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Arde su país entre violencia extrema y bajo los soportales de la plaza de Fuente Dorada los que un día lo abandonaron en busca de un futuro mejor se unen contra la barbarie que sufren sus compatriotas, sus familias, sus amigos. Cerca de una treintena ... de ecuatorianos residentes en Valladolid han clamado esta tarde-noche contra el «terror» que están imponiendo los clanes del narcotráfico en esa república latinoamericana, una espiral salvaje que parece no tener fin y que, de momento, le está siendo imposible contener al recién estrenado presidente, Daniel Noboa. «Basta ya de muerte», gritan bajo la lluvia tras su bandera tricolor y agitando pañuelos blancos como petición de paz.
«Hay mucho miedo, la gente está encerrada en las casas, no pueden trabajar, solo hay una hora al día para poder comprar alimentos... Necesitamos ayuda», comentan un grupo de participantes minutos antes del acto. Pide Gloria Salinas, presidenta de la Asociación Folclórica de Ecuador, respaldo para acabar con esta «dolorosa» situación. A los gobiernos del entorno y también «a Dios», al que al unísono rezan un Padrenuestro. «El presidente quiere el bien para el país, pero hay que ayudarlo, otros países de la zona pueden llevar sus tropas», plantea.
Cerca de ella, Jimmy Gómez está muy afectado. Las imágenes que ve en televisión y las noticias que le llegan desde allí de los suyos no son alentadoras. «La gente no aguanta más, está aterrorizada, estos criminales no respetan a nadie: extorsionan, matan...», lamenta. Coinciden los concentrados en que Ecuador siempre ha sido «un país de paz, de personas trabajadoras y sociables». No se explican la explosión que ahora lo está llevando al caos, aunque apuntan a que la intención del nuevo Gobierno de poner coto a la delicuencia que se ha apoderado de la república ha unido a los capos de la droga y al sicariato en un pulso a vida o muerte contra el orden y la ley.
«Nos sentimos impotentes», reconocen los que desde Valladolid ven cómo su país se consume entre la muerte y el miedo desatado. Junto a ellos, algunos españoles se unen a un acto, al que tampoco ha faltado Jennifer Valverde, de la asociación Pacto Andino. «Os mandamos nuestra solidaridad, estamos unidos con ustedes y pedimos a Dios que acabe con esto», recalca Gloria en un mensaje que quiere hacer llegar a su gente y que en todo momento pone por delante la fe de un pueblo creyente.
Durante el acto, que se repetirá el próximo sábado a las 17:00 horas, un agente de la Policía Nacional se acerca a ellos. Les comenta que a las ocho de la tarde la misma plaza será escenario de otra concentración de apoyo a Gaza. A esa hora, unos se llevarán su dolor a casa y otros sacarán el suyo a la calle para confirmar que el mundo se desangra por muchos flancos.
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