1974: revolución de los claveles
165 aniversario de El Norte de Castilla ·
El 24 de abril de 1974 daba comienzo la Revolución de los Claveles en Portugal, que en pocas horas provocaba la dimisión de Marcelo Caetano y todo el gabinete ministerialEn la pasada madrugada se ha producido en Lisboa una sublevación militar. A partir de las cuatro de la madrugada, la emisora Radio Club portuguesa comenzó a transmitir cada cuarto de hora un comunicado del 'Movimiento de las fuerzas armadas', que recomendaba que no opusiera resistencia para evitar el derramamiento de sangre.
(...) Las primeras informaciones del movimiento militar, confusas y ambiguas, señalaban como unidades sublevadas las guarniciones de Santarem y el quinto regimiento de Cavadores en Lisboa que ocupó la emisora 'Radio Club'. (...) A las ocho de la tarde (hora española) se desconoce el paradero del primer ministro, Marcelo Caetano, y del Presidente de la República, almirante Américo Thomaz».
Lo ocurrido en el vecino Portugal los días 24 y 25 de abril de 1974, relatado de esta forma por El Norte de Castilla dos días después, generó un temor fundado en el Gobierno español. No era para menos: un golpe militar terminaba con más de 40 años de Salazarismo. La Revolución de los Claveles, pilotada por el Movimiento de las Fuerzas Armadas, había derribado la Dictadura portuguesa. Entre las causas más inmediatas no puede obviarse la política colonial a la que el país vecino estaba entregado desde principios de la década, empeñado en mantener a toda costa las posesiones africanas de Angola y Mozambique. Este hecho, unido al impacto de la crisis económica, generó las primeras fisuras de relevancia entre la clase dirigente, hasta el extremo de incentivar la oposición de un sector del ejército a la política del momento y provocar la destitución del general Antonio Spínola y de un grupo de seguidores que proponían otro tipo de estrategia colonial.
Era el comienzo de las conspiraciones contra Caetano, que en 1970 había sustituido a Oliveira Salazar: desde el primer intento de golpe de estado, a mediados de marzo, en el Regimiento de Infantería de Caldas de Rainha, hasta el movimiento del 24 de abril de 1974, que dio comienzo a las 22:55 con la emisión radiofónica de canciones prohibidas por el Gobierno. Una hora y media más tarde sonaba la canción de José Afonso 'Grândola Vila Morena', que era la señal pactada por los sublevados para ocupar las plazas más importantes del país. Y así fue. Media hora más tarde, la mayor parte del ejército se sumaba a los militares opositores. El resultado fue que a las nueve de la mañana del 25 de abril de 1974 miles de ciudadanos se concentraban en las zonas más importantes de Lisboa, provocando la rendición del Gobierno de Caetano ante las fuerzas de Antonio Spínola a las cuatro de la tarde. Poco tiempo después, todo el Gobierno se exiliaba a Brasil.
La denominación de Revolución de los Claveles obedeció al suceso anecdótico que protagonizó una portuguesa llamada Celeste Caeiro, que en aquella jornada regresaba en coche de una fiesta que había sido cancelada, con numerosos claveles en el interior. Cuando un grupo de soldados le pidió un cigarro Celeste, que no disponía de tabaco, les entregó un clavel, que acabó colocado en el tanque. Sus compañeros repitieron el gesto introduciendo los claveles en las bocas de sus fusiles, en señal de revolución pacífica.
El 26 de abril de 1974, el general Spínola anunciaba la dimisión del presidente de la República, Américo Thomaz; del primer ministro, Marcelo Caetano, y del Gabinete Ministerial; asimismo, afirmó su voluntad de suprimir el único grupo político permitido, la Acción Popular Militar, así como la Policía Secreta o Dirección General de Seguridad, confirmaba su voluntad de suprimir la censura, establecer la libertad sindical, de reunión y de asociación, y permitir la creación de partidos políticos.
En España el Gobierno franquista, temeroso de que el movimiento se expandiera y pudiera poner en peligro la estabilidad del Régimen, decidió cerrar de manera preventiva todos los accesos de la frontera. En su editorial El Norte de Castilla veía con esperanzas lo ocurrido en Portugal, siempre que diera paso a una auténtica democracia:
«Los militares, con el presidente de la Junta Militar a la cabeza, han querido, además, que desde el primer momento queden claras su actitud y sus intenciones Han denominado a su movimiento o alzamiento de 'Salvación Nacional', pero no se han considerado ellos mismos los salvadores del país, sino que han estimado que debe ser el país mismo quien se dé un Gobierno libremente escogido a través de unas Constituyentes y con la audiencia de todas las familias políticas portuguesas, y para que no quepan dudas, el general Spinola ha afirmado que la manera más contundente que los poderes del Estado serán legalmente recortados y controlados por las leyes, que éstas protegerán todos los derechos humanos hasta ahora pisoteados en el país, y que aquellas familias políticas se expresarán según la norma de diversas asociaciones civiles. Todo eso, pues, significa la voluntad de los militares de erigir un régimen democrático, aun con toda la prudencia que exige, sin duda, el hecho de una despolitización, de unas divisiones, de muchos odios y rencores y de una deshabituación a la vida política normal, que ha significado la dictadura tan prolongada como la salazarista».
Junta de salvación
El 26 de abril de 1974 El Norte de Castilla informó del «Golpe de Estado en Portugal» por parte de tropas dirigidas por comandantes y capitanes, que crearon una «Junta Nacional de Salvación» para dirigirse al país.
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