1918: fin de la Gran Guerra
165 aniversario de El Norte de Castilla ·
La firma del tratado de paz, el 28 de junio de 1919, era el símbolo del final de la Primera Guerra Mundial y provocó un profundo cambio en el mapa de Europa165 aniversario de El Norte de Castilla ·
La firma del tratado de paz, el 28 de junio de 1919, era el símbolo del final de la Primera Guerra Mundial y provocó un profundo cambio en el mapa de EuropaHa sido firmada la paz esta tarde a las tres y trece minutos Muller puso la firma en nombre de Alemania. Los delegados alemanes estaban muy pálidos y vestidos de negro. El momento de firmar, después de una corta alocución de Clemenceau, fue un momento de angustia. Se comprometieron a cumplir el tratado leal y fielmente: Wilson, alegre y sonriente; George y Balfour, delegados ingleses, se muestran muy serios. Clemenceau y los delegados franceses muy satisfechos- Después firmaron los delegados italianos y japoneses». La noticia del 29 de junio de 1919, meses después del fin de las hostilidades bélicas, no pudo ser interpretada de otra manera que como una dura claudicación de Alemania a las exigencias de los vencedores. Ya lo había adelantado en portada El Norte de Castilla el 15 de mayo de ese mismo año, al señalar que los alemanes aceptaban todas las condiciones impuestas por aquellos. Un mes y 13 días después, la firma del Tratado de Versalles lo corroboraba.
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Lo firmado en Versalles escenificaba que el peso de la responsabilidad de la contienda recaía, casi exclusivamente, en el país germano (hoy, sin embargo, se tiende a repartir la 'culpabilidad' entre todas las potencias contendientes). Por eso contenía cláusulas especialmente duras, que comprendían aspectos territoriales, militares y económicos. De hecho, Alemania perdió el 15,5% de su territorio y el 10% de su población, el tratado la declaró culpable de haber iniciado la guerra y la obligó a pagar reparaciones por los daños causados, lo que generó un sentimiento de revancha contra los vencedores.
En concreto, Versalles fijó que Alsacia y Lorena pasaran a Francia; que El Sarre quedara bajo la administración de la Sociedad de Naciones durante 15 años; que Eupen y Malmedi pasaran a Bélgica; que algunos territorios de la Prusia occidental y del corredor de Danzing fueran asignados a Polonia, al tiempo que Danzing se convertía en una ciudad libre; que Lituania se hiciera con la zona de Memel; que el ducado de Schleswig se dividiese entre Dinamarca y Alemania, mientras que la Alta Silesia lo hacía entre este país y Polonia, y que los alemanes perdieran todas las colonias.
El ejército alemán quedó reducido a 100.000 hombres, sin artillería ni aviación, fue suprimido el servicio militar obligatorio y se obligó al país a pagar una fuerte suma en concepto de reparaciones, que ascendía a 132.000 millones de marcos oro. Con el fin de la Primera Guerra Mundial cambió profundamente el mapa de Europa al derrumbarse los imperios y proceder a un reajuste territorial cuyo impacto no siempre trajo consecuencias positivas.
Especial 165 aniversario
Entre los cambios más destacados, contenidos en los otros tratados (Saint-Germain, Trianon, Neuilly y Sévres), destacan la independencia de Hungría, Checoslovaquia, Polonia y Serbia, la cesión a Italia de Tirol del Sur, Trieste, Istria, parte de Dalmacia, Ridas y el Dodecaneso, la cesión a Serbia de Bosnia-Herzegovina, Eslovenia, gran parte de Macedonia y Croacia, la entrega de Transilvania a Rumanía y de Tracia Oriental y las dos islas del Mar Egeo a Grecia, y la administración de las colonias alemanas por parte de Francia, Reino Unido y Japón.
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Esta nueva división del mapa de Europa trajo, no obstante, problemas graves; el más importante, quizás, el de las fronteras difusas dentro de los nuevos estados, pues en todos o casi todos se crearon zonas limítrofes donde se mezclaban poblaciones distintas en cuanto a lengua, religión y tradiciones. Había, en total, entre 25 y 30 millones de personas dentro de las minorías nacionales o naciones en Europa central y oriental. De modo que si en teoría triunfó el principio de las nacionalidades en el sentido de la libertad defendida por Wilson para que un pueblo pudiera llegar a ser un estado libre y escoger su forma de gobierno –la democracia, según el presidente norteamericano–, contando con la libre elección de los ciudadanos, en función de su raza, su historia y su idiosincrasia, en la práctica se impusieron los planteamientos geoestratégicos y se verificó el dominio de un pueblo sobre los otros en el interior del mismo estado.
Al año siguiente se creaba la Sociedad de Naciones, una asociación de y entre estados cuyo objetivo central era garantizar y crear las condiciones para la paz entre las naciones. Promovida por el presidente norteamericano Wilson, comenzó con una lista de 13 estados neutrales –España entre ellos– que también se adherían al pacto y aparecerían como estados fundadores.
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El 15 de mayo de 1918 El Norte anunció que Alemania había aceptado las condiciones de los vencedores y «está acordado que se firme el tratado de paz sin hacer nuevas objeciones ni reparos al fondo ni al texto aliado». Con todo, la firma no se poduciría hasta mes y medio después.
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