1982: la Guerra de las Malvinas hunde a la Dictadura argentina
165 aniversario de El Norte de Castilla ·
Iniciada el 2 de abril de 1982, los mandatarios del país invasor y los británicos vieron en la contienda una forma de recuperar su cuestionada popularidad. En solo 75 días, el Reino Unido se imponía sin contestación
La operación militar se inició a las 03.00 horas de hoy, cuando desembarcó en Puerto Stanley, capital del archipiélago, un comandante de infantería. Dicha unidad tomó inmediatamente el control de las instalaciones portuarias ubicadas en el Cabo Pendroke, a cinco kilómetros de la ciudad, así como del aeropuerto y de la unidad militar británica allí destacada». El 3 de abril de 1982 El Norte de Castilla daba cuenta de una guerra inusitada entre el Reino Unido y Argentina: la llamada Guerra de las Malvinas, forzada por la Dictadura militar argentina ante su caída de popularidad y que, a la postre, conduciría a su decisivo colapso.
El origen remoto del conflicto por las islas de las Malvinas, que en tiempos modernos habían estado en posesión española (fueron descubiertas por Magallanes en 1494), lo encontramos en 1820, momento en que Argentina se independiza de España y reclama su posesión. Sin embargo los ingleses, que también pugnaban por controlarlas, se hicieron con ellas en 1833 y las declararon su colonia en 1892. El contencioso siguió en pie durante muchos años, hasta el extremo de que en 1960 la ONU solicitó la devolución de las Malvinas (islas Faklands para los británicos) a su legítima propietaria, que era Argentina. Aunque el Gobierno británico aceptó dicha resolución, no especificó la fecha de la misma. Ante las presiones argentinas, los ingleses respondían aduciendo que la población local prefería mantener la soberanía británica pues, aunque poco habitado, el archipiélago ofrecía una posición geográfica estratégica.
La presión aumentó considerablemente en tiempos de la Dictadura militar, sobre todo a partir de 1980, como resultado de una galopante pérdida de popularidad provocada por la grave crisis económica del país. Leopoldo Galtieri, jefe de Estado argentino, pensaba que contaría con el apoyo de Estados Unidos y que, bien por la fuerza bien mediante negociaciones diplomáticas, recuperaría la posesión de las islas.
El 2 de abril de 1982 las tropas argentinas, siguiendo la llamada operación Rosário, lanzaban un ataque y tomaban la capital del archipiélago, Port Stanley (al que inmediatamente cambiaron el nombre por el de Puerto Argentino) para, a continuación, hacer otro tanto con South George, otra isla del Atlántico Sur que era propiedad de los británicos. La excusa esgrimida por Argentina para declarar la guerra fue la exigencia británica de que las embarcaciones militares de aquel país, que venían merodeando por las Malvinas desde marzo, abandonasen inmediatamente territorio inglés.
Lo cierto es que la guerra le fue muy útil también a la primera ministra británica, Margaret Thatcher, que atravesaba asimismo por un periodo de baja popularidad. En ambos casos, los mandatarios se mostraban convencidos de que la guerra contra un enemigo exterior cerraría filas a favor del Gobierno.
Cuando el Reino Unido trató de resolver el conflicto de forma pacífica, la negativa argentina no se hizo esperar, más aún al comprobar la entusiasta reacción de su población. La respuesta británica consistió en el envío de 27.000 soldados y 111 buques de guerra.A pesar de que los argentinos consiguieron derribar dos embarcaciones británicas, la superioridad del Reino Unido era evidente. La operación Sutton no tardaría en dar resultado: «El ataque realizado esta mañana por aviones Harrier de las fuerzas británicas al aeropuerto de Port Stanley y la decisión de EE. UU. de apoyar a Gran Bretaña perfilan el estado crítico del conflicto de Las Malvinas», informaba El Norte de Castilla el 2 de mayo de 1982. 19 días después, un desembarque anfibio en la costa norte posibilitaba que los británicos tomaran poblaciones menores y acabaran cercando la capital: «El Ministerio de Defensa de Gran Bretaña ha confirmado que varios grupos de ataque de la Armada Real desembarcaron anoche en las islas de Las Malvinas», podía leerse en el decano de la prensa española el 22 de mayo.
A mediados de junio, la superioridad británica dejaba sin respuesta a los argentinos: «El comandante en jefe de las fuerzas argentinas en Las Malvinas capitulaba ante el general británico, ayer lunes, a las 21 horas, según ha anunciado hoy en Londres el gabinete de prensa de la primera ministra británica Margaret Thatcher», señalaba El Norte de Castilla el 16 de junio de 1982. La resolución del conflicto, que provocó la muerte de cerca de 1.200 argentinos y de 255 británicos, terminó por hundir a la Junta Militar Argentina (de hecho, al año siguiente sería elegido presidente Raúl Alfonsín) y fortaleció la imagen de Margaret Thatcher, que lograría ser reelegida como primera ministra.
Reunión urgente
El 3 de abril de 1982 El Norte de Castilla llevó a su portada la invasión por parte de tropas argentinas de «las islas británicas de Malvinas», que había ocasionado «un muerto y dos heridos». La escalada bélica provocó la convocatoria de una reunión urgente del gabinete gubernamental que entonces dirigía Margaret Thatcher.
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