Primer día sin mascarillas en los centros educativos. Rodrigo jiménez

Dudas en el primer día de colegio sin mascarilla

Los niños vuelven a verse las caras en los colegios de Valladolid. Muchos optan por la prudencia y seguir llevando el cubrebocas

Laura Negro

Valladolid

Miércoles, 20 de abril 2022, 15:09

¿Llevar o no llevar? Esa es la cuestión que muchos padres, profesores y también alumnos se han planteado hoy, antes de empezar las clases en los colegios de Valladolid. Aunque muy tímidas, se han empezado a ver las sonrisas que hasta ahora quedaban tapadas por la obligatoria mascarilla. Hoy, muchos, han decidido darse un respiro y 'descansar' de la medida más simbólica de la pandemia.

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«Nosotros hemos optado por la prudencia. A lo mejor la semana que viene estamos todos más asentados y tranquilos y se animan más a venir sin mascarilla. Lo iremos viendo poco a poco», decía esta mañana Luis Peña, director del CEIP Parque Alameda de Valladolid protegido tras una FPP2. Eran las nueve de la mañana cuando los escolares hacían fila en el patio de este centro educativo. Se veían muchas caras despejadas. Otras, en cambio, seguían cubiertas por cubrebocas con motivos infantiles. «Los profesores hemos hablado del tema y la mayoría vamos a seguir apostando por mantenerla puesta en las clases. Inevitablemente, tenemos mucho contacto con los niños. Se nos acercan mucho y por eso yo, particularmente, dentro del colegio pienso mantenerla. Me he acostumbrado y tengo un punto de miedo, ya que el año pasado estuve muy mal por la covid. Así me siento más protegido. Los datos de contagios siguen siendo preocupantes», añade.

Los padres se quedan esperando fuera del recinto para ver la reacción de sus niños. Les han dejado decidir a ellos qué hacer con la mascarilla. Teresa Casado y Carolina Gijón son la presidenta y vicepresidenta del AMPA de este colegio vallisoletano y se muestran partidarias de «normalizar» la situación. «Hay padres que prefieren que los niños mantengan la mascarilla. Otros en cambio, todo lo contrario, porque ven que están cansados de ella y que se ahogan en clase. Cada vez el peligro es menor y tenemos que aprender a vivir con ello», dice Teresa. «Mi hijo mayor estaba deseando quitársela, en cambio, el pequeño no se la quita ni en la calle. Según vean al resto de compañeros, así harán. Yo, por si acaso, en los interiores, seguiré con ella», completa Carolina.

Los alumnos de 6º del colegio Parque Alameda entran a clase de música. Algunos se han bajado la mascarilla hasta la barbilla. No saben bien qué hacer mientras miran a sus compañeros de pupitre. Unos a otros se animan y finalmente todos, excepto dos, deciden quitársela. Su profesora Esther Herrería, prefiere mantenerla puesta, en principio hasta final de curso. «Este primer día lo estoy viviendo con incertidumbre y a la vez prudencia. He aguantado dos años, así que prefiero esperar un poco más. Sólo me la quitaré algún ratito para cantar con los niños, pero siempre manteniendo la distancia. Mi trabajo es de mucho contacto, mucho movimiento, sobre todo con los más pequeños y me sentiré más tranquila con ella puesta», dice esta profesora que hasta el martes ha tenido dudas sobre cómo colocar a los alumnos en clase. «Quería mantener los pupitres en forma de 'U', pero me daba miedo que estuvieran demasiado cerca unos de otros si se quitaban la mascarilla, así que les he mantenido en mesas separadas. A los niños les hemos dicho que pueden hacer lo que ellos quieran. Los padres también nos han preguntado y la verdad es que no hemos sabido que respuesta dar. Hay mucha incertidumbre», dice.

Thiago, de 12 años, está feliz de ver la cara a sus compañeros, aunque reconoce que «tiene algo de miedo», sobre todo por sus abuelos. «Sigue habiendo riesgo, así que me la voy a quitar sólo algunos ratos», explica con ella en la mano. Su amiga Sofía, de 11 años tenía claro que, en cuanto pudiera, se la quitaría. Está contenta porque se sentía cada vez más agobiada por ella.

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Ventanas abiertas y medidores CO2

Gaby Rodríguez es tutor de 6º de primaria y en el patio ha optado por no llevarla. Dice tiene pensado «quitársela a ratos». «Los niños están deseando vernos las caras. Muchos quieren esperar unos días para dejar atrás las vacaciones de Semana Santa, por si hay un pico en los contagios. Yo a mis hijas, que estudian 1º y 4º de primaria, les he dado libertad para que hagan lo que quieran. Lo cierto es que estamos expectantes, ya que no hemos recibido ninguna pauta por parte de la Consejería de Educación al respecto», explica.

Hay diversidad de opiniones. En 1º de primaria, de los 13 alumnos que hay en el aula, 6 empezaron la clase sin mascarilla, pero a medida que avanzaban las explicaciones de su profesora Esther de Lope, dos más se animaron a quitársela. «Es una decisión personal de los padres y los niños. Algunos están muy contentos de que se les vea la cara», dice mientras enchufa el medidor de CO2 para controlar la calidad del aire. Las puertas y ventanas de todas las aulas, también se mantienen abiertas. En 2º y 5º todos los niños han optado por la prudencia y la mantienen puesta, mientras que en 4º, de los 18 niños, 5 han optado por liberarse del tapabocas mientras dan clase de expresión corporal.

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