El torrente de datos que cada día evidencian la herida (también demográfica) que ha provocado la pandemia del coronavirus no deja de manar. Y cada nueva cifra se recibe como una gota malaya sobre los registros de población. El Instituto Nacional de Estadísica (INE) abrió ... este martes de nuevo el grifo para certificar la enorme brecha que se ha abierto entre las anotaciones de nacimientos y las de defunciones.
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Nunca, jamás desde que existen registros (el año 1941, apenas meses después de concluida la Guerra Civil), había sido tan abultada la pérdida de habitantes por razones estrictamente naturales. El padrón de la provincia adelgazó durante el primer semestre de 2020 en 1.643 personas (a un ritmo medio de nueve cada día), como resultado negativo de la diferencia que hay entre los alumbramientos y defunciones. Nacieron el 2,1% menos que en esos meses de 2019, murieron el 25% más.
La primera parte de la ecuación la conocíamos ya desde hace meses: el coronavirus ha llevado a la provincia a cifras de mortalidad inéditas en los registros oficiales. El año pasado, entre enero y junio, fallecieron 3.242 personas en Valladolid. Fueron 665 más que en el mismo periodo del año anterior. Y habría que remontarse a 1941 en plena posguerra, para encontrar un primer semestre en el que fallecieran más de 3.000 vallisoletanos (entonces fueron 3.018). Abril con 850 óbitos fue el mes más luctuoso; de media, nueve fallecidos al día. En abril de 2019 hubo que oficiar 371 entierros. Le sigue un marzo de luto, con 622 esquelas (frente a las 449 del año anterior).
Este exceso de mortalidad ya había sido detectado en estadísticas anteriores, tanto del INE como de la Junta de Castilla y León o del Ministerio de Sanidad, que apuntaban a la semana 14 (la comprendida entre el 30 de marzo y el 5 de abril) como la peor: 283 muertos en la provincia. El INE subrayó este martes estas excesivas cifras de mortalidad, pero añadió un dato hasta ahora desconocido. Valladolid no se tuvo que enfrentar solo a un volumen de mortalidad récord en las estadísticas oficiales, sino que eso vino acompañado de un nuevo mínimo en la natalidad. Nunca habían nacido tan pocos niños.
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Entre enero y junio de 2020 vieron la luz en Valladolid 1.599 bebés (816 niños y 783 niñas). Son 35 nacimientos menos que en el mismo periodo del año anterior y acentúan una crisis de natalidad que provoca descensos generalizados de nacimientos desde el año 2008. Es un bache mucho peor que el que se marcó en los años 90 del siglo pasado. Entonces, el mínimo fue de 1.734 bebés, en el primer semestre de 1998. Ahora son 1.599. Las concepciones tuvieron lugar antes de que se declarara la pandemia del coronavirus y habrá que esperar a las cifras de los próximos meses para comprobar si la crisis sanitaria ha supuesto un rejonazo más a la hora de tener hijos. De entrada, los servicios de obstetricia de los hospitales hablan de una caída del 12,3% en los embarazos entre enero y octubre. El mes con más partos fue marzo (298). El que menos, junio (230).
Así pues, el exceso de mortalidad provocado por la covid ha llegado justo en un momento en el que la provincia anota su peor cifra de nacimientos, por lo que el mordisco en el padrón, por causas estrictamente naturales, es el más grande visto ahora. Y ni siquiera los movimientos migratorios, la aportación de los nuevos vecinos llegados de otros países, será suficiente (como ocurrió en 2019) para compensar esa pérdida de población por la diferencia entre muertes y nacimientos. El INE publicará este jueves los datos de migraciones, pero ya se intuyen mínimos, por el cierre de fronteras que, desde marzo, impuso el coronavirus.
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Este panorama no es exclusivo de Valladolid, ya que se reproduce en todo el país. En el conjunto de España, el número de nacimientos se redujo el 4,2% en el primer semestre de 2020 (la tendencia a la baja también se da a nivel nacional), mientras que el de defunciones aumentó el 19,6% (con 262.373 muertes en todo el país, cuando entre enero y junio de 2019 fueron 219.350). Solo dos comunidades (además de Ceuta y Melilla) tuvieron saldos vegetativos positivos. En Murcia y Baleares nacieron más perosnas de las que murieron.
Pero, además, otro efecto colateral. Ni una boda, ni una sola boda se registró en Valladolid durante el mes de abril del año pasado. El estado de alarma y el extremo confinamiento impidieron la celebración de uniones matrimoniales en la provincia. Cero enlaces, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que certifican que los matrimonios cayeron a mínimos históricos durante el primer semestre de 2020. Hubo 236 bodas, once por la iglesia (62 en enero, 61 en febrero, 29 en marzo, 10 en mayo y 74 en junio), frente a las 633 del primer semestre de 2019. Osea, 397 enlaces menos. La mayoría, decidieron posponerlo hasta un tiempo mejor que no termina de llegar. Porque las celebraciones continúan sin bailes y con limitaciones de aforo.
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