1908: estreno de la Casa Consistorial
165 aniversario de El Norte de Castilla ·
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165 aniversario de El Norte de Castilla ·
El actual Ayuntamiento se inauguró el 19 de septiembre de 1908, día que empezaba la feria, después de una década de retrasos y dificultadesEn un capítulo anterior dejamos el edificio consistorial en plena construcción, después de un tortuoso camino plagado de dificultades, una vez efectuado, en 1879, el derribo del vetusto Ayuntamiento del siglo XVI. Desechado el proyecto de Antonio Iturralde, sería el también prestigioso arquitecto Enrique María Repullés, abulense de nacimiento y autor, entre otros, del edificio de la Bolsa de Madrid, el encargado de proyectar el nuevo Consistorio vallisoletano.
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La primera medida de Repullés era más que previsible: apenas utilizaría unos pocos cimientos de los ya construidos. El proyecto, presentado en agosto de 1898, consistía en un edificio rectangular de corte renacentista con torres en los ángulos y una más alta, en el centro de la fachada principal, donde se colocaría el reloj «como símbolo del orden, el escudo de la ciudad como signo de belleza, y el pabellón nacional, emblema augusto de la patria».
Dicha fachada principal estaría entonces formada por un cuerpo central con cinco grandes ventanales de arco de medio punto y otros dos en los laterales, correspondientes a las torres; y, en el interior del edificio, una imponente escalera principal y un no menos grandioso salón de sesiones. Según parece, Repullés se había inspirado en el Palacio de Monterrey de Salamanca.
Granito, calizas de Campaspero y de Villanubla, ladrillo, hierro, mármol y madera serían los materiales a emplear. El beneplácito de la Comisión de Obras llegó en diciembre, y el día 16 hicieron lo propio los concejales reunidos en la correspondiente sesión. Meses antes, concretamente el 1 de julio de 1898, el Consistorio se trasladó a un edificio de la calle López Gómez.
Especial 165 aniversario
Aunque los trabajos de desmonte comenzaron de inmediato, las obras de construcción del nuevo edificio hubieron de esperar a celebrar la subasta pertinente; el 1 de febrero de 1901 fueron adjudicadas a Ulpiano Ortega por un montante total de 1.077.918,40 pesetas.
El 20 de marzo comenzaron definitivamente si bien, como señalaba el mismo Repullés, «no sin que sufrieran algunos retrasos motivados unos por los temporales y otros por una huelga de canteros que tardó en resolverse, teniendo que apelar para ello a traer operarios portugueses». Se refería el arquitecto a los sucesos ocurridos a principios de 1903.
De manera que siete años después de comenzadas las obras, el proyecto de Repullés veía definitivamente la luz. La ornamentación externa, realizada conforme a los perfiles y dibujos de este arquitecto, se llevó a cabo con modelos de Pedro Algueró y por el tallista Manuel Cardenal, quien por cierto, no pudo finalizar los últimos al morir súbitamente a causa de un esfuerzo realizado al mover una piedra.
Para la decoración interior se abrió un concurso en 1907 que ganaron «Los señores Gargallo Hermanos», de San Sebastián, encargados de la escalera principal y salón de fiestas; «Algueró e hijo», de Madrid, responsables del salón de sesiones, vestíbulos y despachos de los tenientes de alcalde; y el pintor Francisco Prieto, que se hizo cargo del despacho del alcalde. El reloj de la torre, de Moisés Arroyo, quedó instalado en 1909, y la recepción definitiva del mobiliario tuvo lugar en 1912.
La inauguración del Ayuntamiento se verificó el 19 de septiembre de 1908, el mismo día en que comenzaba la feria de la ciudad. La fuerte lluvia obligó a las autoridades a resguardarse en el antiguo caserón de la calle Núñez de Arce, desde donde se dirigieron al nuevo edificio.
«La genial idea del ilustre arquitecto señor Repullés y Vargas, autor del notable proyecto, ha sido llevada a la práctica y hoy cuenta Valladolid con una Casa Consistorial que honra a su autor y a su pueblo», señalaba El Norte de Castilla.
Presidido el acto por el alcalde Eduardo Romero y Fraile; el presidente de la Audiencia, señor Bermejo; el comandante Valenzuela; el arzobispo José María Cos, y el fiscal de Su Majestad, señor Méndez, también estuvieron presentes Enrique Rubio Repullés y el arquitecto municipal, Juan Agapito y Revilla.
Este se refirió a la nueva edificación con palabras harto elogiosas, ponderando la suntuosidad, «con magnificencia de Palacio», de la obra de Repullés quien, por su parte, quiso destacar «la elegancia a la vez que la sencillez del nuevo edificio municipal, como asimismo la amplitud de sus dependencias».
«Al despedirme del edificio como padre del hijo que se ha emancipado, hago fervientes votos para que sus macizos muros sean égida protectora de los intereses de la ciudad, baluarte de las libertades municipales y decoro de este noble pueblo castellano, a quien, orgulloso de que mi nombre quede al suyo unido, con toda la efusión de mi alma dirijo mi cordial saludo sintetizado en este grito: ¡Viva Valladolid!», exclamó Repullés, quien también tuvo palabras de agradecimiento para Moisés Carballo, alcalde cuando le encargaron el proyecto, y a sus sucesores: González Lorenzo, Gavilán, Queipo de Llano, González Calleja, Vaquero Concellón, Bujedo, Semprún y, desde luego, Romero y Fraile.
Por su parte, el alcalde, en el breve uso de la palabra, felicitó a cuantos habían contribuido a las obras del Consistorio y pidió «a Dios que los Ayuntamientos nos hagamos todos dignos de esta ciudad, para quien son nuestros cariños».
Pero lo cierto es que no fue este el primer evento oficial que acogió el nuevo edificio. En efecto, meses antes, la celebración del centenario del 2 de mayo de 1808, fecha en la que dio comienzo la mitificada Guerra de la Independencia contra el invasor napoleónico, había tenido como escenario privilegiado el balcón principal del nuevo Ayuntamiento.
El Norte del 21 de septiembre de 1908 informó de la inauguración del ayuntamiento, que tenía «magnificencia de Palacio». Presidió el acto el alcalde, Eduardo Romero y Fraile, y asistió el arquitecto que lo había diseñado, Enrique Rubio Repullés. Las obras duraron siete años y costaron 1.077.918,40 pesetas.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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