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Soldados ingleses saludan a la cámara durante la Guerra de Iraq. AP
1991: Guerra del Golfo

1991: Guerra del Golfo

165 aniversario de El Norte de Castilla ·

La invasión de Kuwait, en agosto del año 1990, fue condenada por la ONU, que avaló el ataque militar de la coalición liderada por los norteamericanos

Martes, 5 de abril 2022

Tropas iraquíes invadieron en la madrugada del jueves territorio kuwaití, llegando a primeras horas de la mañana a la capital del Emirato, donde, pese a la resistencia de las fuerzas locales, se apoderaron de las instalaciones claves de la capital, incluyendo el palacio del emir». La noticia, publicada el 3 de agosto de 1990, era el comienzo de un encadenamiento de conflictos que confluiría, meses después, en la famosa Guerra del Golfo contra las tropas iraquíes de Sadam Hussein.

Para entenderlo hay que remontarse a 1961, año en el que Kuwait obtiene la independencia después de desprenderse de la tutela británica. Posteriormente, la toma del poder en Irak por parte del partido Baaz, por medio de un golpe de Estado, permite a Hussein ir escalando posiciones hasta 1979, año en que toma las riendas del poder. Después de declarar la guerra a Irán, provocando un conflicto que durará ocho años, en 1990, animado tanto por el resultado de la guerra con Irán como por las ansias de hacerse con conquistas territoriales y petrolíferas, planea el ataque a Kuwait. La excusa fue la reivindicación iraquí de las islas de Warbah y Bubiyan. Lo cierto es que Kuwait disponía de unas reservas petrolíferas excepcionales y era una presa muy atractiva para un Estado, como el iraquí, muy endeudado y que no había conseguido una victoria resolutiva en su conflicto con Irán.

El ataque que daría lugar a la llamada Guerra del Golfo comenzó el 2 de agosto y finalizó el día 8. Fue un verdadero paseo militar para Hussein, pues los apenas 16.000 militares kuwaitíes nada pudieron hacer para frenar a 140.000 iraquíes y 1.800 tanques. Después de la invasión, Iraq controló nada menos que el 20% de los recursos mundiales de petróleo, lo que motivó a los países árabes y a Estados Unidos a intervenir. Un temor complementario de los norteamericanos nació de la posibilidad de que los iraquíes no se contentaran con ocupar Kuwait, pues el ejército saudí sólo contaba con unos 70.000 hombres y la capital del reino podía ser capturada en tan solo seis días.

Calles de Bagdad, arrasadas tras la Guerra del Golfo. : AP

«Los árabes desafiaron ayer a Irak tras acordar la formación de un contingente para defender los países del Golfo Pérsico contra una posible agresión y condenaron la anexión de Kuwait por parte de Bagdad», señalaba El Norte de Castilla el 2 de agosto de 1990. El despliegue norteamericano fue inmediato: a mediados de septiembre, ya había 700 aviones en suelo de Arabia Saudí. En el resto de los países occidentales la propensión dominante tendió a tomarse la invasión iraquí con mayor indiferencia, mientras que en Estados Unidos el apoyo de la opinión pública al presidente Bush (padre) ascendía hasta el 80%.

Estados Unidos no se limitó a una intervención propia, sino que logró el apoyo de la ONU y la colaboración de una amplia gama de aliados. Una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, suscrita el 25 de agosto, supuso la condena sin paliativos de Iraq; y tres meses más tarde, concretamente el 29 de noviembre de 1990, el Consejo de Seguridad de la ONU autorizaba el uso de la fuerza para obligar a Irak a retirarse de Kuwait.

La operación Tormenta del Desierto, liderada por Estados Unidos con la ayuda de países árabes (Arabia Saudí, Pakistán, Turquía, Siria, Egipto), Francia e Inglaterra, se inició en enero de 1991 y duró poco más de un mes. Los muertos aliados fueron menos de 500; los datos del adversario resultan muy difíciles de precisar, pero deben ser medidos en decenas de millares. El resultado supuso la liberación de Kuwait pero no la caída de Sadam Hussein, capaz de conservar el poder a pesar de la revuelta interna de los chiítas en el Sur y de los kurdos en el Norte, pues había resguardado parte de sus mejores tropas para emplearlas contra ellos. Los abatió de una forma cruel, ante la pasividad de la ONU y de Estados Unidos.

Iraq fue condenado por la ONU a pagar los gastos de la guerra y a eliminar sus armas de destrucción masiva, además de imponerle un embargo económico sobre su producción de crudo. En 1994 tuvo que reconocer a Kuwait como país soberano e independiente, cosa que nunca había hecho. Además, ante el peligro de que Irak siguiese empeñado en construir la bomba atómica (algo que había intentado ya Hussein en los años ochenta mediante negocios armamentísticos con Francia y que fue desbaratado por el Mossad israelí), la comunidad internacional le impuso la obligación de atender a inspectores de la ONU. Ello exigió una concienzuda vigilancia durante toda la década de los noventa, que concluyó con dos bombardeos (1998-1999), cuando los iraquíes no dejaban que los inspectores de la ONU cumplieran su cometido.

Gasolina más cara

El 3 de agosto de 1990 El Norte de Castilla informaba en portada de que Irak había invadido militarmente Kuwait. El periódico alertaba además sobre la más que segura subida de la gasolina como consecuencia del conflicto.

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