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Momento de la designación de don Juan Carlos como sucesor de Franco por las Cortes, el 22 de julio de 1969.
1969: Franco designa a su sucesor

1969: Franco designa a su sucesor

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El 22 de julio de 1969 el príncipe Juan Carlos era designado sucesor de Francisco Franco en la Jefatura del Estado con título de Rey, conforme a las Leyes Fundamentales del Régimen

Martes, 3 de agosto 2021, 14:25

Francisco Franco Bahamonde, Jefe del Estado, (...) ha designado hoy a su sucesor: don Juan Carlos de Borbón y Borbón, de 31 años. Las Cortes Españolas, reunidas hoy en sesión plenaria extraordinaria, convocadas el pasado día 17 del actual, han aprobado la propuesta de Franco, presentada en forma de ley, tras un mensaje de dos mil quinientas palabras, al que dio lectura, con emoción en la voz y firme acento en cada palabra, el propio Jefe del Estado, por 491 'sí', 19 'no' y 9 abstenciones. (...)». La noticia, publicada por El Norte de Castilla el 23 de julio de 1969, marcaría sin duda el porvenir político del país. Don Juan Carlos de Borbón era designado sucesor de Franco en la Jefatura del Estado, conforme al artículo primero de la Ley 62/1969, de 22 de julio, por la que se proveía lo concerniente a la sucesión en la Jefatura del Estado, reproducido igualmente por este periódico:

«Al producirse la vacante en la Jefatura del Estado se instaurará la Corona en la persona del príncipe don Juan Carlos de Borbón y Borbón, que la transmitirá según el orden regular de sucesión establecido en el artículo once de la Ley Fundamental de 26 de julio de 1947, modificada por la Ley Orgánica del Estado de 10 de enero de 1967».

En efecto, según la Ley de Sucesión, aprobada en referéndum el 6 de julio de 1947, el Estado español se constituía en «Reino católico, social y representativo», siendo el propio Franco, declarado Jefe del Estado, el encargado de «proponer a las Cortes la persona que debía ser llamada en su día a sucederle, a título de Rey o de Regente». Se regulaba así el orden sucesorio y se creaba el Consejo del Reino.

El presidente de las Cortes, Iturmendi, lee el resultado de la votación.

En aquel referéndum de 6 de julio de 1947 pudieron votar todos los españoles mayores de 21 años entre las nueve de la mañana y las cinco de la tarde. La pregunta emitida era sencilla: «¿Ratifica con su voto el proyecto de Ley sobre Sucesión en la Jefatura del Estado aprobado por las Cortes Españolas el siete de junio de 1947?». Para asegurarse una participación masiva, quien no votara perdería el racionamiento y el derecho a cobrar el sueldo. La papeleta se rellenaba previamente en el domicilio particular.

La intensa propaganda, los duros rigores de la postguerra –económicos y represivos–, la debilidad de la oposición y la manipulación electoral no dejaron lugar a sorpresas de ningún tipo. En el conjunto nacional, el 'Sí' triunfó con el 92,94% de los sufragios; el 'No' se quedó en el 4,75% y los votos nulos representaron un escueto 2,21%.

Con estas bases legales, que fueron modificadas por la Ley Orgánica del Estado de 10 de enero de 1967, se acometió esa decisión fundamental en el proceso de institucionalización de la Dictadura que consistía en designar al sucesor de Franco en la Jefatura del Estado. El nombramiento de Juan Carlos de Borbón, último y definitivo desaire de Franco a don Juan, que era el legítimo heredero de la Corona, fue interpretado en su momento como el triunfo de los tecnócratas sobre los falangistas. No en vano, detrás de esa decisión estaba la tenaz labor del almirante Luis Carrero Blanco, que en esos momentos era vicepresidente del Gobierno, y de Laureano López Rodó, ministro sin cartera pero alma del desarrollismo económico de los años sesenta.

De hecho, el nombramiento de Juan Carlos como príncipe de España y sucesor de Franco irritó profundamente a los seguidores de Juan de Borbón quienes, al igual que este, entendían que la monarquía en España solo podría ser restaurada bajo la figura de don Juan. También se ganó las críticas de determinados sectores del falangismo, la reacción hostil del Partido Comunista y la desafección del PSOE. Lo cierto es que con este nombramiento, Juan Carlos de Borbón se vio obligado a romper explícitamente el orden sucesorio legítimo y a jurar los Principios del Movimiento Nacional y las Leyes Fundamentales del Reino. El conflicto en la Casa Real, entre padre e hijo, fue inevitable, aunque ambos trataran de mitigarlo. Con todo, don Juan no renunciaría a sus derechos dinásticos hasta 1977, una vez asentada la monarquía en España.

Don Juan Carlos prestó juramento ante las Cortes al día siguiente de su designación, el 23 de julio de 1969, según lo preceptuado en el artículo noveno de la Ley de Sucesión y el 50 de la Ley Orgánica del Estado.

Lealtad y fidelidad

El 23 de julio de 1969 El Norte de Castilla plasmó a toda página el nombramiento de don Juan Carlos de Borbón como sucesor de Franco en la Jefatura del Estado. El periódico especificaba que ese mismo día iba a prestar «juramento de lealtad» al dictador y «fidelidad a los Principios del Movimiento».

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