Concentración de estudiantes de Medicina en el Patio del Palacio de Santa Cruz.Archivo Municipal de Valladolid
1975: cierre de la Universidad de Valladolid
165 aniversario de El Norte de Castilla ·
La clausura de las aulas vallisoletanas decretada en febrero de 1975, como consecuencia de los disturbios estudiantiles, fue duramente contestada por El Norte de Castilla y por numerosos colectivos de la ciudad
Aquella decisión, realmente inesperada, pretendía ser ejemplarizante para el resto de las universidades españolas, pero terminó concitando la protesta unánime de diversos colectivos sociales; de los más significados en la lucha contra el régimen de Franco, desde luego, pero también de los políticamente más templados, alejados de todo radicalismo.
El cierre de la Universidad de Valladolid, el 8 de febrero de 1975, convirtió a la ciudad en uno de los más destacados núcleos de la movilización estudiantil contra la Dictadura. Precedido de una intensa conflictividad desde finales de los años sesenta, los antecedentes inmediatos pueden fijarse el 16 de enero, cuando estudiantes de Filosofía y Letras, liderados por la cantante Elisa Serna, organizaron una asamblea multitudinaria que terminó siendo disuelta por la policía. Al día siguiente el rector José Ramón del Sol anunciaba, una vez más, el cierre de todas las facultades y escuelas universitarias por tiempo indefinido.
Pocos días después, el Tribunal de Orden Público dictaba sentencia contra estudiantes muy significados en la extrema izquierda –José Luis Cancho, Miguel Casado, Joaquín Castrillón, Tito Hermosa, José Manuel Arnaiz, Luis Fermín Orueta y Ovidia Vinuesa– y 69 representantes de todas las facultades y escuelas iniciaban un encierro en la capilla del Hospital Provincial, siendo desalojados y detenidos por la policía.
El día de la reapertura, 29 de enero de 1975, no pudo ser más conflictivo. Cuando el rector Del Sol acudió a dar clase a sus alumnos de 5º de Medicina, se encontró con el aula vacía. Aun así, permaneció en su interior hasta el final de la hora. A la salida, mientras se dirigía al Hospital Provincial, un grupo de estudiantes le impidió el paso. De pronto, una lluvia de huevos cayó sobre él al grito de «¡Dimisión! ¡Dimisión!». Del Sol tuvo que ser auxiliado por miembros de la Cátedra de Obstetricia y Ginecología.
A partir de ese momento no cesaron los rumores en torno al cierre de las cuatro facultades vallisoletanas. Rumores que se hicieron realidad el 8 de febrero de 1975, al aplicarse un Decreto del Consejo de Ministros a propuesta del entonces ministro de Educación y Ciencia, Cruz Martínez Esteruelas.
Madres de alumnos reivindicando el final del cierre de la Universidad.
AMVA
En total, fueron 8.000 los alumnos afectados. La solidaridad de diversos colectivos no se hizo esperar. De lo desproporcionado y lesivo de la medida dio cuenta el editorial publicado al día siguiente por El Norte de Castilla, cuando sostenía que «situaciones más extremas ha habido en la Universidad vallisoletana a lo largo de los últimos años que no han obligado a tal castigo. Y además, la decisión ministerial llega precisamente en un momento en que la situación tendía a normalizarse. Existe, por lo tanto, en un primer lugar, una desproporción evidente en la medida, y ésta resulta obviamente extemporánea (…)
Si, como se dice, los desórdenes universitarios los provoca siempre una minoría revoltosa, no es justo que pague por ellos una enorme mayoría estudiosa y formal, y que pague con un gravísimo perjuicio no sólo económico, sino, evidentemente, moral, intelectual y temporal, también, como es la pérdida posiblemente irreversible de todo un año de vida práctica».
Los alumnos se organizaron para continuar con su formación mediante la denominada «Universidad Paralela», desarrollada a través de reuniones en casas particulares, librerías, parroquias, asociaciones de vecinos, y cafeterías. Agrupó a cerca de 2.000 estudiantes divididos en 200 grupos de estudios, y contó con la colaboración de varios profesores no numerarios.
Por poner un ejemplo, ante el encierro de medio centenar de estudiantes en la iglesia de la Pilarica, el 19 de febrero, para intercambiar apuntes y métodos de trabajo, el Gobierno Civil informaba: «Ambas cosas tienden... a la creación de un curso paralelo que les permita continuar su preparación».
El cierre de la Universidad de Valladolid resultó tan desproporcionado, que varios colectivos salieron a la palestra pública para protestar contra la medida y solicitar la reapertura. Finalmente, el 10 de mayo se hizo pública la decisión del Consejo de Ministros de celebrar exámenes en septiembre y clases prácticas en verano. En octubre de 1975, Juan Antonio Arias Bonet era designado para ocupar el cargo de rector en sustitución de José Ramón del Sol.
Orden del ministro
«Las facultades de Filosofía, Medicina, Derecho y Ciencias, cerradas hasta el próximo curso por orden del ministro de Educación y Ciencia». Así resumió El Norte la situación en la Universidad de Valladolid el 9 de febrero de 1975.
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