
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Esto es Valladolid y estamos en diciembre. Quien diga que está contento con poder abrir solo las terrazas está loco, si casi no viene gente». El comentario de Charo Fernández, del bar Neptuno, junto a la Circular, resume a la perfección el sentir de un sector que encara el mes sin demasiadas expectativas. Al menos, mientras no se alivien las medidas de restricción. Porque lo que en otras condiciones, pese al frío, hubiera sido un domingo festivo de largas horas de vermú y bares llenos, esta vez se quedó a medio gas. El viento y las bajas temperaturas no dieron tregua –el termómetro no superó los cinco grados en toda la jornada– y privaron a la hostelería de la capital de recuperar sensaciones y volver a ver sus terrazas a rebosar de clientela –cumpliendo con las normas de seguridad por la covid, eso sí–.
«Estamos haciendo el negocio de un día normal, la gente viene, pero no más que otros días. Se toman su café, su cerveza y su pincho y se van, no lo alargan más tiempo como podría ocurrir en otras circunstancias», justificó Fernández –parapetada bajo dos cazadoras y un pañuelo atado al cuello–, al tiempo que insistió en que «esto no es ningún chollo». «Lo llevamos como podemos, nos estamos acostumbrando, pero en otras condiciones, este domingo de vermú tendríamos más gente y el doble de trabajo», añadió.
Las zonas habituales de picoteo del centro de la capital estuvieron lejos de alcanzar el aforo máximo permitido. A mediodía, apenas circulaban coches por las calles. Paseos, algunas compras, pero nada de vermú ni terrazas.
Tan solo atisbos de vida puntuales en establecimientos hosteleros como el de Maite Olmedo y Juan Rodríguez. En El Colmao no se pueden quejar. Porque, afirmó la propietaria, «la gente está respondiendo muy bien y no hemos parado». Pese al «frío helador» que corría por la calle Párroco Domicio Cuadrado, la clientela se volcó todo el fin de semana y solo les dieron un respiro de treinta minutos para descansar ambos días.
«El sábado no hicimos mala caja; muy lejos de lo de antes, pero aquí como estamos solo los dos no tenemos muchos gastos, por lo que nos sale rentable», argumentó Olmedo, mientras aseguró haber detectado una nueva tendencia entre sus clientes con esta nueva reapertura: salen antes y no regresan a su domicilio hasta poco antes del toque de queda. «Se quedan al mediodía y alargan el vermú. Por nuestra parte estamos muy contentos, porque quieras que no esta respuesta y predisposición te motiva a trabajar cada vez más», subrayó.
El pequeño comercio, por su parte, no rompió la costumbre de cerrar el domingo del puente de la Constitución. Tenían autorizada la apertura, pero solo una minoría decidió vivir el festivo tras el mostrador de sus negocios, lo que se tradujo en una escasa afluencia de transeúntes en las principales arterias comerciales de la ciudad. En Mantería, menos de diez tiendas abiertas. Alguna de calzado, ropa y reparación de teléfonos móviles. El resto, salvo las de alimentación o los despachos de lotería, con la verja echada. Cerca, en Santiago, una estampa similar.
Pero, ¿por qué no abrieron este domingo las tiendas de proximidad? El presidente de la Asociación Vallisoletana de Comercio (Avadeco), Alejandro García Pellitero, lo dejó claro: «De los festivos que se pueden trabajar, el comercio abre muy pocos y el que suele hacerlo es el más próximo al 24 de diciembre». Además, apuntó que «aún no vemos un tirón para salir de compras, la climatología tampoco acompaña y la hostelería solo tiene las terrazas abiertas». «No hay la vida que tiene que haber en la calle y es un día en el que tradicionalmente el pequeño comercio no suele abrir, solo las franquicias», sentenció.
Su homólogo en la Federación de Comercio y Servicios de Valladolid y Provincia (Fecosva), Jesús Herreras, fue un paso más allá y confirmó que «nunca hemos pedido ni queremos abrir en festivos». La reducida reapertura ayer de las tiendas a pie de calle fue, en su opinión, la «prueba palpable de que el comercio quiere cerrar en festivos y estar regulados». «Salvo excepciones, el comercio normal no abre en festivo. Alguno lo habrá hecho, pero por norma general no», indicó.
Con respecto a las ventas de cara a Navidad, ambos representantes coincidieron en que confían que a partir de esta semana haya un repunte en las compras, si bien «todo dependerá de las medidas de restricción que haya, porque van acordes».
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