El ginecólogo Nacho González hace una ecografía a una paciente turca. N. G. B.

El ginecólogo vallisoletano que atiende a las embarazadas del terremoto de Turquía

Nacho González trabaja en Iskenderun, la ciudad más castigada por el seísmo

Antonio Corbillón

Valladolid

Lunes, 20 de febrero 2023, 00:05

Iskenderun. La ciudad de la asolada provincia de Hatay, asomada al Mediterráneo y con una población similar a la de Valladolid, está a 150 kilómetros del epicentro del terremoto. Pero la devastación fue tal que es la que más edificios afectados acumula en toda Turquía ... .

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Iskenderun es Alejandreta en castellano. En un descampado, libre de tantos edificios inclinados en un triste remedo natural de la torre de Pisa, se ha instalado el hospital de campaña de la misión START (acrónimo sajón de Equipo Español de Respuesta de Ayuda Técnica).

En menos de 72 horas son capaces de desplegar un hospital completo. Es su tercera misión internacional en dos años. Entre sus 85 profesionales hay bastantes castellanos y leoneses. En este territorio asolado que ha entregado al menos 40.000 vidas al terremoto más mortífero en lo que va de siglo, el futuro lo escribirán los hijos de las mujeres a las que atiende durante dos semanas el jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Río Hortega de Valladolid, Nacho González Blanco.

Proyecto START

En tres días, la cooperación española monta un hospital de campaña con más de 80 profesionales

De los cuatro miembros de START en el Río Hortega esta vez solo le han movilizado a él. Habla a trompicones con El Norte mientras la radio de campaña trae avisos urgentes para el completo equipamiento de este centro dotado de paritorio, quirófanos, veinte camas de hospitalización, pediatría, cirugía general, traumatología y rehabilitación.

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-Tras el fin del rescate de supervivientes, ahora es de suponer que la suya es una labor más hospitalaria. ¿Qué se han encontrado?

-Lo que más nos encontramos son embarazadas que vienen a control. Han perdido las citas de su ginecólogo habitual y vienen aquí a vigilarse con las ecografías y ver si los fetos están bien…. En general tienen estrés por la pérdida de citas.

-¿Han tenido ya algún parto?

-Hasta ahora solo hemos tenido uno, porque el Gobierno turco se está dando prisa en ofrecer opciones de atención sanitaria a la población. Ha habido muchas víctimas pero están trabajando rápido para recuperar lo antes posible la atención médica.

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-¿Ese primer natalicio tiene que ser una dosis de esperanza?

-Toda ayuda les viene bien y, sí, la vida se sigue abriendo paso. Pero lo más impactante es que se han quedado sin casas y están alojados como pueden: en tiendas de campaña, en contenedores de obra, polideportivos, en los coches… cada uno se apaña como puede. Nosotros somos un balón de oxígeno en la zona.

Trabajo en equipo

Junto al ginecólogo Nacho González hay un amplio equipo que ha sido acreditado para participar en misiones de alto estrés laboral

-¿Qué es lo más complicado que les dificulta su labor?

-La verdad es que es una población muy acogedora y agradecida. No tenemos grandes dificultades de comunicación con ellos porque en cada consulta hay traductores. Tanto de turco como del árabe porque hay también muchas pacientes árabes originarias de la cercana Siria.

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-Pero, ¿se han encontrado con situaciones límite?

-No, no. Eso no lo estamos viviendo. Atendemos a las embarazadas a punto de parir. Y los controles de clínica ginecológica. No estamos viendo grandes dramas. Si sufren otras situaciones como una rotura de cadera u otra lesión, las ven otros especialistas.

Sin tiempo para nada más

-Hay cientos de niños que se han quedado solos y están sin identificar. ¿Les ha tocado tramitar alguna situación de este tipo?

-Hemos oído que ha quedado mucho niño huérfano, pero nosotros no hemos percibido que estén llegando niños solos por aquí. Estamos dentro de un recinto y no salimos de él. Ni siquiera hemos bajado a Alejandreta a nada. Estamos metidos en el campamento las 24 horas.

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-¿Cómo es una jornada normal?

-Hacemos turnos de 9 de la mañana a 9 de la noche pasando consulta a demanda: según llegan se las atiende. Después entra un equipo de Urgencia las 12 horas nocturnas por si llega algún parto o urgencia. Estamos dos ginecólogos y dos matronas para el área de Obstetricia y Ginecología y nos vamos alternando las noches de guardia.

-Usted ha atendido en países y áreas devastadas. En Mozambique, Mauritania o Guinea,… ¿Se puede establecer alguna comparación respecto a lo que se ha encontrado en Turquía?

-Es contradictorio, pero siempre he estado en situaciones incluso peores porque los países tenían inferiores condiciones sanitarias. Turquía es muy Europa y tienen un tejido sanitario potente. Fue un impacto muy grande, pero creo que, con cierta rapidez, van a poder asumir la asistencia sanitaria de sus ciudadanos.

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-Cuando uno vuelve a casa todo le parecerá poca cosa comparada con un escenario devastado.

-Lo que te llevas de aquí es que no merece la pena quejarse mucho, discutir o entrar en polémicas porque hay gente que, sinceramente, lo está pasando mal a diario en muchas partes del mundo. Y eso te enseña a relativizar. Somos unos privilegiados y no nos podemos quejar. Tenemos que resolver nuestros problemas. El estrés real está en Turquía y otros países muy afectados.

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