Sofía –con carácter de «colección de arte», no de «museo»- se apoyó en estos fondos privados, pero al pasar a ser museo no parecía apropiado que una colección privada estuviera en un museo nacional. Los propietarios la guardaron y comenzaron a buscar destino: Sevilla y Salamanca fueron las primeras ciudades en las que pensaron, pero, por diferentes motivos no llegó a concretarse en ninguno de ambos municipios.
Panorámica del patio de acceso al Museo.
El vallisoletano Miguel Ángel Cortés, por aquel entonces secretario de Estado de Cultura, le habló al alcalde sobre esta colección. Se inician las conversaciones y concluyen el 14 de enero de 2000 con la firma de un convenio de cesión por cinco años prorrogables tácitamente por otros cinco, entre el alcalde Francisco Javier León de la Riva y Julián Trincado Setter, presidente de la Asociación propietaria de los fondos.
Esto obligó a modificar el proyecto de rehabilitación del Patio Herreriano, que pasaría a dedicarse por completo a museo. Los arquitectos Juan Carlos Arnuncio, Clara Aizpún y Javier Blanco, que desde diciembre de 1995 eran los encargados de llevar las obras de restauración, tuvieron que realizar importantes cambios en el proyecto que tenían en marcha: hacer diáfanos los espacios que estaban pensados para oficinas de la Fundación Municipal de Cultura, instalar un montacargas, ampliar el sótano que está bajo la plaza de acceso al edificio, habilitar la capilla gótica de los Fuensaldaña para incorporarla como sala de exposiciones (hasta entonces estaba destinada para salón de actos), y construir un edificio que «cerrara» el lateral de los jardines de acceso, creando una plaza, y que de paso evitara la vista sobre el extemporáneo bloque de viviendas que se construyó en su día en la calle Jorge Guillén.
Comitiva institucional el día de inauguracion del Museo Patio Herreriano. A la derecha de la imágen, Maria Jesús Abad, la primera directora que tuvo el Museo.
El 4 de junio de 2002 se inaugura el nuevo «Patio Herreriano. Museo de Arte Contemporáneo Español», monumento de los reyes incluido, con presencia de Juan Carlos I. La dirección del nuevo museo la llevó María Jesús Abad, que desde hacía años era la directora de la colección que se instaló en Valladolid.
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