El monumento a los Cazadores de Alcántara, que preside la entrada de la Academia de Caballería y que cumple noventa años desde su inauguración (el 25 de junio de 1931), en plena II República, ha sido el escenario este viernes del homenaje a la « ... gesta» protagonizada hace cien años, entre los meses de julio y agosto de 1921, por los 717 integrantes del Regimiento de Cazadores Alcántara número 14, en plena Guerra del Rif y durante el denominado desastre de Annual en el territorio del aún protectorado español de Marruecos. Allí, a finales de julio, se llegó a una «situación crítica», con el repliegue de las tropas, en el que su propio comandante en jefe, el teniente coronel Fernando Primo de Rivera (hermano del dictador José Antonio), después de recibir la orden de proteger la retirada, anunció a sus subordinados que había «llegado el momento de sacrificarse por la patria».
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En las sucesivas cargas contra los rifeños, que acabarían masacrando a las tropas españolas –las bajas rondaron las dieciocho mil–, especialmente durante la del 23 de julio, perderían la vida, según el balance oficial, 551 de los 717 integrantes del regimiento (32 oficiales y 523 soldados), cerca del ochenta por ciento de sus integrantes. Aquella carga del 23 de julio, a la que siguieron otras, evitó una «masacre aún mayor» durante una emboscada a las tropas que se retiraban en torno al cauce seco del río Igan.
Su historia, narrada por el coronel Ernesto de Navales al son de los toques que escucharon aquellos militares en 1921 –a cargo de la banda de clarines y timbales del escuadrón de escolta real–, resonó un siglo después ante la Academia de Caballería en un acto celebrado al mediodía, presidido por el teniente general Jerónimo de Gregorio, acompañado por el alcalde, Óscar Puente. A los pies del monumento que rinde homenaje a los Cazadores de Alcántara, y a la historia de la Caballería española desde el siglo XVII, depositaron sus herederos la tradicional corona en homenaje a los caídos. Y lo hicieron en una ciudad que no fue ajena a lo acontecido hace un siglo en el territorio marroquí.
Decenas de vallisoletanos llegaron a agolparse durante aquellos días, en los que España perdió la posición de Annual, a las puertas de este periódico para intentar conocer la identidad de los militares fallecidos en la contienda. Entre ellos destacaron la muerte del «héroe vallisoletano» Eduardo Guzmán Ruiz, un capitán de Caballería que perdió la vida el 21 de julio de 1921 al frente de su «'mía' (unidad) de fuerzas regulares indígenas de Melilla», justo antes de la retirada de Annual, en la que participarían las escuadras de jinetes del Regimiento Alcántara número 14.
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Valladolid, entre otros, lloraría también esos días la muerte del teniente de Artillería Antonio de Medina y Castro (el 24 de julio de 1921), cuya «gloriosa muerte junto a toda su guarnición» aún recuerda una placa en la fachada de su casa natal, en el número 7 de la calle General Almirante.
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