Para El Norte de Castilla, Valladolid tenía un motivo más para la celebración y para enorgullecerse de sus prohombres más destacados. Era el 25 de septiembre de 1886 cuando el decano de la prensa informaba de que, días atrás, «el conocido comerciante Sr. Gutiérrez, con ... una esplendidez de que hay muy pocos ejemplos, y sin reparar en la cuantiosa suma que representa la obra, inauguró su magnífico Pasaje, con el que ha dotado al pueblo en que escribimos de un edificio como no lo hay igualo en otra capital de España».
En efecto, fijándose en los pasajes comerciales existentes entonces en ciudades europeas como Francia, Italia y Alemania, Eusebio Gutiérrez encargó al arquitecto Jerónimo Ortiz de Urbina la construcción de un pasadizo que comunicase dos zonas pujantes en el momento, la de la Catedral y la de la Plaza Mayor. El contexto no era otro que el de un espectacular desarrollo económico que hizo avanzar a una clase burguesa pujante, empeñada en mostrar su grandeza a través, también, del urbanismo capitalino.
La inauguración oficial tuvo lugar el 24 de septiembre de 1886: «Ayer a las once de la mañana se verificó la inauguración de este importante edificio con el que el rico comerciante de esta ciudad Sr. Gutiérrez ha dotado a esta capital», señala el periodista del decano de la prensa española. Asistieron al acto las principales autoridades, periodistas y directores de diversos periódicos, que, guiados por don Eusebio, «visitaron todos los diferentes departamentos do que se compone el edificio, incluso los sótanos y las bodegas, el Sr. Gutiérrez les invitó a un espléndido lunch, que como servido por el acreditado Café Imperial tuvo tanto de selecto como de elegante». A continuación, el promotor del pasaje «con voz conmovida dio en expresivas frases las gracias a todos los asistentes y nuestro compañero Sr. Díez Serrano le contestó como representante del periódico más antiguo dándole la enhorabuena por haber dado feliz término a una obra tan importante y que tanto puede estimular para la prosperidad de esta querida población».
Suplemento especial
El 17 de octubre de 1886 El Norte de Castilla dedicó un suplemento especial al pasaje que Eusebio Gutiérrez encargó al arquitecto Jerónimo Ortiz de Urbina.
El Norte de Castilla le dedicó un suplemento especial el 17 de octubre, no en vano la obra recién construida reunía los ingredientes prototípicos de esa demostración de modernidad: las cubiertas de hierro, las tejas de vidrio, la iluminación a gas y una serie de detalles ornamentales y escultóricos que hacían las delicias de los viandantes, todo ello en dos tramos articulados por una rotonda central, cubierta a su vez por una cúpula acristalada sostenida por ménsulas de hierro.
Insistía este periódicoen que el pasaje de don Eusebio Gutiérrez era más espacioso que el existente en Zaragoza y, aún más, que ni Madrid, ni Barcelona ni Sevilla contaban con nada parecido. «En su entrada principal hay dos magníficas estatuas que representan a la Industria y al Comercio y en su centro se contemplan las cuatro estaciones del año, siendo todo obras artísticas que merecen la aprobación de cuantas personas inteligentes las han visto. El alumbrado que por la noche ha de adornarle le constituyen grandes aparatos de bombas de cristal en que se lee el nombre del pasaje. Este tiene 23 tiendas o departamentos, algunos de los cuales están ya definitivamente arrendados y ayer se abrieron al público».
Por su parte, las pinturas, obra del palentino de Fuentes de Nava Salvador Seijas, muestran alegorías de la Industria, el Comercio, la Agricultura, la Primavera y Apolo y las Bellas Artes. Con el paso del tiempo, sin embargo, el Pasaje Gutiérrez se fue deteriorando sin que los propietarios hicieran nada por evitarlo. A la altura de 1980, este periódico alzaba la voz de alarma por el progresivo deterioro del histórico pasadizo, abandonado y descuidado por todos. Fue en 1986 cuando los dueños cedieron la propiedad de uso al Ayuntamiento a cambio de su restauración. Ésta se prolongó entre 1990 y 1993. Cinco años después, la Junta de Castilla y León lo declaraba Bien de Interés Cultural.
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