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Su llamada a la Delegación de Defensa, a la par que telefoneaba a emergencias, sonó a 'mi perro se ha comido los deberes'. No era una excusa. Era la realidad de un joven, natural de un municipio de la Montaña Palentina y que este martes ... había viajado hasta Valladolid para presentarse a la oposición para vacantes en tropa y marinería. Llegó con tiempo y entró a desayunar en la cafetería Panissimo, cercana a las instalaciones de Defensa en Fray Luis de León, para, se supone, hacer algo de tiempo antes del examen.
Pero todo eso se truncó momentáneamente cuando al salir del baño se encontró un establecimiento vacío. Allí no quedaba nadie. Ni el dueño de la cafetería que escasos minutos antes le había atendido. La verja estaba bajada y su examen estaba a punto de arrancar. Así que, con la tensión del momento, avisó a emergencias para conseguir el primer objetivo de su apresurada mañana: salir del local.
Sucesos en Valladolid
Chema Cillero
Hasta el establecimiento, pasadas las 9:30 horas, se trasladaron los Bomberos de Valladolid y la Policía Local. Por suerte, o avatares del destino, una de las puertas que da acceso a un patio interior estaba abierta. Y de ahí, según relata el Servicio de Extinción de Incendios, todo fue más sencillo. «No tuvimos que tirar abajo ninguna puerta», añaden. El joven, de unos 20 años, saltó por una ventana para acceder a un inmueble y salir a la vía pública.
Fue en ese momento cuando comentó con Defensa lo que le acababa de pasar. A pesar de que la historia podría resultar inverosímil a ojos del tribunal calificador de Defensa, el joven palentino relató los pormenores y, aunque la prueba ya había arrancado, la pudo completar al enfrentarse a unas preguntas psicotécnicas desde un ordenador.
Mientras tanto, a la par que el opositor respondía a las cuestiones tras el susto, el propietario del negocio volvía a su local sin dar crédito a lo que había sucedido en su interior. «Tenía una reunión en plaza España y estuvimos fuera poco más de media hora. Al llegar, un vecino me ha relatado lo sucedido con la presencia de los Bomberos y de la Policía. Aún no me lo termino de creer», detalla Raúl Manrique tras dejar, «sin querer» a un cliente en el interior.
«Aún no me lo explico. Estuvimos alrededor de diez minutos en los que vi que nadie entraba en el local y cerré. Es verdad que no miré en los baños, pero me fui con la certeza de que no había nadie. Es más, al salir estaba otro cliente en la terraza. Le informé de que me iba a ausentar varios minutos, por lo que le dije que dejara sin ningún problema el vaso en la mesa de la terraza», recalca Manrique, preocupado en ese momento de si el joven había llegado a tiempo a completar el examen.
Y sí. Llegó a hacer el examen. De hecho, tras salir de la prueba, el joven palentino, según relató una de las camareras que se hallaba al final de la mañana en el establecimiento, telefoneó a la cafetería para transmitir que había podido hacer la prueba y que todo había quedado en una anécdota. Tal vez le toque repetir viaje hasta Valladolid si ha superado el primer examen.
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