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Vista aérea de la factoría de Endasa, una de las que se acogió al Polo de Desarrollo. Archivo Municipal de Valladolid
1964: Valladolid, motor industrial de Castilla y León

1964: Valladolid, motor industrial de Castilla y León

165 aniversario de El Norte de Castilla ·

La designación de la provincia como Polo de Desarrollo, que se formalizó el día 24 de enero del año 1964, potenció su liderazgo dentro de la región y reforzó su especialización en el prometedor sector del automóvil

Martes, 15 de junio 2021, 08:13

El titular de El Norte de Castilla, en portada, lo decía todo con solo cinco palabras: «Valladolid, polo de desarrollo industrial». Aquel 25 de enero de 1964, el decano de la prensa española se hacía eco de una decisión del Consejo de Ministros que, sin duda, alegró el día de las autoridades vallisoletanas. Se trataba, en realidad, de un espaldarazo impagable al cada vez más consolidado desarrollo industrial de la ciudad.

Esta política industrial de la Dictadura franquista no podría entenderse sin los renovados aires de apertura y modernización económica iniciados a finales de los años cincuenta por los gobiernos tecnócratas. Apoyada en un informe emitido por el Banco Mundial en 1962, la estrategia de los Polos de Desarrollo y de Promoción Industrial tampoco ocultaba la influencia francesa de Francoise Perroux, defensor de un mecanismo de crecimiento a partir de puntos o polos que ya contasen con cierta base industrial.

Se trataría, por tanto, de propiciar el desarrollo regional a través de la capacidad de atracción ejercida por dichos polos de desarrollo; o, como apuntaba El Norte de Castilla, de «acelerar el ritmo de crecimiento de aquellos núcleos que, contando ya con una actividad industrial apreciable, no pueden todavía parangonarse con las zonas industrializadas del país y, al mismo tiempo, radican en regiones de bajo nivel de renta con excesiva dependencia de la agricultura y con fuerte emigración».

En el primer Plan de Desarrollo, de siete años de duración, el Consejo de Ministros decidió incluir Valladolid como Polo de Desarrollo junto a Zaragoza, Sevilla, La Coruña y Vigo, mientras que Burgos y Huelva eran designados polos de Promoción Industrial. En febrero de ese mismo año de 1964, el economista y empresario Antonio Narro de Povar era nombrado gerente del polo vallisoletano.

Antonio Narro de Povar, gerente del Polo de Desarrollo de Valladolid, presenta el proyecto en febrero de 1964. Archivo Municipal

Tres factores influyeron en la decisión: la incipiente industrialización de Valladolid, la existencia de un contingente importante de mano de obra industrial cualificada, y la buena situación estratégica de la ciudad, que lideraba un óptimo nudo de comunicaciones. La prensa no tardó en destacar a los dos máximos responsables de la concesión: el alcalde de la ciudad, Santiago López González, y el gobernador civil, Alberto Ibáñez Trujillo.

El Polo de Desarrollo, a través de su política de incentivos financieros y arancelarios, benefició enormemente a Valladolid, pues contribuyó a consolidar y engrandecer las empresas existentes, ayudó a crear otras nuevas –la más importante, sin duda, Michelin– e incrementó considerablemente el número de puestos de trabajo.

Destaca así el monto total de la inversión realizada, pues los 11.212,9 millones de pesetas previstos en un primer momento se tradujeron, en 1975, en 18.968. De esta manera, el de Valladolid se convertía en el contingente de capital invertido más elevado de todos los polos españoles, excluyendo al de Huelva: equivalía casi al doble del capital invertido en el de Sevilla y casi al 300 % del aplicado en Zaragoza.

Además, los 10.858 puestos de trabajo previstos se convirtieron, en 1975, en cerca de 20.000, con lo que el vallisoletano también presentará el coeficiente de cobertura de empleo previsto más elevado de los polos españoles. Asimismo, las industrias con capital extranjero acogidas representaron más del 40% de la inversión y el 55% de los puestos de trabajo creados; es el caso, entre otras, de Fasa-Renault, que concentró el 42,3% de los puestos creados durante los años de vigencia del Polo, Facsa, Sava, Iberit, Maggi o Mondial Pistón Española.

Las empresas existentes con anterioridad a la designación de Valladolid como Polo de Desarrollo (Fasa-Renault, Sava, Tecnauto, Nicas, Endasa…) absorbieron la mayor parte de las inversiones y crearon el contingente más alto de puestos de trabajo. La gran beneficiada fue, sin duda alguna, la empresa Fasa-Renault, que absorbió casi la mitad de la inversión total del polo. La consecuencia más evidente fue la especialización de la industria vallisoletana en el sector del automóvil.

Aunque no cabe duda del beneficioso impacto de esta medida en la actividad económica vallisoletana, no en vano el peso nacional de su Producto Interior Bruto pasó del 1,20% en 1960 al 1,28% en 1975, también es cierto que el objetivo general perseguido por esta estrategia no se cumplió. En efecto, no facilitó el desarrollo equilibrado de la provincia ni mucho menos el de la región, hasta el extremo de poder afirmar, como señalan destacados especialistas, que el polo vallisoletano acentuó los desequilibrios regionales existentes, afianzó el predominio industrial de Valladolid y Burgos y reforzó la especialización en las industrias del automóvil, química y alimentaria.

Renta desigual

El 25 de enero de 1964 El Norte de Castilla destacó en portada que el Gobierno había declarado a Valladolid Polo de Desarrollo Industrial, en el marco de un plan que pretendía equilibrar «la desigual distribución de la renta nacional entre las diferentes regiones españolas».

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